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© Diario de Avisos (2018) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 26-04-2024 |
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Los ciudadanos presentan sugerencias en el plazo de aportaciones previas para la nueva ordenanza que prepara Medio Ambiente
El plazo para hacer aportaciones previas a la que será la nueva ordenanza del ruido finalizó el pasado 16 de enero. A través del portal de participación ciudadana anclado en la web municipal, los vecinos podían hacer sus sugerencias. Dada la escasa publicidad que se dio a este proceso participativo previo, son pocas las opiniones que se han vertido en la página en cuestión, pero al menos son coincidentes en lo que parece que son los problemas más comunes en lo que a las fuentes de ruido se refieren: tráfico, animales domésticos o incluso el sonido de las campanas.
Así, el transporte público centra algunas de estas sugerencias. Concretamente, se explicita que la línea del tranvía por Ángel Guimerá-Rambla de Pulido, unido a las guaguas por las calles Miraflores, Porlier y Ramón y Cajal, hace que los vecinos de estas vías sufran el tráfico incesante de este transporte público, con el consiguiente exceso de ruido y vibraciones. En este caso, la sugerencia registrada llama la atención sobre el hecho de que la vía del Barranco de Santos está infrautilizada y plantea que se podría derivar el tráfico de guaguas por ella. Recuerda este vecino que, en su momento, se dijo que el desvío de las líneas de Titsa a través de Miraflores era provisional y se ha quedado como fijo. “Es insoportable el ruido y las vibraciones continuas día y noche. Deberán estudiar disminuir el ruido eliminando las líneas de transporte público paralelas que atraviesan la ciudad”, concluye.
A este vecino se suma otro que califica de “ensordecedor” el ruido que provocan las guaguas al pasar por calles secundarias, como la de Rafael Hardisson, “que está provocando muchas protestas vecinales”. Este residente propone que se prohíba el paso de guaguas por las calles secundarias o que se obligue a que las guaguas que funcionen en la ciudad sean eléctricas.
El tráfico también es el punto central de otra de las quejas, en esta ocasión, en referencia a las motos que circulan por la ciudad. Además de compartir su preocupación por el ruido del transporte público, añade el que hacen las motos, “sobre todo las de pequeña cilindrada”, que pasan a partir de ciertas horas por las calles de Santa Cruz. Hace referencia concreta a la calle Salamanca, “donde suelen pasar motos ya bien entrada la noche, que te ponen de pie del ruido que provocan. Se debería controlar este tipo de vehículos para que a partir de determinadas horas de la noche no circularan por calles céntricas”, concluye.
La falta de consideración vecinal centra otra de las propuestas. Así, se detalla cómo cada día hay más ruido en la ciudad y “lo peor” es cuando llega la noche. “Algunos vecinos no se dan cuenta o pasan de los demás y optan por hacer ruido de noche (taladros, televisiones a todo volumen…), y la tenencia de animales (sobre todo perros), que muchos vecinos abandonan en azoteas o balcones, hace que con sus ladridos no dejen dormir al resto de personas”, relata este vecino. “Creo que los animales no son juguetes como para abandonarlos”, añade.
También hace referencia a otro motivo de ruido: las tapas de registro que hay en las calzadas, “ya sea de alcantarilla, electricidad, etcétera”. “Al no estar rodeadas de una goma, el ruido que hacen al pasar los coches por encima, sobre todo de noche, es enorme, y no solo hablamos de una tapa, si no de cientos de ellas. Estos dos casos suelen ocurrir, por ejemplo, en Buenavista”, detalla.
Otro de los participantes que se identifica como habitante del barrio de Uruguay, además de considerar una magnífica iniciativa la nueva ordenanza, cree que es el momento para regular y controlar el ruido que hacen las campanas. Este vecino detalla su caso particular, ya que, afirma, “en mi casa venimos sufriendo, desde que la compramos (2002), el molesto ruido que producen unas campanas que creemos provienen del asilo de ancianos. Todos los días a diferentes horas, que tampoco coinciden con las horas en punto, y con diferente ritmo, lo venimos sufriendo, especialmente durante los fines de semana, que es cuando podemos descansar ”.
Este vecino explica que se trata de un ruido “muy molesto y súbito que altera nuestro descanso”. Argumenta que “no hay que olvidar que hoy en día la señalización sonora del tiempo ha perdido utilidad, pues el acceso a relojes y otros dispositivos electrónicos que marcan la hora es posible para cualquier persona, sin necesidad de que una campana marque las horas”.
Este vecino cita además una sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas de 13 de junio de 2016 que dice: “En la actualidad, la función horaria o de reloj del campanario de la iglesia carece de interés social y público, y no justifica que su mantenimiento pueda afectar al derecho al sosiego de los ciudadanos. Por lo que si no pudiera obligarse a una desconexión total del reloj, se propone como solución intermedia obligar a desactivar la conexión del reloj los fines de semana y días festivos”.
La actividad portuaria y María Jiménez, una relación difícil
Mención aparte merece el ruido que provoca el puerto, que ha sido objeto de regulaciones específicas. Así, una vecina de María Jiménez exige que en el mapa estratégico de ruidos se tenga en cuenta al barrio y, en concreto, a la zona de La Quebrada. “Desde octubre de 2005, los vecinos venimos sufriendo unos niveles de ruido superiores a los que establece la ley en zona residencial, debido a las actividades que se desarrollan en el Dique del Este”. Esta vecina recuerda que en 2015 ya un informe técnico les dio la razón sobre el ruido excesivo. “En 2017 la actividad en horario nocturno ha aumentado, y sin que nadie tome medidas”, concluye.
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