Apuntes de un Dietario (V)

Advertimos a cuantos nos lean que estas descripciones son directas, con la impresión y yerros propios de quien dedica su vida a otro quehacer, pero que por su enorme amor a la Santísima Virgen de los Desamparados le honra con el relato, con el pincel, o bien realizándola con formas corpóreas de metal, madera o cerámica, o investigando y evocando hechos de primigenios que sirvan siempre para revivir su necesaria protección durante nuestro paso por esta vida.
Las recientes expresiones marianas de la barriada de Quart, -comprendida la ciudad y huerta, agrupaciones falleras de ambos lados del casco de la ciudad, dentro y fuera de la ultima línea de la muralla-, el hecho de la entrada por debajo de los macizos cubos de las Torres de Quart, que prueba el valor y la suntuosidad de estas calles y comisiones falleras, modestas en su mayoría, pero con ingenio y desprendimiento, hicieron imborrable para esta generación que no llegó a ver las magnificencias de 1948 en los veinticinco años de la Coronación Pontificia.
Estuvimos viéndola salir tan sólo, de Santa María Goretti en delirio de música, devoción y de pólvora mas el son ofrecido en magnetófono de un vuelo de campanas desde su templo situado en la Gran Vía de Germanías; de buena mañana la saludamos en San Francisco de Borja, —bellas pinturas religiosas actuales-, ¿quién dice que ahora no se podía hacer arte religioso con unción y mérito?, con una creciente avalancha de buenas mujeres, unas ya entradas en edad, aún cansadas y somnolientas por el extenso del recorrido de anoche, otras chicas jóvenes rogando ante Ella con lágrimas fugaces antes de ir a su trabajo con peinados que aun se advierte que ayer, anoche, hace tan solo unas horas, en la madrugada iban en la comitiva sin par, más organizada y con cierto orden dentro de su peculiar giro emotivo, reverente, popularísimo. Velas y luces envuelven la Imagen. En su anda se arraciman flor, ramilletes, bellas y carísimas especies importadas, envueltas, de brillantes y plateados papeles, cintas de sedas con los colores de nuestra enseña valenciana y como fondo en presbiterio y laterales y altares circundantes, ese riquísimo conjunto de estandartes falleros, enseña única, especial de cada Comisión.
En cada Parroquia adviértense marcadas diferencias motivadas por ese a veces intrascendente matiz ambiental; como difiere una calle de otra a pesar de quedar adyacentes, a pesar de formar parte de idéntica barriada.
La Colegiata es ya lugar mas apacible, —seguimos refiriéndonos en la primera devoción mañanera, al verdadero devoto que encamínase tan pronto clarea al templo—, y que llena el recinto sacro con inusitado fervor de oración, de compungidos semblantes, de entrecortadas suplicas; qué de escenas aleccionantes se nos dio vivirlas, mas imposibles por la cantidad el ir refiriéndolas ya que todas para lección y ejemplo vivo debieran publicarse.
Por todos los posibles debe efectuarse este acercamiento de la Madre a sus hijos.
Sabemos como la Original y Verdadera Imagen de Nuestra Señora de los Desamparados estuvo muchísimos años viviendo en las casas particulares del elegido y afortunado Clavario y, por multitud de pinturas aun existentes puede estudiarse el evolucionar de atuendos, sobre todo en el Niñito, --el "Jesuset" como complacido y entusiasmado le llama el señor Prior, don Joaquín Mestre—, de las incesantes ofrendas y preseas y brinquillos que en todo tiempo se la entregaba en acción de gracias. ¿Sería fácil anotar los singulares hechos conseguidos ahora por su paso en todas las barriadas visitadas?
La barriada intermedia del Pilar y las Esculas Pías es... dentro del ambiente más modesto ciudadano, lugar donde ayer, 4 de junio, recorrió la Imagen de la "Virgen Peregrina".
Multitud de carteles anunciadores en paredes, sobre los cobertores modestos en balcones, alegría y ambiente de gozo en el alma, pero cierto acre modo de vivir aflora en algunas calles estrechas.
No vendrían de sobra unas reflexiones sobre la caritativa actuación de la Cofradía en unos tiempos en que estas pobres mujeres eran auxiliadas y como las cuidaban y protegían en enfermedades, sacándolas del mal camino en que vivían, dotándolas para cambiar de estado, y ya como postrer remedio, confortándolas en los últimos latidos de su vida; más, luego, cubriendo su cuerpo con la Imagen de la Virgen.
¡Qué lección, si de cuando en cuando, sin publicidad apareciera el grupo de celosísimos c‏ofrades portadores de la Tabla donde se presenta la primigenia imagen y colocándola encima del féretro acompañar hasta la fosa su despojo humano mientras su alma, segurísimamente contrita, encontraría la salvación eterna!
Hemos nombrado la primigenia Imagen.
Existe tabla en forma de ataúd y de unos 1’80 de alto en la que queda plasmada Virgen con entornados ojos, rostro compugido, velo con coronilla vegetal —cual la prístina escultura de la puerta gótica del antiguo Hospital-, azucena en su diestra y el "Jesuset" sonriente prometedor de perdón con la Cruz de la Cofradía, lisas maderas con los tres clavos y en su centro la singular cruz trazada en verde y a sus plantas visión de la primitivísima capilla-vaso sepulcral adosada en el exterior del Aula Capitular y que ya sirve por 1379 para enterramientos de los ahogados encontrados al borde del mar "aquells que la mar scupía", y, según relato verídico aparece, como decoro y ornato de este lugar, un jazminero.
Cerrada esta capilla con unos toscos troncos de árbol guarda —guardaba—, protegida por tejadillo y resguardada por guadamacil tabla con imagen pintada de la Virgen, ¿es la primera, la "dels coIIarets" que ya desde el primer tercio del XV cubre el cuerpo de los "desamparados"?
Vuelve similar pieza ser objeto de veneración y en lo posible a trasladar los cuerpos exánimes de los actuales esquinados, por la vida misma de ellos —cosecha de cada generación— y aquellas almas ciudadanas verdaderos valencianos y devotos de la Virgen a solicitar que Ella les conduzca a su definitivo lugar terreno.
Son las cinco de la tarde. Abierto el gran templo de los Padres Escolapios, actual parroquia de San José de Calasanz, es ya lugar reposado donde se centra la piedad de esta demarcación. Varios, bastantes ancianos, gentes ya jubiladas vienen a postrarse ante la Virgen ahora sin prisas, ni gritos, ni apretujamientos.
Viene a a mi memoria una estampita que guardamos con especialísimo afecto.
La tiene mi madre y al acercarse a estas calles —donde ha poco se alzaba el Palacio de Parcent reviene en mi su recuerdo porque testigo fui al oírsele contar a mi abuela materna, cómo al guarecerse en los sótanos de este Palacio por los bombardeos de 1869 -ella tenía doce años-, cómo se dormía teniendo entre rostro y almohada esta estampita de la Virgen de los Desamparados.
Silencio y suave aroma. Frescor y perfume. Agradabilísimo olor... en efecto entre oración y mirada a su rostro, Niñito, Inocentes, atuendo, ambiente, observo como la rosa deshojada aparece desbordada, rebosante la Corona de la Virgen.

F. J. LLOP LLUCH
Mater Desertorum - València - nº 471 (01-12-1974)

 

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    Última modificació: 23-04-2024