Joan Fondevila, quien con no poco acierto se define como «campanólogo», tiene motivos para estar orgulloso. Esta mañana, una grúa levantará hasta lo alto del campanario de esta iglesia gótica en el corazón del Eixample las cinco campanas -dos de ellas nuevas- que después de una laboriosa restauración de más de nueve meses conformarán, según Fondevila, un «formidable instrumento musical».
Habrá que esperar, sin embargo, al 6 de octubre para escuchar el primer repique. Será el momento para poner nota a un trabajo al que Fondevila ha dedicado horas y esfuerzo, y que corre en paralelo al proceso de restauración global de la iglesia, que justo comenzó ayer.
Originariamente, la Concepció se dotó en 1879 de cuatro magníficas campanas de bronce fundidas por el maestro Buenaventura Pallés: Concepció (869 kilos), Rosa (650), Mercè (357) y Lleona (218). Vistosamente ornamentadas, en las asas de las campanas lucen incluso las caras de diversos personajes que ya merecerían por sí solas una investigación, una filigrana de Pallés, de quien se dice que fue consultado por Gaudí para la Sagrada Familia. Con todo, y pese al buen trabajo hecho en la Concepció, el paso de los años empezó a pasar factura a estas soberbias piezas, en especial a Rosa, que al romperse fue refundida en 1954 y bautizada como Pia. Ahora, al tener un timbre que no encajaba con las originales será substituida por Joana -805 kilos-. Como consecuencia, el destino de Pia es incierto, aunque el rector Ramón Corts está buscando un destino para que pase su jubilación.
Además de Joana se ha producido otra incorporación, Assumpta, una risueña campana de 235 kilos afinada en Do#4. «Vimos que el conjunto era demasiado grave, que le faltaba una voz femenina para dar mayor viveza al repique», comenta Fondevila mientras supervisa en lo alto del campanario los preparativos para el izado de las cinco piezas. Tanto la restauración como la construcción de las campanas se ha hecho en los talleres Petit-Fritsen de la ciudad holandesa de Aarle-Rixtel, uno de los templos por así decirlo del mundo de la campana. «Sí, en los Países Bajos hay muchísima tradición. Ahora mismo están construyendo en Toquio el mayor carrillón del mundo, con la campana mayor de más de 10.000 kilos», explica.
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