OTERINO, Eugenio Jesús - Una torre centenaria

Una torre centenaria

Me voy a referir a la torre de la iglesia de San Pedro Mártir, popularmente denominada de Santo Domingo.

Comienzo con una previa y necesaria pregunta: ¿Cuándo va a cambiar el siglo y a iniciarse el tercer milenio? ¿En el año 2000 o en el 2001? Hay opiniones para las dos fechas.

Esta fue la causa de que en mi artículo: "MISIONEROS CLARETIANOS. Cien años en Medina de Rioseco (1894-1994)", publicado en esta Revista de Semana Santa en 1996 me equivocara al referirme a dicha torre. El cronista claretiano, en el que me inspiré, escribía que se inauguró al comenzar el siglo XX, interpreté que fue en la noche del 31 de diciembre de 1899 al 1 de enero de 1900, y esto no es lo correcto, y lo corrijo: se inauguró en la noche del 31 de diciembre del año 1900 al 1 de enero de 1901.

Con fecha 5 de noviembre de 1900 el Ayuntamiento de Medina de Rioseco autorizaba su construcción con un escrito dirigido al P. Superior de la Comunidad Claretiana y que empieza así: "En vista a la instancia por Usted presentada solicitando licencia para levantar una torrecita en la fachada de la iglesia de Santo Domingo...".

Los Hijos del Inmaculado Corazón de María o Misioneros Claretianos estamos celebrando los 150 años de fundación de nuestra Congregación. En Medina de Rioseco esta presencia misionera supera el centenario, como indiqué antes. Con este artículo quiero referirme en concreto a esta torre, casi centenaria.

La torre no tiene apenas valores artísticos, pero en sí considerada tampoco carece de ellos; lo que sucede es que desentona arquitectónicamente con la fábrica de la iglesia a la que le añadió. Sin duda que, cuando se proyectó y construyó, el criterio no era éste. La torre tiene, entre otros valores, su existencia casi centenaria, como una sencilla atalaya sobre las casas de Medina de Rioseco y asomada a una carretera nacional, y su importante simbolismo y contenido que nos puede servir en el próximo cambio de siglo. Así lo expresaba la crónica publicada en una revista oficial de los Misioneros Claretianos.

... Ahora una palabra sobre la Última noche del año y del siglo. El deseo de consagrar a Jesucristo algún monumento, que aunque humilde atestiguase perpetuamente nuestro amor al Redentor del mundo hizo surgir en nosotros el pensamiento de levantar en nuestra iglesia una torre.

Y en efecto en dos meses y como por encanto y con visible protección del cielo y con admiración de todos levantamos una hermosa torre de cuatro lados en el centro mismo de la fachada: se compone de tres cuerpos y está coronada por un esbelto chapitel que termina en una cruz de tres metros aproximadamente de altura. Estos tres cuerpos se ven separados por dos cornisas con placas de mármol, en cuyo centro aparecen dos escudos de piedra blanca de un metro de altura: en el primero brilla en grandes caracteres esta inscripción: "A Christo Iesu Regi saeculorum aurora saeculi XX" (A Jesucristo Rey de los siglos en la aurora del siglo XX); en el segundo destaca orlado de flores y en alto relieve el Corazón de María con esta letra a sus lados: "¡Corazón de Mariae, ora pro nobis!" (Corazón de María, ruega por nosotros).

En esta torre se colocaron tres campanas, una en el ventanal del primer cuerpo, otra en el del segundo y la tercera en el centro del chapitel que aparece abierto por sus cuatro lados. Dos de estas campanas se fabricaron en Vitoria: llevan en la parte superior del baso y bajo doseletes góticos los doce apóstoles, llamando la atención de todos por su buen gusto y esmerada labor.

La campana primera, que pesa unas 20 arrobas, fue regalo de D. Manuel Sanjuán, lleva la imagen de Jesucristo en su Corazón, sobre cuya cabeza se lee: "¡Reinaré!" y a sus pies: "¡Reinad!", en sus bordes hay esta inscripción: "A Jesucristo Redentor y Rey de los siglos en los albores del siglo XX - D. Manuel Sanjuán". La segunda campana pesa una 10 arrobas, lleva la imagen de la Santísima Virgen con su Corazón y este lema: "¡Oh dulce Corazón de María, se la salvación mía! -al rayar el siglo XX"; fue regalo de D. Manuel Lafuente y su señora Dña. Petra Fernández Bravo. La tercera es la campana que ya poseíamos, pesa unas 5 arrobas, ahora le están fabricando en Vitoria un yugo igual que el de sus hermanas, para que todas suenen y volteen igualmente formando como ya dicen por aquí una pequeña catedral.

La antevíspera del día último del año se colocaron las campanas con toda felicidad, habiendo llegado a ésta el día anterior, el día mismo en que se terminó la torre. A las diez de la noche Última del siglo se abrió el templo para exponer a Su Divina Majestad. Creíamos no asistiría mucha gente por tener la Misa cantada a las doce; pero con alegre sorpresa observamos que ya los fieles esperaban en las puertas y a los pocos minutos ya la iglesia estaba llena, principiando las confesiones que duraron hasta las doce. Al sonar la Última campanada de las doce, cantamos algunos himnos de victoria y nuestras campanas lanzadas a vuelo anunciaban por ver primera a Jesucristo, saludaban la aurora del siglo XX y llenaban de entusiasmo todos los pechos.

Nuestra iglesia estaba como no se recuerda haberla visto nunca, cuajada de bote en bote, lo mismo la nave central que las colaterales y su espacioso crucero: llegada toda la comunidad al presbiterio, cantamos el ¡Divino Espíritu bajad!, y acto seguido se cantó la alegre Misa de Puig, y predicamos a Jesucristo como Rey de los siglos; fue una noche de verdad solemne y santa: las comuniones en la Misa se acercaron a 400, y a las tres de la mañana se terminaba de adorar la Santa Cruz, asistiendo a este acto el Sr. Alcalde presidente del Ayuntamiento. Solamente los que conozcan las condiciones de esta localidad podrán apreciar en su verdadero valor todo lo que esto vale y significa. Y he de advertir que la fábrica de la torre se ha llevado a cabo de limosnas entregadas exclusivamente para este objeto

Completando esta detallada crónica: hace unos lustros fui testigo de que un viento huracanado tiró al suelo de la carretera la cruz que coronaba la torre; posteriormente, y después de varios intentos fallidos, las cigüeñas han conseguido asentar allí su nido. El Sr. Alcalde al que hace referencia era D. José Díez Serrano.

Por ahora la torre es ya casi centenaria. Deseos y sugerencias -más que proyectos elaborados- apuntan a su final o demolición. En un importante trabajo sobre la riosecana iglesia de San Pedro Mártir, Fernando José Fuentes Santamarta concluía sugiriendo: Convendría interpretar el remate del frontón con el motivo utilizado en la Colegiata de Villagarcía de Campos: cuatro bolas a modo de acróteras y una cruz en el vértice más alto.

OTERINO, Eugenio Jesús cmf.
Misionero Claretiano
Ciudad Redonda (1999)
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    Actualización: 23-04-2024
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