Se cuenta que en el campanario de la Iglesia hubo una campana con propiedades especiales. En particular, servía para ahuyentar las tormentas dañinas para los campos. Al acercarse la tormenta se daba la vuelta a la campana.
Sin embargo, en algún momento la campana se resquebrajó o rompió y se envío al artesano correspondiente para su arreglo; bien sea porque se refundió y perdió sus propiedades o porque se envió otra que no era la original, desde aquel momento la campana dejó de tener esas propiedades.
Recientemente en el diario digital Salamanca24horas ha aparecido una versión diferente en un artículo sin firma que altera sustancialmente la versión tradicional y real con aportaciones literarias que no tendrían nada de malo si se indicase la fuente y,precisamente eso, que es una versión literaria “adornada” que no responde estrictamente a la tradición oral. Podéis leer dicho artículo aquí.
Voltear las campanas o ahuyentar las tormentas con el sonido del metal es una costumbre extendida entre diferentes culturas y en particular se dió en diferentes localidades de España.
Como ejemplo dos vínculos:
Existen diferentes señales que aún se siguen usando. Para empezar está el “Toque de difuntos o Toque a muerto”. Se usa la campana grande y la chica, según el número de toques, sea par o impar se sabe si el fallecido es varón o mujer. También existe el “Toque a fuego” para avisar de que está habiendo un incendio y alertar a los vecinos para que vayan a socorrer.
Por último, aunque ya no se use, tal y como consta en la documentación del archivos municipal, que se inicia en 1698, los vecinos se reunían a “Toque a Concejo” para tomar decisiones desde el momento en que Navamorales tiene concejo propio.