Alrededor de medio centenar de vecinos fueron testigos en primera línea de cómo las campanas de Sant Jaume y San Vito de la iglesia Nativitat de Santa María de Alcanalí fueron descolgadas de sus yugos, con la ayuda de una grúa, para ser trasladadas al taller de Manclús de Rafelbunyol donde serán restauradas.
El proceso de mejora de estas campanas durará un par de meses, por lo que se espera que a principios del próximo año vuelvan a sonar en el municipio.
Según confirmó el cura párroco, Pablo Aranda, “los operarios tardaron una hora en descolgar las dos campanas y no se produjo ningún incidente”.
Aranda explicó que “se descolgaron y se depositaron en el rellano del campanario para que la grúa se las llevase ayer, junto a los antiguos yugos de hierro y las piezas que ya no son necesarias”.
Del día de ayer, el párroco destacó la expectación creada por poder ver in situ las campanas. De hecho, dijo ‘‘los más mayores se colocaron alrededor de estas dos piezas mientras recordaban en voz alta cómo en épocas anteriores se bajaron las campanas para su refundición o para su electrificación”.
Para Aranda, la jornada vivida ayer en este pequeño municipio del interior de la Marina Alta se resume como “un gran día de fiesta en donde todos hemos tenido la oportunidad de disfrutar de la majestuosidad de estas dos piezas del patrimonio cultural del pueblo”.
Agilizar el proyecto
El sacerdote mostró su alegría porque en principios ‘‘esperábamos restaurar sólo una y, al final, vamos a trabajar con dos por lo que podemos agilizar el proyecto que acabamos de iniciar”.
Una de las campanas que se han llevado a restaurar, Sant Jaume, es la más grande con la que cuenta el campanario, pesa 343 kilos y data del año 1911.
Según Aranda, es la que peor aspecto presenta ya que con el paso del tiempo se ha ido resquebrajando y necesita ser sometida a una nueva refundición.
La otra campana, San Vito, que se ha trasladado hasta el taller de los artesanos data del año 1806 y es la tercera en tamaño de las cinco que forman parte de la Torre de Alcanalí.
Así pues, ahora se han bajado dos campanas para que la restauración se haga por fases y “no dejemos sin campanas al pueblo”, comentó el cura.
Con la restauración y puesta a punto de este conjunto patrimonial se cumple uno de los objetivos que se marcó desde que fue destinado por la Diócesis de Valencia a esta pequeña localidad del interior de la Marina Alta: arreglar las campanas.
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