Toda Montilla ha estado estos días con la vista dirigida hacia la altísima aguja de la esbelta y señorial torre de la Parroquia Mayor de Santiago, donde un hombre intrépido, a cuerpo libre y sin la menor sujeción, ha realizado a cuarenta y cinco metros de altura importantes trabajos profesiones que más bien parecían arriesgados ejercicios circenses.
Se trata de Antonio Mendoza González, campanero titular de la parroquia del Divino Salvador, de Sevilla, más conocido por "El Hombre Mosca", el cual, sin andamiajes, ante la atónita mirada de numerosos vecinos que le observaban, valiéndose solamente de las piernas y los brazos, trepó desde el balcón del campanario hasta la parte baja de la cúpula, y una vez allí, utilizando una cuerda subió al remate de la misma, efectuando la improba labor de colocar la antigua veleta desprendida por un vendaval, teniendo que elevarla a pulso con sus 40 kilogramos de peso, tres metros de alto y dos de envergadura, para dejarla caer en el orificio de la piedra clave, siendo esta fase lo más difícil de su trabajo.