La puya'l ramu, con la nueva campana al fondo - Autor: MARTÍNEZ, P.
"El pueblo ha trabajado junto", afirma el cura al estrenar la campana y la cruz procesional de Sariegumuertu y Caes
En Sariegumuertu y Caes (Villaviciosa) saben bien que las campanas suenan desde la iglesia de Santa María, que ayer estrenó una de las dos figuras de bronce y también una cruz procesional, del mismo material. La parroquia celebraba la fiesta de La Ascensión y el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, bendijo los dos regalos -el primero, de la mayor parte de los vecinos; el segundo, donación de un solo particular- en una misa en la que explicó que estas campanas llaman "a vivir en esta casa de Dios, con los llantos y las sonrisas" propias de cada vida.
Sanz Montes agradeció la invitación del párroco local, Manuel Robles Freire, con motivo de la limpieza de la iglesia y la inauguración. El arzobispo no dudó en saludar a cuantos feligreses se le acercaron y todos juntos posaron para una foto de familia una vez se acabaron los actos religiosos.
Ambos sacerdotes oficiaron la eucaristía en un templo abarrotado, una misa que contó además con la actuación del coro "San Roque", llegado desde Lastres. Pero antes las campanas y la cruz fueron bendecidas para, tras la ceremonia, salir en procesión con la Virgen, que estuvo arropada además por un buen número de feligreses.
Las campanas son de bronce y son obra de los talleres de los Hermanos Portilla, en Cantabria. Llegan para completar la espadaña de la iglesia, monumento nacional, pues entre los avatares que sufrió el templo (quemó durante la Guerra Civil) una de las campanas fue sustraída.
Robles Freire alabó la respuesta del pueblo, "muy buena", y también el hecho de que hayan "trabajado juntos" y comprendido el valor de su iglesia. La jornada continuó bajo un sol de justicia y con un encantador ambiente familiar en el que no faltó una pequeña barra para despachar bebidas frías. El ramo fue desde Caes a la iglesia a bordo de un pequeño tractor, este año engalanado con una simpática y enorme montera. Entre las muchas donaciones que realizaron los vecinos para la puya'l ramu destacaron los comestibles, como la borona que un feligrés adquirió por 45 euros. Sariegumuertu y Caes concluyeron así un trabajo colectivo que tiene como resultado una parroquia renovada y más unida.
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