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© Las Provincias (2000) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 20-04-2024 |
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La Dirección General de Patrimonio de la Generalidad sigue demorando la restauración de la fachada externa de El Fadrí de Castellón, cuyas campanas han sido rehabilitadas, motivo por el que uno de los estudiosos del campanario, Joan Andrés, pide que "acoja un museo etnológico para utilizarlo como reclamo cultural''.
Nació en 1604 separado de la catedral y a sus casi 400 años sigue buscando novias. Hace cinco, El Fadrí recobró el sonido, el repicar religioso y civil de sus históricas campanas, de la mano del Único campanero municipal que existe en la Comunidad Valenciana, el joven Fabio Jiménez.
Sus entrañas, sus salas interiores, también fueron adecentadas. Pero su fachada exterior, entre neoclásica y barroca, continÚa deteriorada, al igual que su relación con la mayoría de castellonenses.
Y es que, a pesar de ser la torre de la ciudad, a pesar de ser tan emblemática, muchos ciudadanos nunca han disfrutado de sus vistas o desconocen su historia.
Todo lo contrario que Joan Andrés, que, junto a Vicent Marzá, es autor del libro El Campanar de Castelló. Andrés, profesor de Historia en el I. S. Juan Bautista Porcar, explica que "El Fadrí se construyó entre 1591 y 1604 en dos etapas.''
La primera, la planta baja que llega hasta la primera faja, se edificó con piedras de baja calidad aprovechadas de la catedral y es la que está ahora más deteriorada.
Andrés asegura que el campanario "padece el mal de la piedra debido a las numerosas actuaciones agresivas que ha padecido a lo largo del tiempo''.
Pero lo que más incidencia tiene sobre sus piedras son "las emisiones de dióxido de carbono y los sulfatos, que hacen una reacción química que descompone paulatinamente la parte más sensible del campanario''.
Para combatir este efecto, Joan Andrés reclama que "se refuerce toda la fachada, como se hizo con el propio Ayuntamiento, que fue construido con una piedra similar a la del campanario y ha quedado muy bien restaurado''. El propio concejal de Cultura de Castellón, Miguel Angel Mulet, cuestionado por el deterioro de este emblemático edificio, se remite inmediatamente a la Conselleria: "Teníamos miedo de que el campanario tuviera una enfermedad grave y por eso pedimos un informe a la Conselleria de Cultura. La Dirección General de Patrimonio dictaminó que el deterioro no era alarmante y se responsabilizó de su rehabilitación'', que no llega.
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