Las piezas catalogadas por la Generalitat están fechadas entre 1250 y 1659La resolución define cómo deben ser los mazos y aconseja los soportes en muros
Las campanas tienen mucho en común con las personas. Tienen nombre. Celebran los amores, miden el tiempo y lloran las muertes. Y también necesitan mimo y cariño. De hecho, así lo admite la Conselleria de Cultura para explicar por qué va a convertir en Bien de Interés Cultural (BIC) 70 campanas góticas de la Comunitat.
«Son el único instrumento musical que apenas varía de sonido a lo largo de los siglos. Cualquier cambio, de yugo, badajo o ubicación en la torre, modifica su sonoridad y puede poner en peligro su misma existencia». Por ello, «las antiguas deben tratarse con extremo cuidado, especialmente las anteriores al siglo XVII», muy abundantes en nuestro territorio.
Las campañas de inventario impulsadas desde Cultura ha dado como resultado un largo catálogo con campanas fechadas entre 1.250 y 1659. Son joyas de nuestro pasado que llevan siglos sonando y ahora, al fin, merecen un tratamiento especial que se resume en el régimen de protección que se ha establecido.
Como norma general, «cualquier intervención en estos muebles» deberá proponerla la conselleria. Además, se fijan unas austeras condiciones en caso de restauración. Por ejemplo, todo cambio en las instalaciones tradicionales «se justificará y documentará».
En caso de daño en alguno de los componentes de estas campanas no vale cualquier pieza de sustitución. «Deberán restaurarse, y en su caso reponerse, los yugos exclusivamente de madera, manteniendo o recuperando en lo posible las formas originales locales».
Al mismo tiempo, «debiera evitarse la mecanización de las campanas, reservándolas para toques manuales». La resolución de Cultura impide también «el uso de electromazos externos» para hacer resonar nuestros tesoros de los campanarios. En lugar de estos sistemas habrá que usar, en la medida de lo posible, «el propio badajo, tirando de él por medios manuales o mecánicos». Éstos, y en su caso los mazos externos, «tendrán unas medidas inferiores al 10% de las habituales».
Otras medidas para proteger estos bienes son soportes de las campanas a nivel del muro, recuperando los huecos tradicionales, imposibilidad de refundirse en caso de rotura o empleo de rellenos por soldadura. En las intervenciones con las campanas, éstas jamás se depositarán sobre el suelo, «sino en soportes más blandos que el bronce».
Francesc Llop es el Presidente de la Asociación de Campaners de la Catedral de Valencia. Valora así la protección de las campanas: «Era muy necesario. Sólo hay esas 70 campanas antiguas en nuestra región. Hay que mimarlas para que las gocemos nosotros y los hijos de nuestros hijos. Oyendo una campana del siglo XIV escuchamos el mismo sonido que escuchaban en la Edad Media, de ahí la importancia de preservar al máximo su sonoridad».
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