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© La Región (2016) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 20-04-2024 |
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La naturaleza acostumbra a enviar señales de la inconsistencia del ser humano, quizá para que no malgastemos el tiempo con disputas absurdas. Un terremoto de magnitud 6 en el centro de Italia en plena noche se ha cobrado ya al menos 120 vidas y es presumible que la cifra aumente según vayan pasando las horas. En la calle principal de Amatrice, una de las poblaciones más afectadas, sólo ha quedado en pie un campanario del siglo XIII. "Espero que sea un signo de buen augurio, que signifique que la ciudad no está destinada a morir, sino que podrá levantarse de nuevo y renacer", afirmó el alcalde, Sergio Pirozzi, a los medios desde el centro de un pueblo construido durante siglos y hundido en unos segundos.
Amatrice se erguirá mientras queden campaneros dispuestos a seguir con la tarea, conscientes de que un día las campanas también doblarán por ellos. Quizá se trate de una catástrofe natural más, pero sobrecoge porque las piedras han caído cerca y te das cuenta de que mañana te puede tocar a ti.
Por estos pagos continúa la diafonía política y a veces es imposible saber si el mensaje que intentan transmitir es distinto o continúan con la misma matraca, como si recitasen una oración desesperada. En medio de los escombros, casi siempre aparece una noticia que indica que en muchas ocasiones la sociedad civil posee unos cimientos tan robustos como los del campanario. La ONG Médicos sin Fronteras presentó ayer su balance del año 2015 en Galicia y los datos permiten creer que esta sociedad merece la pena. La organización alcanzó los 52.017 socios y colaboradores, un 50% más que el anterior ejercicio, que financian a los sanitarios que atienden tragedias como la de los refugiados o la de Amatrice.
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