ROVIRA, Alfonso - Las cuatro campanas del Santuario de la Virgen del Lluch

Las cuatro campanas del Santuario de la Virgen del Lluch



Construido en un viejo edificio, en su parte principal, era de planta rectangular, com­puesto por tres cuerpos unidos, uno de ellos por la parte delantera orientado hacía el mediodía. El bajo a la derecha y la totalidad del alto se hallaba destinado a vivienda de los ermitaños. El resto del edificio, en su parte izquierda, formaba el atrio del templo, constituyendo una sala rectangular de un solo piso bajo que disponía de altar.

A groso modo, este era el antiguo ermitorio del Salvador, en la cumbre de la montañeta del mismo nombre, como también describe el historiador alcireño Eduardo Part Dalmau en su publicación “La ermita del Salvador —Santa María de Lluch— (tradición e historia)” , editado por la comisión fallera Pintor Andreu de Alzira en el año 1986.

Parece ser que, según recoge Eduardo Part en su libro, este ermitorio data sus orígenes a mediados del siglo XIV; desapareciendo para siempre no hace muchos años. Allí moraron muchos años los últimos ermitaños, Enrique Sancho y su esposa Andrea Ceballos, que seguía la tradición de siglos de cantar els gojos, como ya lo describe el escritor Blasco Ibáñez en el capítulo tercero de Entre Naranjos.

Transcurrieron los años, muchos años, el viejo caserón fue muy visitado por los alcireños, principalmente los huertanos que cada año veneraban la imagen de su patrona; pues era, recuerden, y sigue siendo, la reina de los azahares de La Ribera. El viejo caserón, decíamos, amenaza­ba ruina y fue en las fiestas a la Virgen de 1922, en la predicación del recordado padre escolapio Pompilio Tortajada, el día 8 de septiembre, cuando incidió y alentó a los alcireños a la construcción de un nuevo ermitorio dedicado a la Virgen de Lluch. Fue unos años más tarde, en 1927, cuando una junta de alcireños, presidida por el doctor Lisardo Piera Azorín, acometieron los trabajos con los proyectos preliminares.

En las fiestas de San Bernardo de 1924 fueron inauguradas las obras en la explanada, que era muchísimo más pequeña que la existente. La primera piedra del actual santuario, se colocó el domingo 17 de julio de 1927, con asistencia del arzobispo de la diócesis, Prudencio Melo y alcalde, siendo los padrinos Lorenzo Colomer y Emilla Gisbert. Las obras continuaron hasta 1932, paralizándose por los motivos políticos de la época.

En marzo de 1936 la imagen de la Virgen de Lluch fue destruida. Al termi­nar la contienda fraticida se reemprendieron las obras que no finalizarían hasta el mes de febre­ro del año 1966, fecha en que se terminó de coronar el campanario, tras remozar la fachada. Avanzada la tarde del 14 de marzo de 1966, hacia las seis, llegaba al santuario el vicario general de la diócesis, que durante muchos años fue párroco de San Juan de Alzira José Songel Pérez. Fue recibido al pie de la escalinata por el director espiritual de la cofradía Joaquín Nadal Steinfelder y por el teniente alcalde en representación del ayuntamiento, doctor Enrique Montalvá Albentosa. También estaban presentes en este acto las falleras mayores de las fallas de la ciudad de Alzira con sus respectivas cortes.

Las cuatro campanas que se iban a bendecir se hallaban situadas, como muestra la foto, al pie de la escalinata. Antes de proceder a la bendición, junto a cada campana se situaron los padrinos correspondientes. Luis Suñer Sanchis y su esposa Carmen Picó al lado de la campana de la Virgen de Lluch, de quinientos kilos de peso y en memoria de su hijo Luis. De la campana dedicada a los Santos Patronos, de 300 kilos, fueron los padrinos Eugenio Martí San­chis y Josefina Galvañón Eced, de la Colonia Alcireña en Valencia. La tercera, denominada Virgen de los Desamparados, de 150 kilos de peso, tuvo como padrinos Manuel Sanfrancisco Llinares y a su esposa Amparo Ahulló Vila, que fueron representados por su hermana e hija. La cuarta, bautizada con el nombre de El Salvador, de 100 kilos, fue dedicada al joven alcireño reciente­mente fallecido Rafael Ruiz Beltrán, siendo padrinos sus padres Rafael Ruiz Baixauli y Ana Beltrán.

Realizada la bendición, el vicario general y los padrinos dieron los primeros golpes de sonería a las nuevas campanas. A continuación, en el interior del santuario, se celebró la eucaristía y, al finalizar la misma, el mismo vicario general, en nombre del arzobispo Marcelino Olaechea, dio lectura del decreto pontificio, por el que se otorgaba la coronación canónica a la imagen de la patrona de Alzira, la Virgen de Lluch, hecho que se llevó a cabo dos meses después, el domingo, 22 de mayo.

Las cuatro campanas siguen llamando a la oración a todos los habitantes de la comarca de La Ribe­ra desde su santuario de la Muntanyeta, si cabe, un poco más cerca del cielo.

ROVIRA, Alfonso
El Seis Doble (27-09-1992)
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