EL PERUANO - ¿Por qué no doblan las campanas?

¿Por qué no doblan las campanas?

Las campanas de la Catedral de Lima

Es difícil describir el sonido de una campana que tiene más de dos metros de alto. Es el retumbar de un gigante, el talán que puede dejar sordo al humano que se halla cerca. En la capital, quizá pase inadvertido ese estruendo debido a la contaminación sonora que afecta a nuestros tímpanos. Las siguientes líneas son el inicio –con final– de nuestro encuentro con la campana mayor de la Catedral de Lima.
Andrés Rodríguez Malpartida, de 49 años, abre una puerta marrón lustrosa e inicia así el camino que hay que seguir para llegar a la torre derecha (vista desde la Plaza Mayor) de la Catedral de Lima.
Un sampedro crece desordenadamente sobre el macetero. “Dicen que silba cuando entra un ladrón a las casas, tiene como 40 años y todavía vive”, comenta el guía. El visitante apenas puede observarlo con curiosidad. Primero debe mantener la vista fija en el camino, pues hay que pisar cuidadosamente los peldaños que crujen con cada paso. La madera está reseca por el sol y la intemperie.

En la torre. No es la sensación de coronar una montaña, pero desde la torre se tiene una vista de la ciudad que gozaron pocas personas. Aquí confluyen los vientos de los cuatro puntos cardinales, está fresco mientras afuera la gente se sofoca de calor. En medio de la estructura y sostenida por una gruesa viga de madera, permanece la campana de más de dos metros y sabe Dios cuántas toneladas de peso.
Su badajo de bronce es más grande que una pelota de fútbol. Quien lo acciona debe tomar impulso con la soga dos o tres veces antes de que se escuche el primer talán. Andrés Rodríguez da la impresión de ser un enano parado debajo de un gigante.
“Nunca pensé tocar la campana, pero tuve un sueño en que lo hacía. No sabía qué significaba hasta que un día pidieron que repiquen las campanas y fui elegido por los padres; con eso mi sueño se cumplió”, comenta el trabajador, que tiene 15 años de servicios.
Aunque él realizó esta misión durante dos años seguidos, no es el campanero oficial de la Catedral; es más, no existe tal cargo.

Recuerdos. “Talán, talán, talán..., era antaño el sonido para llamar a misa, pero cambiaba según la ocasión”, dice Orlando Alegre, encargado del Museo de Arte de la Catedral de Lima.
Debido a sus 26 años de labor, es uno de los llamados a describir parte de la historia transcurrida tras estas enormes paredes que datan de la época colonial. “Había que tener maña y sentido del ritmo. Una persona que lo tuvo fue Luis Lino, que ahora debe tener más de cuarenta años; él podía tocar tres campanas a la vez”, afirma.
Eso era lo máximo que podía hacer, porque dos de las cinco campanas están rajadas e inservibles. Los últimos repiques se hicieron durante el fallecimiento de los cardenales Juan Landázuri y Augusto Vargas Alzamora.
De modo que cuando preguntamos por qué no tañen las campanas, responde: “Simplemente porque se perdió la costumbre”. Sin embargo, podemos afirmar –parafraseando al poeta– que cuando lo hacen (lo hicieron), “...doblan (doblaron) por ti”.

EL PERUANO
El Peruano (22-01-2002)
  • Catedral Primada de San Juan Evangelista - LIMA: Campanas, campaneros y toques
  • LIMA: Campanas, campaneros y toques
  • Toques manuales de campanas: Bibliografía

     

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    Actualización: 20-04-2024
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