Cuenta la historia que en un pueblo de México sin demasiadas características que destacar, una vez se construyó una torre inmensa con unas campanas en su cúspide, algo que fue un acontecimiento verdaderamente destacado para aquellos habitantes de aquel poblado.
Esta torra era manejada por Ponciano Giménez, quien era el encargado de controlar el mecanismo del reloj, y a su vez hacer sonar las campanas al llegar determinado horario. Tanto fue el reconocimiento que tuvo este campanero, que de muchas localidades cercanas se hizo conocer su trabajo, y rápidamente accedieron a visitar aquel pueblo.
Una trágica noche de otoño, el campanero fue asesinado por maleantes forasteros de otro pueblo cercano, algo que no tan solo fue una tragedia para la familia de Giménez, sino que también para todo el pueblo que se quedó sin responsable a cargo de las campanas que habían hecho popular al poblado.
Años después, una noche pasada las doce, las campanas volvieron a sonar con una característica melodía de Ponciano, algo que alertó a todo el poblado que salió a las calles para ver qué es lo que sucedía, cuando al salir vieron a un hombre vestido de blanco que manipulaba las campanas, pero verdaderamente no pudieron ver de quién se trataba, aunque muchos aseguran que era el antiguo campanero.
Esta leyenda mexicana es una de las más contadas en los pueblos vacíos sin mucha vida para de esa manera interesar a sus visitantes.
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© Vagando en la Net (2014) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 25-04-2024 |
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