Un año más, y van ya 19, los integrantes de l'Associació Cultural Colla El Pixaví descubrieron a los castellonenses los secretos del Fadrí, el emblemático campanario que preside la plaza Mayor. Más de 600 personas se animaron a subir los 202 escalones de un edificio que ha marcado la historia y las horas de la ciudad desde 1.604.
Los visitantes guardaron cola desde primera hora de la tarde y subieron en grupos de 30. Escucharon atentos las explicaciones de los guías, estratégicamente repartidos en cada una de las estancias. La primera de ellas, a la entrada, donde una lápida en latín informa de la fecha de finalización de las obras. La siguiente parada se hizo en la cámara del reloj, donde descansa la pesada maquinaria del cronómetro y parte la conexión hacia las campanas para hacer sonar las horas.
Un nivel por encima, la prisión de los eclesiásticos, de planta octogonal. A continuación, la vivienda del campanero que, por sus dimensiones reducidas, provocó algún comentario jocoso de los visitantes, que trazaron un símil «con los minipisos de la ministra» .
Por fin, la sala de las campanas, donde los visitantes pudieron conocer cada una de las ocho campanas: Dolors, Victòria, Cristina, Joaquina, Maria, Jaume, Àngels y Vicent.
La visita concluyó en lo alto del Fadrí, donde preside la imponente campana Tòfol y desde donde hay unas espectaculares vistas sobre la ciudad. Muchos aprovecharon para hacer fotografías panorámicas. La colla Pixaví, en el 25 aniversario de su fundación, obsequió a los visitantes con un diploma en el que se acredita la subida (y bajada) de los 202 escalones.
José Juan Sidro, miembro de la colla y vocal del Consell Municipal de Cultura, recordó que se trata del 19 año consecutivo en que organizan la pujada al campanar el lunes de Magdalena. «El primer año solo fuimos los miembros de la colla. Nos gustó tanto que pensamos que sería interesante extenderlo a toda la población» , explicó.
Sidro destacó el esfuerzo que realiza esta emblemática asociación para la recuperación de las tradiciones y la cultura. De forma desinteresada, sus integrantes estuvieron hasta que se hizo de noche explicando a cientos de personas los entresijos del Fadrí y la importancia que ha tenido para los castellonenses, que durante siglos han vivido al son de sus campanas.
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