JUEGA PUIG, Juan - La casa de la Campana y de los vinos del coto de Lérez

La casa de la Campana y de los vinos del coto de Lérez

La historia de la actual sede del Vicerrectorado de la Universidad de Vigo está vinculada al comercio de los caldos "ullaos"

La historia de la Casa das Campás, actual sede de la Universidad de Vigo en Pontevedra, está vinculada al comercio del vino. La edificación es de cronología tardogótica y los emblemas de la fachada la identifican como perteneciente al linaje de los Puga, señores de la casa de Regodeigón, en Ribadavia. Posteriormente pasó a mano de los monjes benedictinos de Lérez, que en concepto de rentas forales recibían una importante cantidad de vino conocido como "ullao", caldos de la tierra cultivados en las cercanías de las poblaciones y destinados al consumo local.

Fachada de la Casa das Campás. - Autor: SANTOS, Gustavo
Fachada de la Casa das Campás. - Autor: SANTOS, Gustavo

Una de las edificaciones civiles más antiguas de la villa, la denominada casa de la Campana o das Campás, posee una historia ligada al comercio del vino. Levantada, en el primer tercio del siglo XVI, por algún miembro del linaje de los Puga, que poseían en Ribadavia su solar, acabará siendo utilizada por el monasterio de San Salvador de Lérez para despachar las partidas de vino, que percibía en su coto como renta foral.

Hasta hace pocos años, esta vetusta construcción era conocida como bar Pitillo, por albergar un establecimiento de hostelería, que abrió sus puertas en la posguerra y que obsequiaba a sus clientes con un elaborado de tabaco. Ya dentro del ámbito de lo legendario, se le puso en relación con el tesoro del pirata local Benito Soto. En la actualidad, adquirido y restaurado el inmueble por el Concello, sirve de sede del vicerrectorado de la Universidad de Vigo. La edificación es de cronología tardogótica, como demuestran sus arcos conopiales, contemporánea de los comienzos de la obra de Santa María. Su autoría puede atribuirse, por tanto, a algún maestre de los que participaba en las obras de la iglesia de los mareantes.

Volviendo a nuestra construcción, carece por completo de una documentación histórica que aclare sus orígenes. Messía de la Cerda, desentrañando el sentido de su heráldica, iluminó, en gran parte, sus orígenes.

Los emblemas de su fachada la identifican como perteneciente al linaje de los Puga, señores de la casa de Regodeigón, en Ribadavia. Las labras pontevedresas se repiten en la fachada de la llamada casa Gótica o de la Inquisición, en la calle de San Martín, así como en una de las claves de la iglesia de santa María da Oliveira, todo ello en Ribadavia. La presencia de un mismo linaje en Ribadavia y en Pontevedra no es casual; los vínculos económicos entre las dos villas se establecen en los años finales de la a Edad Media, acompañando al comercio de los vinos de las riberas del Avia, muy demandados, sobre todo, por las poblaciones del Cantábrico: Gijón, Avilés, Bilbao, San Sebastián?. Campesinos de Cerdedo, Caroi, Borela, Carballedo?arrieros ocasionales, cuando la actividad agraria lo permitía, bajaban en pellejos y a lomos de caballerías las cargas de vino hasta los puertos de embarque, básicamente, Pontevedra y Redondela.

Está perfectamente documentada la adquisición de viñas en el Ribeiro por tratantes en vino pontevedreses e, incluso, la instalación permanente en Ribadavia de alguno de ellos, vía matrimonial Lo llamativo del linaje de los Puga es lo temprano que certifica estas conexiones comerciales y cómo miembros destacados de la hidalguía participaban en aventuras comerciales, desmintiendo la creencia generalizada del absentismo nobiliar.

La denominación de Casa de la Campana, tal como se atestigua documentalmente en 1587, debe proceder de encontrarse a escasos metros de la fachada principal de la desaparecida iglesia parroquial de san Bartolomé o Vello.

Esta parroquia por causas que desconocemos carecía de campanario hasta que, en 1637, el maestre de cantería compostelano Benito Vidal acomete su construcción. Para financiar la obra fue preciso deshacerse de la vieja custodia parroquial de plata, mediando autorización arzobispal. Esta carencia obligaba a convocar a los parroquianos con el carillón de la inmediata casa de los Puga, que había pasado a manos de los benedictinos de San Salvador do Lérez. Sus badaladas indicaban el entorno rural de la villa, que delimitaba una frontera acústica, hasta donde fuera posible escucharlas.

Los caldos de calidad en la Galicia del Antiguo Régimen eran los cultivados en las ribeiras del Avia. Junto a esta producción hay que situar los denominados en el arzobispado de Santiago vinos ullaos, los vinos de la tierra, cultivados en el entorno de las poblaciones y destinados al consumo local. Tal vez, su denominación proceda de los viñedos del valle del Ulla, que abastecían a la ciudad de Santiago, denominación que de habrá extendido a similares plantaciones en otras localidades. Los regidores pontevedreses se ufanaban, en los años finales del siglo XV, de la calidad de las vendimias locales: el vino ullano que en la dicha villa se cogía era el mejor que se cogía en todo el dicho arzobispado del Padrón allá.

El monasterio de San Salvador de Lérez, como titular del coto del mismo nombre, percibía en concepto de rentas forales abundante cantidad de vino ullao, que despachaba en las dos bodegas que poseían los benedictinos: una en el propio monasterio y otra en la villa de Pontevedra, en la edificación que nos ocupa, la casa de la Campana. Un año de regular cosecha, como debió serlo 1587, disponía el monasterio en la taberna pontevedresa de diez toneles, que equivalían a 24 pipas de 210 azumbres cada una, unos doce mil litros.

Ese mismo año, Francisco Rodríguez, vecino de la villa y sastre, concierta con el abad para encargarse de la venta de esta partida de vino; cada azumbre se venderá a 16 maravedíes, en tanto que el abad no mande incrementar los precios. El encargado de las ventas percibirá 48 reales, a dos reales por cada pipa y una azumbre de vino. Ambas bodegas eran objeto de constantes cuidados, encargándose un tonelero el tener a punto los envases: ese mismo año de 1587, el artesano local Juan de Cidrás se compromete con el abad del monasterio a aderezar y que adereçará?toda la fustilla de pipas y toneles que la dicha casa y convento tiene, ansí en la villa de Pontevedra, como en esta casa y conbento, y que fuere menester para coger todo el bino que la dicha casa y conbento cogiere en este coto de Lérez.

El contrato posee una duración de tres años (1587-89) y en cada uno de ellos percibirá 7 ducados y una pipa de vino ullao de 3,5 moyos, la medida oficial, unos quinientos litros. El vino procedía de la propia viña que el tonelero trae en foro del monasterio; en caso de ser insuficiente, echaría mano de la producción de las plantaciones de otros foreros del coto, como era el caso de Bartolomé García o de Juan Sánchez. El vino lo recibirá en tiempo de nuevo, quando se saca de los lagares y a la dorna.

A Claudio Sanmartín Rodríguez

JUEGA PUIG, Juan

El Faro de Vigo (28-01-2013)

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