Desde ayer las cuatro campanas de la iglesia de San Jaime de Moncada ya no están en el municipio. Un estudio elaborado hace cerca de un año por la Conselleria de Patrimonio dictaminaba el estado degradado de las campanas y los peligros que podía suponer seguir utilizándolas, ya que alguna de ellas se podía llegar a romper.
Desde entonces el párroco de la iglesia, Ismael Valls, acompañado por miembros de la parroquia comenzaron a buscar una empresa que se encargara de la restauración y también de mejorar los sistemas de automatización.
Ayer acudieron al municipio los responsables de llevar a cabo esta tarea. Una grúa de 9 metros de alto comenzó a las 9.30 horas a bajar las cuatro históricas campanas, cada una de ellas dedicada a un santo. La mayor, San Jaime, pesa cerca de 1.000 kilos, mientras que Santa Inés, la campana más pequeña, pesa entorno a los 150.
“Todas las campanas están muy deterioradas, sobre todo la mayor, que desde hace un año no se utiliza, por lo que era necesario hacer una restauración, ya que de lo contrario no podíamos seguir utilizándolas”, indicó ayer uno de los sacerdotes de la localidad.
Las campanas volverán a Moncada para Pascua. “Podremos utilizarlas para las celebraciones de las fiestas de Pascua y, además, las tendremos a punto para la llegada del Papa a Valencia”, explicaron fuentes parroquiales.
El presupuesto de restauración asciende a 37.000 euros y será asumido íntegramente por la iglesia, aunque “el Ayuntamiento tiene pensado ayudarnos”.
Desde la parroquia se ha pedido a los vecinos generosidad. “Como en todos los demás gastos de conservación y mantenimiento de nuestro templo de San Jaime, os pedimos la misma colaboración y generosidad por parte de todos”, señala el párroco en su artículo central de la hoja parroquial distribuida estos días, respondiendo así a la situación económica y la repercusión entre los vecinos de la población.
Seguidamente, “estamos seguros que con la aportación de cada uno podremos hacer frente a esta necesidad de nuestra parroquia y poder mantener nuestros patrimonio cultural y religioso”, explica la hoja parroquial.
La parroquia de Moncada es una de las más elogiadas por el gremio de campaneros, que siempre ha destacado que la iglesia haya llevado a cabo la electrificación respetando íntegramente los yugos de madera, al contrario del 90% de los campanarios de la Comunidad Valenciana.
El sistema eléctrico utilizado para el volteo de campanas consta de dos motores de dos caballos para la campana grande, uno y medio para la mediana y un motor de un caballo para las dos campanas más pequeñas de la parroquia.
Las campanas de Moncada tienen el privilegio de ser de las pocas que se oyen tan bien, el motivo es su composición. Un 78% de cobre puro y un 22% de estaño fino es la fórmula perfecta para que suenen de forma armoniosa.
Las campanas de la Iglesia de San Jaime, elaboradas en Atzeneta d’Albaida, aunque la mayor fue fundida y vuelta a hacer en 1982, están hechas siguiendo esas proporciones de cobre y estaño.
Hasta que las campanas no vuelvan a la parroquia, los feligreses acudirán a misa sin oír su tradicional sonido. “Hemos avisado a la gente para que se sepa los horarios de las misas”, explicaron.
La reacción popular es de lamentar la ausencia de las campanas, el deseo de verlas otra vez en su tradicional ubicación y, por otro lado, la satisfacción que produce comprobar la inquietud y la decisión de mantener las campanas.
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