HUERTA MÁRQUEZ, Marvin - Xico historia con tañer de campanas

Xico historia con tañer de campanas

En 1840 se le donaron al pueblo de Xicoténcatl tres campanas las cuales serían emblemáticas en el acontecer histórico del pueblo que anunciaría la enfermedad y muerte en el pueblo, dónde muchos murieron por la gripe española ; aquí las bandas de música era motivo de orgullo

La Villa de Escandón, hoy Xicoténcatl, fue fundada el 15 de marzo de 1751, con la advocación del “Dulce nombre de Jesús”, por el capitán Nicolás Álvarez.

Los primeros habitantes sufragaban sus necesidades con abundantes cosechas de maíz, que, junto con la ganadería, fue la base de la vida económica del pueblo; además el río Guayalejo les proporcionaba diferentes especies de peces para el sustento.

La Villa de Escandón cambio el nombre de Xicoténcatl, en honor del guerrero Tlaxcalteca, por decreto del Congreso del estado, cuando era gobernador Don Lucas Fernández, expedido el 27 de octubre de 1826.

En el siglo XIX, donan campanas

En el año de 1840 se le donaron al pueblo de Xicoténcatl tres campanas. Esta donación fue en honor del Dulce Nombre de Jesús (Patrón de esta Villa) y su importe total fue puesto por algunos de los principales vecinos de esta misma, entre ellos los señores Santiago de León, Ascensión Rodríguez, Jesús Morales, Ricardo Maldonado, Agustín García, Juan Reyna y otros.

No muy lejano tiempo, se conocieron tres viejecitas y vivían inmediato a las campanas, y estas habían sido hijas de donantes de esas campanas y por esa razón, probablemente siempre estaban al cuidado de ellas; si las sonaban aún siendo la media noche, tenían la costumbre de ir a ver quién y por qué motivo se hacía uso de ellas; algunas veces los muchachos por travesura daban una pedrada en las campanas y salían corriendo a perseguir al malhechor; Jamás pasaban queja a las autoridades, pues ellas se creían capaz de juzgar o castigar por aquel hecho.

Con esto se demostraba que aquellas familias jamás olvidaron el derecho y obligación que les dejaron sus padres, de tener celoso cuidado del campanario.

Una de esas viejecillas murió el 20 de marzo de 1888; otra en agosto del mismo año 1888 y la otra como cinco años después.

Surge una banda de música

En vista de la mejora que representaba las nuevas campanas, y por iniciativa de don Juan Reyna, quien dijo que el pueblo merecía una Música Fuerte, y que él estaba dispuesto a hacer el gasto total de su importe por el interés que tenía en que se formara la dicha banda.

Fue así que se organizó la primera Banda de Música que hubo en Xicoténcatl y para 1841 estaba integrada con jovencitos del pueblo; y entre ellos figuraba Norberto Morales, al que le tocó sonar primera cuerda en Clarinete.

Había mucha unidad entre los vecinos

Don Manuel Morales Rodríguez, en su libro “Recuerdos de aquel 2 de abril”, cita que cuando alguien se enfermaba en Xicoténcatl, todos los vecinos iban a verlo y ayudarlo; cuando se ponía en estado de gravedad se sonaba la campana grande para hacer saber a la comunidad; si tardaba en morir dos o más días, los mismos que no cesaba aquel toque ni de día ni de noche; a la hora que aquel enfermo moría iba el doliente a dar aviso al campanero, y este suspendía el toque y con esto sabían ya los vecinos que aquel

enfermo había muerto.

Si había dos enfermos graves la llamada era la misma y la diferencia era que el campanero al recibir el aviso primero, suspendía el toque por unos 15 minutos y luego le seguía: con aquello sabían ya los vecinos que había muerto uno de los enfermos.

“El toque de la campana era fuerte y pausado, como cuando va para la Iglesia un cadáver a recibir del señor cura su última bendición.

Esas campanas siempre estuvieron en el patio de la Iglesia Católica frente a la misma; en la esquina Norte del mismo patio, que quedaban contra esquina de la casa de los pilares de piedra Estuvieron en un tapete de palos muy fuertes, permaneciendo ahí hasta 1918 aproximadamente, cuando las cambiaron a la Torre que se construía.

Anastasio Jacobo Reyna patrocinó años después otra banda de música

El año de 1880, por segunda vez hubo música en la villa, ahora por iniciativa de don Anastasio Jacobo Reyna; este señor se interesó tanto para tal fin, que el gasto total de los instrumentos y demás corrió por su cuenta.

Los integrantes eran también jóvenes del pueblo y se consiguieron un maestro que no era de este pueblo, el que, al poco tiempo se fue, por lo que, sin pérdida de tiempo trajeron otro que enseguida murió en Xico y por tercera vez consiguieron otro, recayendo la tarea en el profesor don Ruperto Toledo, a quien la tocó formar dicha Banda. Entre, los músicos se encontraba Adrián Morales Pantoja, a quien le tocó sonar un cornetín en primera cuerda.

El Señor Reyna, iniciador de esta banda, al poco tiempo; murió (8 de octubre de 1883) y con ese motivo pocos años después se disolvió aquella banda.

Estos señores Reyna le hicieron muy buenos servicios al vecindario y municipio: uno de tantos fue el solar que regalaron para la Escuela de niños Justo Sierra.

Quisieron hacer un nuevo camposanto

En el año de 1897, refiere don Manuel Morales Rodríguez, se señaló el lugar para un camposanto, un poco al suroeste de donde cruzaba en 1949 la Carretera que viene de la Nacional con el Canal Grande de la Irrigación. Dicho sitio lo cercaron de palo, parado, y tenía como setenta metros por cada lado aquel cuadro; fácilmente no convino aquel lugar, porque jamás pusieron, puerta ni abrieron un solo sepulcro, pues se concretaron a hacer este nuevo camposanto al Sur del Camposanto viejo de piedra, y le cercaron dos lados (Oriente y Poniente); Porque al Norte estaba la tapia del camposanto viejo de piedra y al Sur estaba el lienzo del potrero de don Leandro Marroquí.

Surge una tercera banda de música

En el año de 1909, por tercera vez hubo Banda de Música en Xicoténcatl, iniciada y formada por don Bernardo R. Loperena, quien fue en ese año primer regidor del Ayuntamiento, y fungiendo como Presidente organizó la Banda. Por mera casualidad se encontraba en está trabajando un zapatero, de nombre Timoteo G. Cervantes, quien compaginaba su oficio con el de músico. Esa banda la conformaban, entre otros, don Manuel Morales Rodríguez.

La Banda fue chica y los instrumentos: un flautín, un requinto, tres clarinetes, dos cornetines, dos barítonos, tres trombones, un bajo sí bemol, un bajo mi bemol, tres saxores, una tambora los platillos y un redoblante. Las clases principiaron en octubre de ese año y salieron a tocar por primera vez, el miércoles 4 de mayo de 1910. Poco tiempo después de formada esta banda,se les fue el maestro, y últimas cartas que recibieron de él sus alumnos, estaba en la capital de la república, como director de la Banda Presidencial con un sinnúmero de músicos, según fotografía que les mandó.

Gripe española llega a Xico

En el año de 1918, en el mes de octubre, hubo una enfermedad que le decían gripa española, y murió muchísima gente.

A los muertos los arrimaban al camposanto en carretón tirado por una mula, y de cinco a siete difuntos se cargaban en aquel mueble, sin contar los muertos que traían de los ranchos inmediatos donde no tenían cementerio. Se hicieron tajos y en aquellos metían de cinco a seis cuerpos, procurando poner una poca de tierra arriba de aquellos, para que no los fueran a sacar los zopilotes. Cuando estuvo en su apogeo la enfermedad, no daban abasto el carretón y los sepultureros que hacían los tajos se quedaban muchas veces a trabajar hasta de noche, para sepultarlos al día siguiente, pues se les llegaron a juntar hasta 40 cuerpos.

Muchas de las veces, relata Manuel Morales Rodríguez, se veía el chorro de sangre salir de debajo de los muebles. Los sepultureros se relevaban cada veinticuatro horas y custodiados por soldados, porque los traían por la fuerza, y se dieron casos que algunos de los que andaban en su faena de tajos, veían llegar en el carretón a miembros de su familia muertos que habían dejado en la casa buenos y sanos. Se llegaron a hacer muchas sepulturas afuera del cementerio, y después qué pasó la enfermedad, se circuló todo lo que se había ocupado.

Historiador olvidado

Manuel Morales Rodríguez el olvidado historiador de Xicoténcatl. Nació a las cuatro del a mañana del día 17 de diciembre de 1883, en la villa de Xicoténcatl, Tamaulipas.

Fueron sus padres don Adrián Morales Pantoja y doña Altagracia Rodríguez. Fue nieto por vía paterna de don Zeferino Morales y de doña Carmen Pantoja, y materno de don Abraham Rodríguez y de doña Cayetana García.

Tuvo trece hermanos, entre los que destacaron: Lic. Jesús Morales, Fausto Morales y Adrián Morales; quien de grande radicó en Ciudad Victoria. En su juventud, al igual que su abuelo y padre, formó parte de la banda de música del pueblo. Le toco vivir en su pueblo los años aciagos de la revolución y epidemias que se vivieron. Contrajo nupcias el 25 de diciembre de 1924 con la señorita María Natividad Sánchez, nativa también de Xico. En ese tiempo se desempeñaba como empleado en esa villa. A su edad adulta, escribió un manuscrito a lápiz y en veinte fojas útiles escribió el libro” Recuerdos de aquel 2 de abril: La antigua villa Dulce nombre de Jesús de Escandón”, el cual terminó de escribir el 2 de abril de 1945, al cumplirse cuatro años del fallecimiento de su hermano Fausto, de ahí el nombre que le dio al libro en 1946 la imprenta “Progreso” de Ciudad Victoria. No se sabe bien a bien la fecha de su muerte, pero para 1979 ya había ocurrido, pues así se asentó en el acta de defunción de uno de sus hijos.

HUERTA MÁRQUEZ, Marvin

expopress (01-08-2021)

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