El repique en la iglesia de Fátima enfrenta a algunos vecinos con el párroco
Vista del campanario, en la avenida de Fátima
Los vecinos de la iglesia de Fátima ya no soportan más las continuas campanadas. Al menos, la mayoría de los 60 propietarios de los 4 bloques más cercanos a la parroquia. Y es que cada vez que suenan «se te cae la casa encima», explica Jorge J.
El repique comienza a las 7 de la mañana y no cesa hasta las 22.00. Como un reloj, anuncian horas en punto y medias, las llamadas a misa dos veces al día con 20 campanadas y el ángelus «con redoble de un minuto y medio», relata Daniel Heredia, miembro de la junta directiva de la comunidad.
Que baje el volumen
El malestar ha llevado a los vecinos a plantearse acudir al sacerdote. Se votó y la mayoría acordó pedirle que baje el volumen o que las campanas doblen menos veces. Pero el párroco no parece dispuesto a escuchar otra cosa que no sean sus campanas. Salvador Silva, que lleva 43 años de sacerdote en Fátima, cree que no molestan y afirma que cuando los vecinos compraron el piso sabían que había iglesia.
Suenan por ordenador
Además, recuerda que desde hace tres años no se tocan tan temprano durante los días festivos. Silva explica que desconoce si se puede bajar el volumen, pues todo el mecanismo está regulado por un ordenador.
Para algunos vecinos, como Fátima B., las campanas son una «alegría». También para Sergio G., que no ve lógico que la iglesia deje de tocar o toque menos veces.
La solución queda en manos del párroco. El vicario de la ciudad, Francisco González, apunta que es el sacerdote quien fija el horario, aunque lo normal es que se toquen para la misa.
Mientras tanto, las campanas de Fátima seguirán como un reloj, para alegría de unos y tormento de otros. Jorge J., con buen oído para esta música, cree que sería soportable si al menos el redoble fuese más «bonito».