Actual estado de las obras de restauración de las torres de la Basílica Menor de San Juan (foto: Carmelo Martín)
Es cosa sabida que las campanas de la basílica de San Juan Bautista, de Telde, han hecho mutis durante un tiempo, por mor de tener que arreglar las torres de la iglesia, deterioradas por el paso de los años. Costó, pero, una vez puestas las manos en la obra, también las campanas y el reloj han sido sometidos a una revisión importante. De ahí su silencio, que hace del barrio de San Juan un huérfano de sones históricos.
¿Qué se sabe, realmente, de las campanas del santuario que alberga al Cristo de Telde? El archivo parroquial de San Juan es un referente determinante. Allí se dice que el 25 de Mayo de 1886, el doctor don José Pozuelo y Herrero, Obispo de Canarias y, entre otros títulos, senador del Reino, bendijo solemnemente las campanas de San Juan, “llegadas desde Londres”. Estuvo acompañado “del clero de las dos parroquias, de una comisión del M. I Ayuntamiento y demás autoridades”. A la entrada del templo “saludó al Obispo la Banda de Aficionados, que siguió ejecutando escogidas piezas con que amenizó la ceremonia”. Y añade el viejo libro: “Revestido de pontifical romano, procedió a la solemne bendición de las campanas”.
En 1888 aparece otro escrito. El 9 de Diciembre “para la bendición de las campanas de la iglesia del suprimido convento de San Francisco, de esta ciudad y la de la ermita de San José, del pago de Las Lagunetas, adquiridas por los fieles”, acude el citado Obispo, doctor don José Pozuelo y Herrero, Obispo de Canarias, senador del Reino etc. Lo esperaban las autoridades locales y un crecido número de fieles que, no obstante la lluvia que caía en abundancia al entrar en San Francisco, “saludó a su Excelencia Ilustrísima la Banda de Aficionados, que siguió ejecutando escogidas piezas”.
Las campanas de San Juan tienen, pues, su historia. Una historia unida, en cierto modo, a la de la Banda de Música de Telde, principalmente en los comienzos de ésta. Banda que, como se sabe, estuvo a punto de pasar a la Historia…, después de 120 años de existencia. Campanas y Banda de Música siguen vivas entre nosotros, lo que puede servir de advertencia a quienes, irresponsablemente, tratan de acallar las vivencias que pertenecen a los pueblos. Don Quijote recomendaba a Sancho Panza que “los que gobiernan ínsulas, por lo menos han de saber gramática”. Sin querer enmendarle la plana al Glorioso Hidalgo, admitamos humildemente que saber Historia también conviene a todos, sin excepción. Quedémonos hoy con la historia de las viejas campanas “llegadas de Londres”, calladas por un tiempo, hasta que vuelvan a la torre campanera de la iglesia de San Juan.
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