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© Ayuntamiento de Santo Tomé (2015) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 18-04-2024 |
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Antigua villa fundada en el siglo XIV y escenario de batallas y escaramuzas en tiempos de la conquista cristiana, Santo Tomé, población eminentemente agrícola, ha conservado los vestigios de su ciclo festivo, íntimamente unido al devenir de las tareas agrarias. De este modo, pasada la Navidad, se celebra en este lugar la festividad de San Antón, patrón de los animales domésticos que de una forma mayoritaria, no hace muchas décadas, descargaban al hombre de las más pesadas faenas del campo. De ahí que a este santo abad, conocido también como San Antonio de Egipto por haber nacido allí en el siglo III de nuestra era, se le tenga por estas tierras gran devoción y a él se le encomienden la custodia y guardia de todos los animales útiles de la casa. Tradición antigua en Santo Tomé ha sido encender hogueras, con el ramón sobrante de la recogida de la aceituna, el día de su festividad, en torno a las cuales los más jóvenes cantaban y bailaban, asando en las ascuas de la luminaria todo tipo de productos de la reciente matanza. Costumbre de otros tiempos fue también la del llamado "marranillo de San Antón", el cual era criado por todo el pueblo para luego rifarlo o subastarlo y recaudar fondos para su cofradía.
Las mismas lumbres habrán de encenderse también para la Candelaria –el 2 de febrero–, también en un rito del ciclo festivo agrícola, fiesta religiosa donde se conmemora la Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación de María, tal y como era preceptivo para todas las mujeres que habían tenido un hijo recientemente.
En mayo, el día 15, se celebra en Santo Tomé, en un paraje cercano al núcleo urbano junto a las orillas del Guadalquivir, una romería en honor de San Isidro, que data de mediados de los años cuarenta del siglo XX. Esta celebración tiene la particularidad de que en los años en que la sequía ha sido pertinaz y las lluvias pocas se condena al santo protector de los agricultores a ser bañado en el río, si bien es cierto que algunos años es indultado de tan peculiar práctica. En esa fiesta todos los vecinos del pueblo comparten una monumental paella, recuerdo de la comida de hermandad de otros tiempos con la que eran obsequiados los labriegos menos afortunados.
En los primeros días de agosto celebra Santo Tomé sus Fiestas Turísticas o Ferias del Emigrante en honor a todos los temeseños y tomeseñas que en su día tuvieron que emigrar fuera del municipio en busca de una estabilidad laboral y una mejor calidad de vida. Estas fiestas suelen estar repletas de actividades ludico-deportivas, concursos, juegos para pequeños y grandes y por supuesto estupendas verbenas amenizadas por magníficas orquestas.
Celebra sus fiestas estivales en honor de sus patronos Santo Tomás y Nuestra Señora de los Remedios en la última semana de septiembre, tradicionalmente del 25 al 27, en las que fue costumbre muy antigua correr a los llamados "toros embolados", reses a las que para hacerlas menos peligrosas se les ponían unas bolas de madera en las puntas de los cuernos, según costumbre serrana ya perdida. En estas fiestas, muy celebradas, se le muestra una gran devoción a la Virgen de los Remedios, de la que cuenta la tradición que fue encontrada bajo una campana enterrada en el campo.
Conserva Santo Tomé, como toda la comarca de la Sierra de Cazorla, la tradición de su fandango serrano. Este fandango, de ritmo muy reposado, se bailaba sin fechas determinadas. La música corre a cargo de guitarra, panderos y platillos de bronce, golpeados al ritmo de una gran cantidad de coplas, que son improvisadas, suscitándose una verdadera "pica" entre los asistentes.
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