HERNÁNDEZ PÉREZ, Cristian Geovanni - Investigación sobre el templo católico de San Pedro Nonualco

INVESTIGACIÓN SOBRE EL TEMPLO CATÓLICO DE SAN PEDRO NONUALCO.

POR: CRISTIAN GEOVANNI HERNÁNDEZ PÉREZ – Autor.

(Email: cgeovanih@gmail.com)

(Puede reproducirse sólo para fines educativos y como condición, hacer referencia al autor)

Publicado por Juan Pablo.

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CONTENIDO.

1. ANTECEDENTES

2. INTRODUCCIÓN

2.1 Objetivos

2.1.1 Objetivo General

2.1.2 Objetivos Específicos

2.2 Metodología

2.3 Limitantes

2.4 Presupuesto

3. SAN PEDRO NONUALCO

3.1 Breve descripción físico espacial

3.2 Breve descripción sociocultural

4. CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO PARROQUIAL

4.1 Las fuentes utilizadas

4.2 Existencia de un templo anterior al actual

4.3 Inicio de la construcción del templo actual

4.4 Argumentos de construcción del nuevo templo

4.5 Ubicación del templo

4.6 Sobre los constructores

4.7 Conclusión preliminar

5. RESEÑA DE LAS INTERVENCIONES EN EL TEMPLO

5.1 Desde finales de la construcción, hasta el terremoto de 1915

5.1.1 Últimos detalles del templo

5.1.2 Primera modificación estructural

5.1.3 El Reloj

5.1.4 Referencia en la visita pastoral de 1911

5.1.5 El terremoto de 1915 y los daños en la portada

5.2 De 1915 hasta 1943

5.2.1 Terremoto de 1917

5.2.2 Declaración de “Altar mayor”, entabicado, y pavimentación

5.2.3 Atrio, púlpito, baranda del baptisterio y presbiterio, y nuevos altares (incluido un nuevo Altar Mayor)

5.2.4 Referencia a nuevos altares

5.2.5 Puerta de hierro del atrio, permiso de reparación de la fachada y anuncio de construcción de la sacristía

5.2.6 Temblor de 1932

5.2.7 Sacristía

5.2.8 Reconstrucción de la fachada “morola”

5.2.9 Cambios en la ubicación del reloj de la fachada

5.3 De 1948 en adelante

5.3.1 Capilla del “Niño Zarco”, baranda del baptisterio y reparación del techo.

5.3.2 Las campanas

5.3.3 El coro

5.3.4 Los altares y camarines, ventanas y puertas

5.3.5 El Presbiterio

5.3.6 Las bancas

5.3.7 Nueva intervención en la fachada

5.3.8 Trabajos en el techo y renovación de instalación eléctrica

5.3.9 Reconstrucción de la torre izquierda

5.3.10 Varios trabajos de carpintería, y pintura en 1980

5.3.11 Sustitución del altar mayor

5.3.12 Construcción de los últimos nichos

5.3.13 Modificación del baptisterio

5.3.14 Renovación de instalación eléctrica y pintura

5.4 Conclusión preliminar

6. SOBRE LA DECLARATORIA DE MONUMENTO NACIONAL

6.1 El Sr. José María López Argueta, y la declaratoria

6.2 Los pobladores actuales de San Pedro Nonualco y su percepción sobre el decreto

6.2.1 Conocimiento del Decreto, al momento de la aprobación

6.2.2 Conocimiento del impulsor del decreto

6.2.3 Motivaciones para el decreto

6.3 Conclusión preliminar

7. CONCLUSIONES GENERAL

8. ANEXOS

8.1 Anexo 1: Decreto Legislativo que declara Monumento Nacional el templo católico de San Pedro Nonualco

8.2 Anexo 2: Listado de informantes

1. ANTECEDENTES.

El presente trabajo es resultado de un proceso de investigación desarrollado, durante los meses de septiembre y octubre de 2005, en el que se han tratado, algunas cuestiones necesarias, para dar paso al proceso de restauración del templo católico de San Pedro Nonualco.

En 2001, «San Pedro Nonualco había colapsado en su estructura física[i]», debido a los dos terremotos que asolaron fuertemente todo el país; como consecuencia, el mencionado templo resultó severamente dañado, al igual que el 99% de las estructuras del municipio[ii]. Una vez atendida la emergencia, se comenzó de inmediato a trabajar en la reconstrucción local, diferentes esfuerzos públicos y privados se conjugaron para este fin, poniendo énfasis en la infraestructura habitacional de los pobladores; avanzado este proceso de reconstrucción, por parte de las de la comunidad católica del lugar y de las autoridades civiles y eclesiásticas, se planteo la necesidad de poner mano en el dañado templo, fue en este momento que surgió un desconocido decreto[iii], que en 1978 había convertido en Monumento Nacional al inmueble, por lo que cualquier modificación debía ser notificada y aprobada por CONCULTURA.

Este trabajo, por tanto, forma parte de una serie de estudios que la parroquia de San Pedro Nonualco ha tenido que desarrollar[iv], como requisito previo para intervenir la estructura del templo, cuestión urgente y necesaria para las autoridades civiles[v] y eclesiásticas, pero sobre todo para la comunidad.

Para la realización del estudio histórico, la parroquia gestionó con la Universidad Tecnológica de El Salvador, su colaboración a través de la participación de docentes y alumnos, la que se concretó mediante la Lic. Marta González y el Lic. Luis López Lago, antropóloga y arqueóloga e historiador, respectivamente, quienes corrieron con la dirección del estudio arqueológico e histórico. Por razones de fuerza mayor, ambas personas tuvieron que abandonar dichas responsabilidades, primero el Lic. López Lago y luego la Lic. González, ésta última, no sin dejar como nuevo responsable al autor de este informe, quien no tiene vinculación oficial con la Universidad Tecnológica.

A pesar de las limitantes con las que se ha trabajado, como resultado presentamos conclusiones, que sin lugar a dudas serán útiles, en el momento de sopesar qué tipo de restauración se hará al templo católico de San Pedro Nonualco

Finalmente, hay que decir que este trabajo se presentó ante la ADESCOSAPEN, quien a su vez lo ha hecho llegar a las autoridades de CONCULTURA, en conjunto con otros estudios que con el mismo fin se han hecho, de esa manera queda en manos de esta institución el desentrampamiento del proceso de reconstrucción

2. INTRODUCCIÓN

El estudio histórico del templo parroquial de San Pedro Nonualco, surge a partir de la necesidad de tener un marco de referencia, para proceder a la restauración del inmueble. Hay que aclarar, que a pesar que este trabajo se presente como Estudio Histórico, dista de serlo, ya que por la metodología utilizada, únicamente se le puede considerar, como un aporte, a la construcción de un verdadero estudio histórico; a pesar de ello, la presente exposición reúne las condiciones mínimas, satisfaciendo las necesidades planteadas, por lo que su utilidad se justifica.

En teoría, desde el momento en que se emitió el Decreto, el templo pasó a tener un estatus preferencial, dado que, presuntamente, tiene algo que le da valor patrimonial, algo que lo convierte en Monumento de carácter Nacional; a pesar de ello no existen referencias bien fundamentadas que puedan dar contundentemente una orientación a este respecto. CONCULTURA no cuentan con un registro detallado de la estructura: fecha de construcción, constructores, materiales utilizados originalmente, recuento de las intervenciones de la estructura y de los muebles, importancia histórica, etc. Por si fuera poco, existen sospechas por parte de la comunidad de San Pedro Nonualco sobre la antigüedad y valor patrimonial del inmueble

Consecuentemente hay que establecer estos detalles para poder dar paso a la intervención del templo. El presente documento ha tratado de llenar este vacío, teniendo como marco de referencia lo siguientes objetivos

2.1 Objetivos.

2.1.1 Objetivo General.

Establecer una cronología histórica sobre el templo parroquial de San Pedro Nonualco

2.1.2 Objetivos Específicos.

1. Definir la fecha de inicio construcción

2. Identificar las principales intervenciones de la estructura y de los muebles, a lo largo del tiempo

3. Establecer el contexto de la declaratoria de Monumento Nacional

2.2 Metodología

La realización de este trabajo pasó por dos fases: la primera, desde mediados del año 2004 hasta agosto de 2005, y la segunda, de septiembre a octubre de ese mismo año. Estas fases tienen que ver, con la coordinación que de la misma se tenía. En un primer momento el trabajo de investigación fue coordinado por el Lic. Luis López Lago, posteriormente por la Lic. Marta González, hasta que fue finalizado por el presente autor. Estos cambios han originado un retrazo sustancial en la presentación de resultados, así como un desorden a la hora de buscar las fuentes de información.

Al asumir esta investigación, ya se habían hecho algunas exploraciones previas, por lo que se partía de ciertos puntos:

*En el sondeo efectuado en los archivos de la parroquia, no se habían encontrado mayores referencias a los temas investigados.

*La búsqueda de datos en otras fuentes bibliográficas, tampoco había arrojado los resultados esperados. Únicamente se había localizado la declaratoria de Monumento Nacional, al sondear los diarios oficiales; además vagas referencias al templo parroquial, en un documento del siglo XIX.

*En ausencia de información bibliográfica, debía recurrirse a la historia folklórica u oral[vi].

En consecuencia, la estrategia metodológica debía responder a esos supuestos previos. Se optó entonces por la entrevista formalizada[vii] como principal herramienta. Se preparó una entrevista con tres preguntas generadoras:

1. ¿Escuchó Ud. alguna referencia sobre cuándo se comenzó a construir la iglesia?

2. ¿Qué recuerda o sabe, que se ha cambiado en el templo, tanto de la estructura como de los muebles?

3. Cuando se dio el decreto de Monumento Nacional, ¿se supo aquí, en el pueblo? ¿Quién lo hizo? ¿Cuáles fueron sus motivaciones?

Por supuesto, estas tres preguntas se formulaban en términos comprensibles para los informantes; dando amplia libertad para la respuesta, especialmente en lo referente a lo cronológico (fijar una fecha para un acontecimiento determinado), que es particularmente dificultoso, en las personas de edad avanzada. La utilización de la historia oral presupone, por una parte, que es posible reconstruir un hecho social a partir de lo testimonios que los lugareños ofrezcan de él; por otra, que esa reconstrucción no está exenta de dificultades, y por lo tanto, su análisis debe ser cuidadoso[viii].

La selección de los informantes es un punto medular, para ello se utilizó una metodología simple, pero eficaz: escoger un grupo pequeño de personas conocidas en la comunidad (en su mayoría mayores de 70 años), entrevistarlos y luego pedir referencias de otras personas que podrían tener información. De esa manera se realizó la mayor parte del trabajo, construyendo una cadena fidedigna de informantes, obteniendo muy buenos resultados.

Casi la totalidad de la recolección de datos de historia oral, se realizó durante dos jornadas de trabajo de campo: la primera, del 9 al 11 de julio, en la que se hicieron 15 entrevistas con 21 personas; la segunda, del 3 al 6 de septiembre, registrándose 21 entrevistas con 23 personas. Se entiende que estos días únicamente sirvieron para la recolección de datos y para una primera sistematización, el período de análisis es posterior a cada una de estas visitas.

Una vez finalizada la segunda jornada de trabajo de campo, sucedió algo que obligó el replanteamiento de la estrategias metodológica: se localizó una fuente escrita que había sido ignorada por las investigaciones previas; la fuente refería a los archivos parroquiales, en donde, efectivamente, se encontró gran cantidad de información. A pesar de que con las dos jornadas de trabajo de campo, la labor virtualmente estaba terminada (mientras se partía de la no existencia de fuentes escritas), el surgimiento de esta fuente retrazó considerablemente la entrega del informe final; sin embargo, el retrazo valió la espera ya que proporcionó fortaleza a los resultados. Entre las actividades que no estaban previstas y que tuvieron que realizarse, se destaca la revisión sistemática de todos los libros de bautismos con los que cuenta el archivo parroquial, así como la búsqueda en el archivo histórico del arzobispado de San Salvador

Por tanto, el resultado de esta investigación descansa en dos fuentes: la de los documentos históricos, que irrefutablemente proporcionan datos concretos de los temas planteados; y la historia oral, que proporciona una serie de detalles que los documentos encontrados no poseen. Las conclusiones son contundentes y se espera que sean satisfactorias para la consecución de nuestro objetivo general.

2.3 Limitantes

En el proceso de investigación, surgieron algunas limitantes, que presentamos a continuación:

Cuando se retomo el estudio, las personas que habían estado a cargo anteriormente, ya habían realizado investigaciones previas, y daban un panorama general que sirvió como punto de partida para diseñar la estrategia metodológica. El surgimiento de información que refería a los archivos parroquiales, en una fase ya avanzada de la investigación, muestra claramente, como la descoordinación de las personas que realizamos este trabajo, provocó que se desperdiciara tiempo, que pudo servir para reforzar nuestras conclusiones por otros medios.

Por otro lado, el tiempo con el que se ha contado para este estudio es mínimo, en comparación a las necesidades que se tiene, para realizar un estudio que tenga calidad total.

La falta de tiempo aludida, nos imposibilitó usar todas las fuentes disponibles, con las que se hubiera podido fundamentar mejor el trabajo, esto desde el punto de las fuentes escritas; también esta falta de tiempo, impactó en la recolección de testimonios de historia oral, que no pudo extenderse mucho geográficamente.

2.4 Presupuesto.

Para la realización de esta investigación, se contó con el patrocinio de la Asociación de Desarrollo Comunal de San Pedro Nonualco, ADESCOSAPEN, que proporcionó los fondos para cubrir las necesidades logísticas que implica el trabajo, no así remuneración alguna, ya que todo el trabajo se realizó ad honorem.

3. SAN PEDRO NONUALCO

3.1 Breve descripción físico espacial

San Pedro Nonualco es un municipio del departamento de La Paz, «en la parte norte del sector de la sierra La Libertad-San Salvador-San Vicente[ix]» cercano al volcán Chinchontepec. Dista de la ciudad capital 62 kilómetros y de la cabecera departamental, Zacatecoluca, 20[x]

Conjuntamente con los municipios de Santa María Ostuma, Mercedes La Ceiba, Jerusalén, Paraíso de Osorio y San Emigdio, conforman uno de los cuatro distritos del departamento de La Paz, siendo San Pedro la cabecera del mismo.

El municipio se compone de siete cantones y de una ciudad dividida en 6 barrios. La ciudad de San Pedro Nonualco esta situada en una meseta bastante irregular, con pronunciada declinación hacia el Oeste- Suroeste, a una altura media de 640 metros sobre el nivel del mar.

Por ser un asentamiento precolonial, la ciudad de San Pedro Nonualco que se construyó durante la colonia, se superpuso y se conformó en el nuevo núcleo social de la zona.

Siendo un terreno topográficamente accidentado, la ciudad presenta una forma reticular en la organización de sus calles.

Siguiendo el modelo de la época, en el centro de la ciudad, se destaca el templo católico sobre las otras construcciones, con una alineación oriente-poniente. Al sur-poniente de la iglesia, se pueden ver restos de algunos portales, construcciones típicas que pertenecen a familias que fueron o son de le élite local, y que los terremotos de 2001 deterioraron grandemente. Al norponiente de la iglesia, hay una serie de casas, algunas de ellas antiguas, aunque deterioradas por efecto del terremoto y del tiempo, que en la actualidad son ocupadas por locales comerciales. Al poniente de la iglesia, y separado por el Mercado Municipal, se localiza la Alcaldía, un edificio construido en los años 60 y que alberga al poder civil de la localidad. Curiosamente, en el centro de la población no existe un parque, sino el Mercado Municipal, que se convierte en el verdadero centro de todo la población, rodeado de toda la infraestructura antes descrita.

A raíz de los terremotos, la mayoría de las edificaciones, no solo de la ciudad, sino también del área rural, colapsaron. En la ciudad, este daño fue más perceptible, la mayoría de las casas, que estaban construida con el tradicional sistema de adobes o bahareque, tuvieron que ser demolidas. En los proyectos de reconstrucción coordinados por la Alcaldía Municipal, las partes centrales de la ciudad fueron favorecidas por un proyecto financiado por la GTZ (Cooperación Técnica Alemana), que se propuso reconstruir lo que se denominó “centro histórico”. El resultado de este proyecto fue la construcción de algunas casas, tratando de mantener en ellas un estilo vernáculo, en cuanto a sus características arquitectónicas. Por ello, en la actualidad, las principales calles de San Pedro Nonualco, se muestran uniformes en muchos aspectos, ya que este proyecto homologó las casas en cuanto a su arquitectura, los colores de la pintura y los estilos de los detalles como aceras, balcones, puertas y ventanas.

En este momento, el aspecto de la población parece ir mejorando paulatinamente, los estragos de los terremotos de 2001 son aun visibles, esto a pesar de los esfuerzos municipales y privados. Quizá donde mejor se pueda constatar esta destrucción, es en el aspecto del templo parroquial de la localidad, seriamente dañado, que no ha podido ser intervenido para su mejoramiento.

3.2 Breve descripción sociocultural

Los primeros indicios de la población de San Pedro Nonualco, son los que provienen de las investigaciones del Dr. Jorge A. Vivo Escoto, quien al hacer un estudio de las migraciones que poblaron el territorio de lo que es hoy El Salvador, pone atención a lo que llamó «los nonohualcas y las migraciones desde Tula[xi]», en donde luego de esgrimir sus argumentos, propone que los actuales asentamientos de San Pedro, Santiago y San Juan Nonualco, y en general, buena parte de asentamientos de los actuales departamentos de Cuzcatlán, San Salvador y La Paz, habrían sido fundados con posterioridad a 1117[xii]. Esta posición es compartida por la Lic. Gloria Aracely Mejía de Gutiérrez, quien sostiene que parte de una de estas migraciones «se asentó en sitios de la zona central del país: en los actuales departamentos de San Salvador y La Paz (en San Pedro, Santiago y San Juan Nonualco)[xiii] »

El significado de la palabra Nonualco más aceptado, es el que refiere al geronímico, proveniente del náhuat, como “lugar donde hablan bonito”, derivado respectivamente de las palabras Nonutsa-cali-co[xiv]

El núcleo indígena formado por la región Nonualca, fue de gran importancia durante la época colonial. El registro más antiguo que se tiene, es el “Resumen de pueblos e indios tributarios de la jurisdicción de San Salvador, sacado de las tasaciones echas por los Lic. López de Cerrato, Ramírez y Rogel, Presidente y Oidores de la Audiencia de los Confines, del 27 de noviembre al 13 de diciembre de 1548”[xv] en el que se habla genéricamente de todos los pueblos nonualcos. Además de esta referencia, Marroquín, en su estudio sobre San Pedro Nonualco, efectuado en el 1962, menciona otros documentos coloniales[xvi]que aluden genéricamente a la región de los Nonualcos.

En 1576 el Oidor Diego García de Palacios dice que «están cuatro lugares de Yndios que llaman Nunualcos, de donde de poco tiempo a esta parte se beneficia e cría cacao abundantísimo, y en tanta cantidad que tanto por tanto excede a la provincia de lo Izalcos[xvii]» con lo que nos damos cuenta de la importancia económica de la zona.

Es hasta 1740, cuando Gálvez del Corral[xviii] menciona concretamente a San Pedro Nonualco, convirtiéndose en la primera referencia que se tiene del poblado. En su investigación de los años 60´, el Dr. Marroquín cita algunos documentos[xix] encontrados en la Alcaldía Municipal de esa época, entre los que se destaca el de una reposición del testimonio de título y medida de los ejidos de la comunidad, dado originalmente en 1759 y cuya reposición consta de 1828. Otras referencias las encontramos en Cortes y Larraz[xx]que coloca a San Pedro como anexo de la parroquia de Santiago Nonualco en 1770. En 1807 es mencionado por el Intendente Gutiérrez y Ulloa como «Pueblo de indios y ladinos» y perteneciente al Partido de Zacatecoluca[xxi]». En 1808 el padre Domingo Juarros[xxii] hace otra referencia a San Pedro, al ubicarlo en la región de los Nonualcos junto con Santiago y San Juan

A mediados del siglo XIX, Lorenzo López nos da la primera descripción espacial encontrada de San Pedro, y habla también de la ubicación de la iglesia: «no hay más que una calle poco recta que parte la población al Este, donde se halla la iglesia parroquial, se halla sobre un cerrito que casi domina este pueblo y tiene una hermosa vista hacia el Oeste y Sudeste y lo mismo tiene al Noroeste[xxiii]». En 1890, según Dawson[xxiv] San Pedro seguía formando parte del distrito de Zacatecoluca.

El título de villa lo habría obtenido en 1875 y el de ciudad en 1912[xxv].

La principal actividad del pueblo siempre ha sido la agricultura, durante mucho tiempo el producto primordial fue el café, así lo registra Barberena al hablar sobre la población: «han formado fincas de café de bastante importancia, de las cuales 15 son verdaderamente valiosas[xxvi]». A pesar de que en la actualidad, ese producto ha decaído sustancialmente, aun tiene alguna importancia; en los últimos años también a adquirido fuerza el cultivo de los cítricos, que compensa en alguna medida la desafortunada suerte del café.

Con orígenes precolombinos, San Pedro Nonualco se ubica en uno de los núcleos indígenas más importantes de todo el país, siendo de los que mejor ha conservaron su cultura[xxvii]. Con el paso del tiempo, la cultura de sus pobladores se ha modificado sustancialmente, sin embargo aun existen una fuerte carga del elemento indígena que ha sabido acoplarse a influencias tan extrañas, como la producida por la alta tasa de migración fuera y dentro del país, con destino principal en San Salvador y Estados Unidos.

En la actualidad el municipio de San Pedro Nonualco cuenta con unos 10029 habitantes, divididos en 3607 para el área urbana y 6422 para el área rural[xxviii]. Luego de los terremotos de 2001, el mapa social se ha modificado y la sociedad y cultura del lugar enfrentan un proceso de reajuste.

4. CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO PARROQUIAL

Entrando ya en materia, uno de los objetivos concretos que persigue esta investigación, es esclarecer lo concerniente al inicio de la construcción del templo. Este dato tiene una importancia capital, ya que el Decreto Legislativo que declaró Monumento Nacional al inmueble, lo considera «una joya histórica de la Época Colonial[xxix]»; como puede verse, es la propia declaratoria la que nos ubica en el tiempo acerca del inicio de la construcción, y esto es muy importante, ya que al parecer es precisamente este detalle -la consideración de colonial que se hace al inmueble- el principal argumento utilizado para declararlo Monumento Nacional. Sin embargo existen dudas acerca de si verdaderamente el templo puede ser considerado como tal; se entiende que un inmueble es colonial, si fue construido durante el período histórico que se denomina así, o tiene influencia arquitectónica de tal período. La lógica indicaría, que para denominar como tal a un inmueble, se cuenta con algún respaldo que sustente la nominación; sin embargo, el decreto es escueto en cuanto a información sobre los motivos de la declaratoria, no hace referencia a ningún estudio técnico que sustente lo que se está afirmando, dejándonos con más preguntas que respuestas. Como veremos en detalle más adelante, en efecto, la declaración se hizo sin contar con un estudio que determinara la antigüedad de la estructura o que pudiera dar otras referencias acerca de la construcción de la misma. En consecuencia, el resultado de nuestra investigación dará un aporte, no solo para determinar el tipo de restauración que se hará al inmueble (que tiene que tomar en cuenta la información histórica que aquí se presenta para valorar su patrimonialidad) sino que también puede botar los argumentos usados para el nombramiento de Monumento Nacional.

4.1 Las fuentes utilizadas.

La información que presentamos a continuación ha sido obtenida por dos vías, la historia oral de los pobladores del municipio, quienes amablemente colaboraron proporcionando datos y referencias; y los documentos encontrados, en el Archivo Parroquial de San Pedro Nonualco (APSPN) y en el Archivo Histórico del Arzobispado de San Salvador (AHASS)

Sin duda alguna, los mejores datos de esta investigación provienen de documentos eclesiales, de entre los que se destacan: Libros de Actas de Visita Pastoral, Copias Autenticadas de Visitas Pastorales en los Libros de Bautismo y en los de Gobierno Eclesial y Libros de Inventario. Además, se han encontrado referencias importantes en otros documentos relacionados al qué hacer parroquial, como por ejemplo los Programas de Fiesta Patronal. La investigación fue enriquecida también por otros datos procedentes de libros, artículos y periódicos que refuerzan los argumentos expuestos.

A pesar de las diferentes fuentes escritas utilizadas, la información más substancial es la que se ha obtenido de las Actas de Visitas Pastoral (A.V.P) , estas eran «un aspecto importante del gobierno episcopal [...] El obispo debía visitar su diócesis cada año total o parcialmente de suerte que al cabo de cinco años la hubiese visitado totalmente[xxx]» La Visita Pastoral es una institución canónica, que tiene todo el rigor de un formalismo jurídico, constaba de ocho partes[xxxi] entre las cuales interesa destacar dos: la primera, que «el obispo inspeccionaba con cuidado el ministerio pastoral del párroco. Antes de la visita éste debía preparar un informe sobre su ministerio. Durante la visita, el obispo evaluaba el trabajo pastoral en base a dicho informe[xxxii]», así mismo, el obispo contaba con un cuestionario amplio que hacía al sacerdote, en el que destacamos los siguientes puntos «-Estado del templo y sacristía: estado de las paredes por dentro y por fuera, techo, piso, puertas y ventanas, presbiterio, campanario y campanas, detallando las reparaciones necesarias[xxxiii]». La segunda cuestión que interesa destacar de la Visita Pastoral es «el levantamiento del acta de visita por el secretario [de la que] una copia autenticada quedaba en el libro de bautismo de la parroquia y otra era registrada en el libro de actas de Visita Pastoral que el obispo llevaba consigo[xxxiv]» Estos dos puntos son medulares para este trabajo, ya que por el primero, podemos hacernos una idea del estado material del templo; y por el segundo, sabemos que algunos de esos detalles, consignados en el acta de Visita Pastoral[xxxv], están a nuestro alcance al revisar lo libros en que se registraron.

Aunque la primera Visita Pastoral, en la que se da cuenta, concretamente de San Pedro Nonualco, data de 1844[xxxvi] para ese entonces, San Pedro era un anexo de la parroquia de Santiago Nonualco, por lo que esta visita se registró en ese archivo parroquial. También la visita de 1853[xxxvii] corrió igual suerte, hasta que en 1875, encontramos el primer registro en los libros del APSPN, en lo sucesivo todas se han registrado en ese lugar.

Otra fuente fundamental, digna de elogio, es la que encontramos a través de un artículo publicado con el título “Historia de la construcción de la iglesia de San Pedro Nonualco”, aparecido en Programa General de las Fiestas Patronales de San Pedro Nonualco de 1967, y cuyo autor es el religioso franciscano P. Peregrino Francesco de Zan O.F.M. En el encontramos, una reseña cronológica de todo el proceso de construcción y de las modificaciones sucesivas del inmueble; a pesar de su brevedad, este escrito ha sido de gran valor, ya que ha permito recomponer buena parte del rompecabezas que de otra manera hubiera sido imposible. Este artículo es digno de elogio, por la preocupación inherente de este religioso en conocer la historia de la parroquia que él administró entre 1964 hasta su repentina muerte en 1972. Además de este artículo, y de otros de igual valor histórico, este religioso fue responsable de la organización del archivo parroquial de San Pedro Nonualco, lo que ha permitido su conservación y ordenamiento.

A continuación se presenta la información encontrada:

4.2 Existencia de un templo anterior al actual

Para hacernos una idea concreta de la antigüedad, y en base a algunas sospechas que se tenía, se indagó sobre la existencia de un templo anterior al actual. Efectivamente, al consultar a los pobladores de San Pedro, algunos como el Sr. Julio Mejía y el Sr. Víctor Manuel Arias Parada dieron información al respecto: el primero dijo saber de la existencia de esta estructura, de que era muy pequeña -”como una ermita”- y se localizaba en el mismo lugar; por su parte, el segundo, además de confirmar la información anterior, proporcionó los nombres de quienes él dice, fueron sus constructores, identificándolos como originarios de San Vicente: Rodolfo Fortís y otro solo referido como Mariano, además de ellos, participó un sampedrano de nombre Agapito Gómez. A pesar que se intentó corroborar esta información con otras personas, nadie más dio referencias en este sentido, lo que si refirieron es que el mencionado Agapito Gómez, fue conocido por algunos de los informantes más ancianos, dato del que hablaremos adelante. Sobre este tema citamos al P. de Zan: «En Diciembre de 1965 sostuve una entrevista con Don Francisco Urías (ya fallecido) que nació en 1873. Me dijo que la iglesia antigua era de adobe, algo hermosa y con varias gradas en el portal; que había al frente una cruz y una gran ceiba[xxxviii]» Con esto queda claro la existencia de un templo anterior al que nos ocupa, pero este hecho nos lleva a una pregunta ¿hasta cuándo existió ese templo? o lo que es lo mismo ¿la consideración de colonial que se hace al inmueble actual, y que es el principal argumento para declararlo Monumento Nacional, es sostenible al considerar la existencia de un templo anterior? La respuesta a esta interrogante es inherente al objetivo perseguido en este capítulo: ¿cuando se comenzó a construir el templo?

Al hacer un repaso de las informaciones que se tiene acerca del templo, nos encontramos con noticias desde 1770[xxxix] por las que sabemos que San Pedro, en esa fecha, era un anexo de la parroquia de Santiago Nonualco, y que por lo tanto, es lógico pensar que tenía un local para sus celebraciones religiosas, aunque no se tiene información si ya existía una estructura que pudiésemos llamar templo[xl]. Para 1842 Marroquín refiere, al hablar sobre las agresiones entre los pueblos de San Pedro y Santiago Nonualco, que en una de las incursiones de los segundos al poblado de San Pedro, éstos fueron puestos sobre aviso a través de un tal Celestino Rojas que «tocó arrebato las campanas del templo de San Pedro[xli]», con lo que ya se habla de un local que tenía campanas y se denomina propiamente templo. En 1853, en el inventario que la municipalidad hizo de los ornamentos y alhajas pertenecientes a la iglesia parroquial[xlii], de hecho se reconfirma la existencia de lo que podemos llamar una estructura que servia como templo, y que contaba con todo lo necesario, accesorios y muebles, para poder ser considerada como tal; en 1858[xliii] se describe incluso, el lugar en el que esta estructura se hallaba ubicada. En 1875 comienza el registro que se tiene por medio de las A.V.P., en la que corresponde a este año se lee que entre algunos de los imperativos que se imponen al cura, se encuentran «reparar las paredes del panteón y techo de la iglesia que se hallan deteriorados[xliv]», en otra A.V.P., fechada en ese mismo año, se dice:«dando gracias al Sr. Cura por el regular estado material en que se encuentran sus iglesias y encargándole redoble celo para atender mejor a dicho estado y al moral de sus feligreses: que procuré corregir los abusos con suavidad y no oponerse a los que demandan las mejoras de sus iglesias[xlv]» También de ese año, 1875, según refencias de un documento etnográfico, sabemos que «hubo un terremoto que la votó [a la iglesia] en parte[xlvi]». Luego tenemos noticias que nos da el artículo del P. de Zan, por medio de una conversación que él sostuvo con un Señor de nombre Hermógenes Gómez, nacido en 1878, quien sostiene que «el 8 de septiembre de 1885 [...] el templo estaba arruinado debido a un terremoto [...] pero que el padre Manuel Velásquez, [...] celebró la misa de ese día en la iglesia nueva que se estaba construyendo. También recuerda que en 1894 el templo estaba casi destruido del todo y estaba siendo construida una nueva iglesia por don Mariano Alvarado, contratista de Santiago Nonualco y que después siguió trabando en ella Don Julián Molina[xlvii]» Esta información es reconfirmada en parte por el A.V.P. de 1888, en cuyo numeral 4, de las disposiciones del Obispo, se lee «Que antes de continuar el trabajo emprendido de la nueva Iglesia Parroquial haga venir al maestro Pascasio González, para que forme el plano a fin de que la construcción se haga con la mayor perfección que se pueda[xlviii]»

Como puede verse, referencias a la construcción del templo actual se tienen desde 1885, y referencias concretas a una anterior estructura desde 1842. Queda demostrada entonces la preexistencia de un templo anterior al actual, el que probablemente pudo ser colonial, pero del que se desconoce su fecha de construcción. Se desprende inmediatamente una conclusión importante: el actual templo dificilmente puede ser considerado colonial.

4.3 Inicio de la construcción del templo actual

La documentación es contundente, la Visita Pastoral de 1888 que mencionamos con anterioridad así lo demuestra. En el numeral 4, ya citado, se ve con claridad que los trabajos habían comenzado, pero no estaban tan avanzados, pues se pide que antes que continúen se lleve a Pascasio González, para que se encargue de formar los planos. Además de esta, se dan dos disposiciones que parecen guardar relación con el inicio de la construcción: la primera, referente a que el Obispo dejó en poder del Cura «sesenta y ocho pesos para que los invierta en las cosas de que más necesidad tenga la iglesia parroquial[xlix]». Y la segunda, dejar «dispensados los derechos de Visita[l]».

A pesar que esta es la primera alusión directa al inicio de la construcción, en la siguiente Visita Pastoral, en 1899, se amplia el panorama de lo que fue ese largo proceso; en la parte histórica del Auto se lee «El diez y siete [de noviembre], después de las labores del día y previa citación por el Sr. Alcalde de las persona principales influyentes del pueblo, se tuvo en la noche una junta con el objeto de determinar lo necesario acerca de la reconstrucción de la iglesia, suspensa por algún tiempo por falta de fondos, Su Señoría Ilustrísima manifestó a la junta, el objeto de la reunión, el cual bien conocido y estimado no se tuvo dificultad en proceder a una suscripción de fondos [...] La suscripción de su Señoría Ilustrísima fue de 30 pesos[li] que quedarán en poder del Sr. Cura y dispuso dicho prelado que ningún gasto se hiciera por la Tesorería sin llevar el visto bueno del presidente de la Junta y el dese del Sr. Cura, bajo cuya dirección la misma junta a de marchar y desempeñar su trabajo. Dispuso igualmente que la junta amplié la suscripción referida y que ya por medio de una suscripción de medio real semanal, ya por medio de entradas y rifas procúrese como le sea posible el crecimiento de los fondos que necesita para la conclusión de la obra bajo el plano que hasta hoy a servido de base[lii]» Además, se dispone que el templo «continué los trabajos de su interior, sacristía, portada y atrio, etc. con los recursos de la junta que al efecto hemos renovado[liii]»

Como decíamos al inicio, la evidencia encontrada es contundente, no cabe duda que el templo se comenzó a construir en una fecha anterior pero cercana a 1888. La historia oral de los pobladores de San Pedro Nonualco parece inclinarse también en este sentido, esto a pesar que ningún informante nos diera referencias concluyentes. Las personas que se aventuraron a proponer una fecha de construcción pueden clasificarse en dos grupo. El primero, que refirió el inicio de construcción en el siglo XIX: el Sr. José Argueta Castillo, y su esposa, Sra. María Carmen Cornejo, imaginan que se inicio en “el siglo viejo” quizá por 1860; mientras tanto, el Sr. Julio Mejía, luego de descartar la consideración de colonial que se hace al templo, propuso que su construcción se dio entre 1880 y 1890, asociando la administración del P. Manuel Velásquez al hecho. El segundo grupo, se inclinó por que la construcción se inició en las primeras décadas del siglo XX: El Sr. Rafael Hernández, propone la fecha 1910, pues en ese tiempo su “tatita” (abuelo) trabajó en la construcción de la fachada; también el Sr. Víctor M. Arias Parada dice haber escuchado de su abuelo que “de 1910 en adelante se empezó a construir” la iglesia, y que esta había estado en otro lugar; para el Director de la Casa de la Cultura de la localidad, Sr. Jesús Manzanares, la construcción sucedió entre 1910 y 1915, siendo el constructor de apellido Ventura.

Además de referencias relacionadas con fechas concretas, algunos pobladores asociaron -tal como lo hiciera el Sr. Julio Mejía, arriba citado- al P. Manuel Velásquez[liv] con el inicio de la construcción, por ejemplo, el Sr. Tobías Burgos dice que “la iglesia probablemente se hizo en tiempos del padre Velásquez”; además de él, al menos cinco personas dijeron saber que éste sacerdote “tuvo algo que ver” con la construcción, aunque no pudieron precisar mucho, excepto que por esa razón la avenida que pasa atrás del templo lleva su nombre. Otra referencia indirecta a la fecha de inicio de construcción, la proporcionó el Sr. Juan Bautista Rodríguez, quien recuerda que su papá comentaba haber participado en la construcción de la iglesia, “sacando cedros con sus bueyes”. Por cálculos realizados[lv] se infirió que su papá había nacido en 1881 y por tanto su colaboración tuvo que darse por lo menos en su juventud temprana (ya que tenía edad de poseer bueyes) y esto nos lleva finales del siglo XIX y principios del XX.

En conclusión, el largo proceso de construcción del templo se ve reflejado en la historia oral de los lugareños, y los datos que proporcionan enriquecen la información que nos proveen las fuentes escritas. A pesar de que ya podemos ubicar el inicio de la construcción, hace falta contextualizar ciertos acontecimientos de importancia.

4.4 Argumentos de construcción del nuevo templo

¿Por que se construyó una nueva iglesia? ¿Cuáles fueron los motivos y el contexto en que se decidió que se tenía que hacer un templo nuevo?

En la sección 4.2, apuntamos el testimonio de Don Hermógenes Gómez, quien sostenía que en 1885, el templo estaba arruinado debido a un terremoto; poniendo atención en ello, el P. de Zan dirigió una carta al Br. Jorge Lardé y Larín pidiendo referencias sobre este evento sísmico, supuestamente ocurrido, el 8 de septiembre de 1885, a la que éste contesto «que ni el Capitán francés Conde Fernando de Montessus, ni Carlos Sapper, ni su padre Don Jorge Lardé menciona algún terremoto entre los años 1882 y 1886[lvi]», además agrega que «la destrucción del viejo templo no se debió a ningún sismo sino al deseo vehemente de los fieles por erigir un mejor santuario a su Patrono[lvii]» Ante esta respuesta, el P. de Zan dice estar «de acuerdo por [...] dos razones: Si acaso hubo un terremoto el 8 de septiembre de 1885, en ese mismo día el P. Manuel Velásquez celebró la Misa en una galera nueva que estaban construyendo [...] Además, fue a finales del siglo pasado cuando comenzó el auge de la caficultura en San Pedro Nonualco. Esto trajo bonanza económica, y cuando hay bonanza económica se está en condiciones de sustituir un edificio viejo por otro nuevo. Esto puede confirmarse fácilmente: en el año 1878 había en caja 374 pesos como sobrante de lo recogido de las romerías de Santa María Ostuma[lviii]»

Ahora bien, los argumentos propuestos para la construcción de la nueva iglesia no son convincentes. Por un lado, el Br. Lardé y Larín, no explica como llega a la conclusión de que fue el deseo vehemente de los fieles por erigir un mejor santuario a su Patrono, el que motivo la construcción. Por otro, el argumento del P. de Zan de la bonanza económica como motivo para sustituir el viejo edificio, y la supuesta comprobación de ello, refiriéndose al excedente de dinero de la Romería de Santa María Ostuma, no explica en sí misma nada, primero por que, a no ser que se refiera a 1878 como fecha de inicio de construcción -que no lo dice en ninguna parte y que antes confesó desconocer- la fecha sería irrelevante, ya que es 10 años antes del primer registro fidedigno que señala que se estaba trabajando ya en la nueva iglesia; en el A.V.P. de 1888 se deja entrever, que si bien ya se había comenzado a trabajar no se había avanzado mucho, por lo que es dudoso que se haya comenzado 10 años antes, que sería lo indicado para que ese dinero de 1878 pudiera explicar algo. Por otra parte, de lo que se carecía era de dinero para la construcción, la Visita Pastoral de 1899 muestra esa carencia, y que a pesar de ya tener los planos, o sea, ya tener una idea del gasto en que se debía incurrir, el trabajo estaba parado y hubo necesidad que fuera el obispo el que renovara la Junta de Contribución. Hay que reconocer que ciertamente, como señala el P. de Zan, fue a finales del siglo XIX cuando se dio el auge de la caficultura en San Pedro Nonualco, precisamente «“cuando el Gral. Menéndez regaló al pueblo la montaña” en 1885, fue cuando la producción de café se incrementó, según cuentan los más viejos[lix]». No solo en San Pedro Nonualco, sino en todo el país[lx] sucedía esto, resulta curioso que a pesar de que la gente tenía el dinero (se demuestra con la solicitud con que atienden la convocatoria del Obispo y dan sus aportaciones) los trabajo se hayan parado por falta de fondos.

El problema principal de los argumentos expuestos por el Br. Lardé y Larín y por el P. de Zan, es que parten de una confusión probable: El testimonio de Don Hermógenes Gómez únicamente dice que el 8 de septiembre de 1885 sus papas lo llevaron a San Pedro, provenientes de Santa María Ostuma, para que se le administrase el sacramento de la primera comunión, y que a raíz de de un terremoto, la iglesia estaba deteriorada y se estaba construyendo otra, la que fue utilizada para darle su sacramento. En ningún momento dice que el terremoto haya sido ese mismo día, y sí menciona que, por que la iglesia estaba deteriorada por un terremoto, la celebración se hizo en una nueva estructura que se estaba construyendo; la que ya tenía algún avance, pues fue utilizada para hacer celebrar la Misa; si el terremoto hubiera sido ese mismo día (8 de septiembre de 1885) y la iglesia se hubiera deteriorado como él dice, a causa de esta, dudosamente se habría hecho una celebración de Primeras Comuniones y más dudosamente habría ya una estructura en construcción. La confusión radica, al parecer, en que el P. de Zan entendió que el terremoto había sucedido en el día descrito, al pedir una referencia al Br. Lardé y Larín, por su puesto que no se encontró registro de tal evento; ahora bien, la falta de registro no indica que el hecho no se haya podido dar, tampoco se registró el sismo de 1932 que destruyó el barrio San José de San Pedro Nonualco, y sin embargo, no cabe duda que se diera. A pesar de que en su artículo el P. de Zan diga, luego de exponer la repuesta que dio Lardé y Larín, transcrita arriba, que «sin embargo, Don Hermógenes Gómez, con quien hable nuevamente, insiste en que hubo un terremoto el 8 de septiembre de 1885: que él lo recuerda muy bien[lxi]» parece que hay una contradicción evidente entre las dos declaraciones del Sr. Gómez, en la que seguramente interviene la confusión del P. de Zan y que los argumentos expuesto, se mantienen a pesar de la segunda declaración.

Teniendo en cuenta la información disponible, parece plausible que la decisión de erigir un nuevo templo, provino por la ruina que sobre el anterior trajo un evento sísmico. En la sección 4.2 hablamos de una fuente etnográfica, según la cual, en 1875 hubo un terremoto que daño el templo, sin embargo no existe registro oficial al respecto y no contamos con otras referencias que confirmen tal suceso. Por suerte, en un artículo sobre el Sr. Antonio Hernández, personalidad local de San Pedro Nonualco, se dice «fue elegido alcalde en 1880. En el mes de enero de ese mismo año, se produjo un terremoto, ocasión en que se mostró como verdadero Padre de los Desamparados ayudando a los pobres que habían sido víctimas del sismo[lxii]» Esta información proporciona la referencia necesaria; aunque sabemos que hubo un terremoto en 1872[lxiii] -registro más cercano a 1875, mencionado en la fuente etnográfica-, en realidad no hay nada que lo relacione con daños en San Pedro, cosa que sí existe en el caso de este evento sísmico en 1880, además del registro oficial correspondiente: entre el 20 y 21 de diciembre de 1879, se dio un terremoto con epicentro entre San Salvador-Ilopango, que activó un enjambre sísmico que duró hasta el 31 de diciembre de ese año, «produciendo daños en los alrededores del lago de Ilopango[lxiv]»; según otra fuente, estos temblores «culminaron el 20 de enero de 1880, con el nacimiento de unos cerros de roca en el lago[lxv]» de Ilopango. Como puede verse, la información sobre la fecha, magnitud y alcance geográfico del suceso, corresponde con el terremoto registrado en enero en San Pedro.

En la Visita Pastoral de 1888, además de las noticias sobre la construcción del templo parroquial de San Pedro, se dispone, en el numeral 10, la creación de una «Junta Parroquial para la reparación de la iglesia de Santa María Ostuma, pudiendo invertir [...] los sobrantes así de la Mayordomía como de la Tesorería[lxvi]» con lo que se puede ver que también el templo del vecino municipio estaba dañado, ¿Tiene relación el daño registrado en el templo de Ostuma, con la construcción de una nueva iglesia en San Pedro? En la visita anterior, 1875, el obispo pide «reparar las paredes del panteón y techo de la iglesia que se hallan deteriorados[lxvii] » y luego, en ese mismo año, vuelve y dice «dando gracias al Sr. Cura por el regular estado material en que se encuentran sus iglesias y encargándole redoble celo para atender mejor a dicho estado y al moral de sus feligreses: que procuré corregir los abusos con suavidad y no oponerse a los que demandan las mejoras de sus iglesias [lxviii]» con lo que se ve que las estructuras no estaban en sus mejores condiciones y que había quienes demandaban mejoras. Parece claro que a través del tiempo las estructuras habían sufrido algunos daños, en los 13 años que separa las dos Visitas debió suceder algo que hiciera tomar la decisión de levantar un nuevo templo en San Pedro, los daños registrados en la iglesia de Ostuma pueden ser la evidencia de un evento sísmico que afectó la zona y que llevo a tomar la decisión de construir el nuevo templo.

Del testimonio de Don Hermógenes Gómez queda claro que el terremoto que él refiere sucedió antes de 1885, a falta de otro registro contundente, el temblor de 1880 es el más próximo y del que hay referencia a daños para San Pedro, siendo el supuesto responsable de dañar la estructura del templo y de obligar a la construcción de uno nuevo, sin embargo hay un detalle importante, que se presenta a continuación.

4.5 Ubicación del templo

Del primer testimonio del Sr. Hermógenes Gómez se desprende una consideración que habría que tener en cuenta: al mismo tiempo que dice que había una iglesia deteriorada, también refiere que se estaba construyendo otra, lo que da pasó a una interrogante obvia ¿estas iglesias estaban en lugares diferentes? Cuando consultamos esto, con los informantes, en un 99% dijeron que la actual iglesia siempre ha estado en ese lugar, solamanete uno, el Sr. Víctor M. Arias Parada -sección 4,3-, mencionó una breve refencia de su abuelo, quien le decía que había estado en otro lado.

En 1858, Lorenzo López describe la ubicación de un templo anterior al actual -ver sección 3.2- que sin lugar a duda se corresponde al existente, en este sentido no podemos decir que estos dos templos estuvieran en lugares distintos, sin embargo ¿cómo explicar entonces, la información de Don Hermógenes Gómez, que parece indicar la existencia al mismo tiempo, de una iglesia deteriorada por un terremoto y de otra en construcción en el mismo lugar?

Además de que la ubicación que da López concuerda con la actual, esta a su vez se corresponde a la de los trazos de asentamientos promovidos por los españoles en la época colonial. Recurriendo a los datos que los informantes nos han dado sobre el templo anterior -que seguramente es del que habla López- todos coinciden que era más pequeño y que se localizaba en el mismo lugar, también se ha dicho que frente suyo había una ceiba, incluso el informante del P. de Zan, Don Francisco Urías -sección 4.2- lo confirma. Además, hubo quienes dijeron que el terreno que hoy ocupa el Mercado Municipal perteneció en algún tiempo a la iglesia, versión reafirmada por el P. Maximiliano Martini, párroco de San Pedro Nonualco en dos períodos, quién recuerda que cuando se iba a construir el Mercado, a finales de los 60´, la parroquia trató inútilmente de hacer valer su derecho de propiedad de este terreno sobre la municipalidad, este hecho también es confirmado en un documento etnográfico que dice que el templo antiguo, «llegaba hasta la mitad del mercado, por supuesto con todo y el atrio[lxix]»

Teniendo toda esta información en cuenta, podemos proponer que acaso el templo -que refiere el Sr. Hermógenes Gómez como dañado por el terremoto- si bien es cierto se encontraba en el lugar referido por Lorenzo López, que concuerda con la ubicación actual, no estaba exactamente en el mismo lugar que el existente ahora.

López menciona que el templo se hallaba sobre un cerrito que casi domina este pueblo y tiene una hermosa vista hacia el Oeste y Sudeste y lo mismo tiene al Noroeste, descripción topográfica que caracteriza también al terreno del actual Mercado Municipal y de hecho, hay indicios que antiguamente el terreno del Mercado y de la iglesia eran uno solo, es más, no fue sino hasta 1927 que se «se niveló y empedró la calle que separa a la iglesia del mercado[lxx]», es decir que fue hasta esta fecha, que existió una clara diferenciación de ambos espacios.

Es plausible, por lo expuesto antes, que el templo que precede al actual, se ubicase si bien en el mismo terreno, en un lugar diferente; según el Sr. Urías, citado por el P. de Zan, la iglesia estaba frente a una ceiba: sabemos que había una ceiba en medio de lo que hoy es el mercado y sabemos que la iglesia llegaba hasta mediaciones del mercado. Proponemos, y solo podemos proponer, por que no comprobar, ya que esto requeriría un estudio para tal fin, que el templo que precedió al actual, estaba en un lugar más al poniente, quizá tomando una buena parte de lo que hoy es terreno del Mercado Municipal. Si eso fuera así, y recordando que era pequeña, habría suficiente espacio para hacer una construcción en la parte de atrás del terreno, con lo que sería posible entonces, que el testimonio del Sr. Hermógenes Gómez no fuera contradictorio. Perfectamente pudo haber dos estructuras, una deteriorada y otra en proceso de construcción en el mismo terreno

Pero ¿para que habría dos estructuras? López dice que 1858, en todo el pueblo existían «seiscientas setenta y ocho casas, entre las cuales hay siete de particulares, el convento y el cabildo, que pertenecen al pueblo, la iglesia parroquial y el Calvario, y tres más de teja, las demás son pajizas, aunque hay varias que tienen sus corredores de teja[lxxi]» por lo que nos damos cuenta que las edificaciones tejadas eran muy pocas (sin lugar a duda, las casa tejadas eran las más grandes, ya que eran las de personas con mayores recursos económicos), en el numeral 10 de la citada Visita Pastoral de 1888, se dice que el templo de Santa María Ostuma estaba dañado[lxxii], el mismo Sr. Gómez dice que el de San Pedro estaba dañado por un terremoto, pero no que estuviera totalmente destruido, es más, enfatiza que por motivo de la celebración de las Primeras Comuniones se decidió limpiar la construcción en proceso, para realizar allí la celebración, o sea que esa estructura no había sido utilizada sino hasta esa fecha especial. El Sr. Gómez recuerda -él tendría 16 años de edad, ya que había nacido en 1878- que fue hasta 1894 que «el templo estaba casi destruido[lxxiii]» con lo que deja entrever que anteriormente se mantuvo en pie; la fecha es importante, ya que es 6 años después de la primera referencia a la construcción -a través del A.V.P. de 1888- que se tiene registrada.

Es probable que la estructura deteriorada del templo anterior se mantuviera en uso, debido a que no existía en la localidad otro lugar que pudiese servir para albergar al culto (recordar dos cosas: el número bajo de casas tejadas, que sin duda eran la más aptas por su tamaño y condiciones; además, la fecha referida por el Sr. Gómez: septiembre, en pleno invierno, donde no se podía prescindir de local para el culto); también los argumentos del Br. Lardé y Larín, -insostenibles en lo referente a la inexistencia de un terremoto que dañara la estructura- proporcionan un buen indicio: la erección de un nuevo templo siguiendo, además de la necesidad de contar con un local seguro, el deseo de erigir uno mejor; es probable que la idea de hacer mejor el templo incluyera corregir la posición del mismo, dejando más espacio a la plaza. Sabemos que el terreno que estaba detrás de la iglesia antigua -donde está el templo actual-, para esos años, estaba disponible. El lugar en el que se encuentra en la actualidad la sacristía (atrás del presbiterio, en el límite oriente de la construcción del templo) fue adquirido en 1936[lxxiv]; la calle que pasa atrás de la iglesia, fue construida, según alguno informantes, en tiempos recientes, antiguamente no existía siquiera, al igual que las casas particulares que ahora se localizan allí.

Por lo tanto, es posible que la construcción del nuevo templo se haya retrocedido varios metros con relación al anterior, con el propósito de dejar más espacio en lo que, en ese tiempo era una plaza y que luego sería el Mercado Municipal. Otro detalle: cuando se construyó el templo actual no tenía las mismas dimensiones que ahora, pues para 1901 fue agrandado en 14 varas[lxxv]; si en la actualidad el templo mide 62.11 mts. de longitud[lxxvi], el agrandamiento de 14 varas equivale a un 23% más de espacio (unos 12 metros más o menos). Si reducimos este 23% a la actual estructura, nos daremos cuenta de la considerable disminución en el área, lo que hace más posible la existencia propuesta de las dos edificaciones.

Otro argumento lo representa el hecho de que el templo no está centrada en el terreno sobre el que se asienta, más bien se construyó desplazado hacia el sur, dejando un espacio al Norte, esto sucedió por que al ser construido no existía el muro de contención -ve sección 5.2.3- teniendo un espacio limitado por entonces. Este hecho demuestra, que sin consideramos al templo y al Mercado Municipal como un mismo terreno, la mejor topografía es la que se encuentra en el Mercado, siendo más lógico que la antigua iglesia se ubicara allí.

En la fuente etnográfica, se dice que la antigua iglesia empezaba 2 metros más atrás que la actual y llegaba hasta la mitad del mercado con todo y atrio; el templo no pudo emepezar 2 metros atras, esto no puede ser por dos razones: 1) implicaría que la iglesia era más grande que la actual, lo cual sería dudoso y las referencias indican todo lo contrario, 2) por que los terrenos que en ese entonces estaban atrás de la iglesia eran los que ahora ocupa la sacristía, y sucede que esos terrenos no pertenecían a la iglesia, ya que, como se ha anotado, se adquirieron en 1936. A pesar de ello, es seguro que ese dato pretendía designar algo que por alguna razón el entrevistador no captó.

En conclusión, basados en el valioso testimonio del Don Hermógenes Gómez, la existencia de dos templos tiene alguna lógica, y es importante para entender por qué el actual se ubica en ese lugar.

4.6 Sobre los constructores.

Para ir finalizando este capítulo, se hará referencia breve a los constructores del templo actual.

En los A.V.P. de 1888 y de 1899, se informa sobre el proceso de construcción, pero no se dice nada sobre los constructores. En 1888 se dispone en el numeral 4, que se haga llegar a Pascasio González para que forme los planos de la nueva construcción, pero no se ha encontrado ningún registro que confirme o desmienta la llegada de este diseñador. En 1899, se recomienda que se continúen los trabajos siguiendo los planos que habían servido de base, de lo que se desprende que alguien había diseñado la estructura, pero no se dice quién, ni quién debía ejecutarla, o si era una misma persona.

A falta de registro en los A.V.P., se han encontrado dos referencias a los constructores, provenientes de otras fuentes: La primera, a través del testimonio de Don Hermógenes Gómez, por quien sabemos que «en 1894 [...] estaba siendo construida una nueva iglesia por don Mariano Alvarado, contratista de Santiago Nonualco y [...] después siguió trabando en ella Don Julián Molina[lxxvii]», a éste último, también se le menciona como encargado de la construcción de un campanario de madera en 1900[lxxviii];. La segunda proviene de Marroquín, quien al hablar sobre la descendencia del último cacique indígena de la localidad, en concreto, del Sr. Pablo Hernández, dice «él realizó la construcción de la fachada actual del Templo; pues con su autoridad sobre los indígenas elaboraba las planillas de las personas que tenían que dar su trabajo gratis[lxxix]», lastimosamente el Dr. Marroquín no ubica el hecho en el tiempo, pero sí el Sr. Rafael Hernández, nieto del aludido, quien dice que esto sucedió por 1910 y confirma lo dicho por Marroquín: su abuelo “invitaba para que fueran a ayudar”.

Además de estas referencias escritas, se encontró en la historia oral de los pobladores algunos indicios importantes. El que mejores datos aporta es el testimonio del Sr. Víctor M. Arias Parada, citado en la sección 4.2, quien menciona los nombres Rodolfo Fortís, Mariano y Agapito Gómez, pero los relaciona a la construcción del templo anterior; evidentemente la construcción de ese templo es demasiado lejana para que se tenga referencias sobre ella, así que lo más probable es que haya una confusión y que esos nombres estén relacionados con la construcción actual, en efecto, dos de esos nombres pueden ser vinculados directamente: Mariano y Agapito Gómez, el primero es sin duda el Mariano Alvarado referido por el Don Hermógenes Gómez en su testimonio, arriba citado; el segundo, es un poblador de San Pedro, del que ya habíamos dicho fue conocido por los informantes más ancianos, recordado como uno de los mejores carpinteros de la localidad, trabajando varias veces en el templo, principalmente en la elaboración de altares en diferentes períodos y en 1923 en un «proyecto de construcción de un atrio[lxxx]» junto con el Sr. Santiago Ventura. Del tercer personaje, Rodolfo Fortís, no se ha encontrado ninguna referencia, aunque hay que recordar que únicamente se tiene noticia de los constructores a partir de 1894, que es una fecha 6 después de las primeras noticias que se tiene del inicio de la construcción, por lo que en este intervalo y en otros que se dan después es probable que este personaje haya figurado.

Se ha obtenido otras referencias a personas que participaron en la construcción del templo, entre estas sobresale Don Santiago Ventura y Don Clímaco Jiménez, ambos relacionados a la donación de parte de la madera empleada para hacer bancas, puertas y barandas, así como diversos servicios a la parroquia, su activa participación consta en el agradecimiento que a ellos se hace en el A.V.P. de 1930: «Consignamos un voto de agradecimiento a los señores Don Santiago Ventura y Don Clímaco Jiménez por su generosidad para con la iglesia parroquial y para con las obras que en ella se emprenden[lxxxi] »

La persona referida por el director de la Casa de la Cultura de la localidad como constructor, precisamente es Santiago Ventura, y queda claro que el fue un colaborador activo con la parroquia pero no el constructor, ya que cronológicamente es posterior a inicio de la construcción.

4.7 Conclusión preliminar

A pesar de no haber podido determinar con precisión una fecha de inicio de construcción del templo, existen suficientes indicios para determinar que esta se dio en un intervalo no mayor de 10 años, entre 1875 y 1885. La primera de estas fechas corresponde a la Visita Pastoral de ese año, en donde queda claro que si bien el templo no está en su mejor estado, tampoco se habla de la construcción de otro. La segunda fecha, 1885, corresponde al testimonio de Don Hermógenes Gómez que establece que un nuevo templo se estaba construyendo.

Como argumento principal para la construcción de un nuevo templo, se propone el daño que uno o varios eventos sísmicos ocasionaron a la anterior estructura. Se considera que el terremoto registrado en enero de 1880, pudo haber sido el desencadenante de esta decisión.

Como datos colaterales, se ha establecido la existencia de un templo anterior al actual, ubicado si bien en el mismo terreno, en un lugar más hacía el poniente, utilizando parte de lo que ahora es el Mercado Municipal. También se ha establecido la posibilidad de que en cierto momento existieran en el mismo terreno dos templos: el deteriorado y el que se construía. Además, se han encontrado los nombres de Mariano Alvarado y Julián Molina directamente involucrados a la construcción del templo; en fechas posteriores se destaca la colaboración de los Señores Santiago Ventura, Clímaco Jiménez y Agapito Gómez, mientras que del nombre Rodolfo Fortís no pudo obtenerse mayores referencias, aunque es probable que estuviera relacionado a la construcción en sus primeras etapas.

Finalmente se desprende, de la información presentada en este capítulo, que la construcción del templo parroquial de San Pedro Nonualco fue un proceso largo y no exento de dificultades que, como veremos a continuación, abarcó buena parte de comienzos del siguiente siglo.

5. RESEÑA DE LAS INTERVENCIONES EN EL TEMPLO

Una vez establecida la fecha del inicio de construcción del inmueble, nos proponemos cumplir con otro de los objetivos: reseñar la historia de las intervenciones que ha sufrido el templo, a lo largo de su historia, tanto en la parte mueble como inmueble. Procederemos como en el capítulo anterior, recurriendo a las fuentes escritas y también a la historia oral de los pobladores del municipio.

5.1 Desde finales de la construcción, hasta el terremoto de 1915

Ya que el inicio de la construcción se dio entre 1875 -1885 y que con la información que nos da la Visita Pastoral de 1899 se cierra el siglo XIX, este reseña comienza en 1900.

5.1.1 Últimos detalles del templo.

Parece ser que la Junta de Contribución, formada por el Sr. Obispo en 1899 dio buenos frutos, pues en 1900 «por medio del Circulo Parroquial se enladrilló la mitad del templo y se construyó el campanario con madera obsequiada[lxxxii]» lo que nos lleva a pensar que la estructura, en un año, prácticamente estaba lista, pues el enladrillado suele ser una de las últimas acciones a realizar en una construcción. Recordemos que un año antes, aun estaban pendientes el interior, sacristía, portada, atrio, etc. Nótese que se había construido un campanario de madera, lo que nos lleva a pensar en la forma de la fachada (si es que este campanario de madera estaba en ese lugar) o en una torre cercana, construida para tal fin, como en la vecina iglesia de Santa María Ostuma. Ese mismo año, «se retocaron varias imágenes y se hicieron dos altares laterales. El altar mayor que costó ¢700, fue traído desde Zacatecoluca por 500 hombres. A los que trabajaron en su colocación, la gente les regaló la comida[lxxxiii]» Se desprende de esta información, que desde este tiempo la iglesia ya habría contado con tres naves, además, se demuestra que existían los fondos suficientes para pagar por trabajos tan caros.

5.1.2 Primera modificación estructural

En 1901 se «comenzó a aumentar en 14 varas el templo, por que ya era insuficiente para contener a los fieles durante la misa dominical. Diez hombres de cada barrio y de cada cantón trabajaron un día voluntariamente. Estos trabajos terminaron a fines de abril de 1902, en que se repelló con mezcla[lxxxiv]» Resulta curioso que teniendo un plano para la construcción (sabemos que lo tenían por que se menciona en los A.V.P. de 1888 y 1899), es decir, una idea previa de los detalles de la nueva estructura, suceda que a poco de su conclusión, esta sea insuficiente para albergar a la feligresía, como si no supieran cuanta gente llega a cada servicio religioso, sin embargo así sucedió. El templo se aumento en 14 varas, es decir en unos 12 metros, lo que al ser restado de la longitud que actualmente tiene, representa un 23%. Ya que en el documento citado no dice para dónde se aumentaron esas 14 varas: basándonos en el hecho de que hacía solo un año se habían adquirido los tres altares, siendo colocados con cierto trabajo; y en la existencia de una fachada quizá no tan vistosa, ni costosa (recordemos que las campanas estaban en una torre de madera), además del espacio natural del que se disponía, es lógico pensar que ese aumentó se dio hacia el poniente.

En ese mismo mes de abril de 1902 «la noche del 18 [...] a las 9:00 p.m., hubo un fuerte temblor de tierra que alarmó al vecindario: se despedazaron los vidrios de las ventanas de la iglesia y de los camarines[lxxxv]»

5.1.3 El Reloj

En el libro 25 de bautismos, del APSPN se encontró lo siguiente:

«El Reloj

El diez de noviembre de mil novecientos nueve, día miércoles, quedó el reloj colocado en su puesto en la torre del medio de la portada de esta Santa Iglesia Parroquial. Cuyo Reloj es obsequio que ha hecho el caballero Don José María Burgos de este domicilio. A quien el Cura y pueblo rinden las más expresivas gracias, deseándole toda clase de felicidades.- También se hace constar: que el Excelentísimo Señor Presidente General Don Fernando Figueroa, actual mandatario, obsequió la introducción de dicho reloj. El catorce del mismo fue la Inauguración, día Domingo, trajeron la banda de San Vicente, muy buena, ejecutando solo piezas escogidas. La tropa asistió de lujo. Mucha pólvora, y todo lo demás. Conste. Lúcas Nerio[lxxxvi]»

En la nota se habla de la torre del medio de la portada de la iglesia, de lo que podemos inferir que en la portada existían dos torres laterales más; en 1900 se hablaba de el campanario de madera, o sea solo uno, esto parece reforzar la propuesto de que el aumento de 14 varas de la iglesia fue hacia el poniente, ya que eso naturalmente conllevaría desmontar la portada existente -si es que existía- y una vez terminada esta ampliación, construir una portada definitiva. La instalación del reloj pudo darse, como punto final de esta nueva y definitiva portada, lastimosamente es algo que no sabemos con certeza.

5.1.4 Referencia en la visita pastoral de 1911

En el artículo del P. de Zan, se dice que hubo una visita pastoral en 1911, lastimosamente «el Auto [de visita] emitido en veintinueve de Diciembre de este año consta en el libro de Gobierno Parroquial[lxxxvii]» libro al que no tuvimos acceso por no encontrarse en el archivo; sin embargo allí se dice «que solamente el baptisterio tiene un puesto provisional e incompleto debido ha que no se han terminado los trabajos del templo[lxxxviii]» se desconoce a qué trabajos se hace referencia, pero se ve que aunque faltaban algunas cosas los trabajos estaban finalizando.

5.1.5 El terremoto de 1915 y los daños en la portada

En 6 de septiembre 1915 sucedió un terremoto del que se dice «arruinó la fachada y derribo una campana[lxxxix]». El estudioso Jorge Lardé refiere que «Según las noticias [...] el temblor del seis se sintió [...] a las 7 y 30 [p.m.] en San Pedro Nonualco[xc]» Sobre los estragos producidos en San Pedro dice: «“el temblor causó grandísimo pánico”; los habitantes velaron toda la noche. El municipio se vio obligado a quitar la hermosa portada de cal y canto, en donde estaba el reloj público, pues quedó medio arruinada y comenzaba a caer lo que quedaba. Tres casas quedaron completamente arruinadas y quince seriamente dañadas. Hubo tres personas golpeadas y extensos derrumbes en las barrancas próximas[xci]»

A pesar de que en el artículo del P. de Zan sólo se dice que el terremoto arruinó la fachada, y que sea Jorge Lardé el que nos dé la noticia de que esta se tuvo que quita; hay otros datos de gran interés en el reporte, por ejemplo, aclarar que la portada era de cal y canto y que indudablemente era esta, donde en 1909 se instaló el reloj; también se menciona el derribó de una campana justamente cuando se habla de que la portada se había dañado, dando la pauta para asegurar que la campana se hallaba en la fachada. Ya que se proponía que el aumento del templo se dio hacía el poniente, y que esto habría significado la posibilidad de hacer una nueva portada, saber que era de cal y canto no nos puede llevar a concluir que ese detalle es la evidencia de tal hecho, por la razón de que no conocemos de qué material era la “anterior”; sin embargo si puede sugerírnoslo, ya que el contraste entre el resto de la estructura y la portada, en cuanto a su material constructivo, es evidente. Además, Jorge Larde dice que la portada era de cal y canto y no de cal y canto y madera, detalle que no habría sido fácil de obviar, ya que el campanario y el reloj habrían estado en torres de madera si la construcción fuera la misma de 1900

5.2 De 1915 hasta 1943

Empezamos esta fase, desde el daño causado por el terremoto de 1915 y tratamos de reseñar las modificaciones ocurridas, hasta el período en que la parroquia fue entregada a los padres franciscanos.

5.2.1 Terremoto de 1917

Lo primero que encontramos es la referencia 7 de junio de 1917[xcii], cuando se dio un «terremoto que arruinó varias ciudades [pero en el que] San Pedro no sufrió daños[xciii]»

5.2.2 Declaración de “Altar mayor”, entabicado, y pavimentación.

En 1920 se tuvo una Visita Pastoral, siendo Arzobispo Don Antonio Adolfo Pérez y Aguilar, en la que felicita al Cura por las mejoras en el templo, entre las que menciona la pavimentación y algunas reparaciones que no precisa; además le exhortarle a que termine el entabicado del iglesia parroquial[xciv], y declara «“Altar Privilegiado”[xcv]» el Altar Mayor del templo

Curioso es notar que no se hace referencia directa a los daños que produjo el terremoto de 1915, únicamente dice que El Calvario se había caído[xcvi], pero no por qué razón, así que no sepuede asegurar que haya sido responsabilidad del aludido movimiento sísmico, es más, Jorge Lardé no lo menciona entre el registro de daños, así que no podemos asegurar nada, aunque es probable que haya tenido que ver. Resulta curioso que no se diga nada sobre el daño en el templo a raíz del terremoto, si la portada se hubiera reconstruido para cuando él llego, lo habría mencionado como parte de los elogios que hacerle al cura; si la portada no se hubiera reconstruido, pero tal como lo consigna Lardé estuviera totalmente derrumbada, sería un detalle que el Visitador no podría pasar desapercibido, y hubiera dejado constancia de la necesidad que se tiene de su compostura. Pero en la Visita no hay referencias esclarecedoras, solo se habla de reparaciones

Como se decía, se nombra “Altar Privilegiado” al principal de la parroquia, y se ordena que se distinga como tal; entre las motivaciones que se registran para esta designación, en el A.V.P., se encuentran: «alentar la piedad de los fieles de San Pedro y [...] alivio de los difuntos de la parroquia[xcvii]». Sobre este nombramiento no se puede decir mucho, más allá de la evidente importancia que este mueble habría adquirido; sin embargo, resulta interesante, que esta distinción se da, precisamente en un momento en que la parroquia estaba siendo penetrada por influencia de «falsos profetas protestantes[xcviii]» ante quienes el visitador «[recomienda] a todos los fieles de esta parroquia que procuren conservar intacta la fe que les legaron sus mayores, absteniéndose de lo posible del trato con lo protestantes; sin dejar por eso de usar de misericordia con ellos, pidiendo al Señor por su conversión y atrayéndolos al seno de la Iglesia con su buen ejemplo de piedad y devoción sinceras[xcix]», es probable que promover esta buen ejemplo de piedad y devoción sincera del que se habla, haya influido en la nominación de Altar Privilegiado, que precisamente buscaba alentar la piedad de lo fieles[c].

5.2.3 Atrio, púlpito, baranda del baptisterio y presbiterio, y nuevos altares (incluido un nuevo Altar Mayor)

En 1923 «En el mes de abril, el P. Sergio Miranda encargó un proyecto de construcción de un atrio, para quitar el que tiene muy mal aspecto. Don Agapito Gómez y Santiago Ventura fueron nombrados para ayudar al párroco[ci]» Por referencias de algunos pobladores, se sabe que para construir el atrio, fue necesario elaborar un muro de contención en todo el costado Norte del templo. El Sr. Francisco Vásquez y su esposa Olimpia Flores comentan que antes de hacerse el muro, ese espacio era un terreno irregular en el que había una roca de grandes dimensiones, así lo confirma el Sr. José María López Argueta, agregando que durante la construcción, los trabajadores se encontraron con un suelo peñascoso que dificultó su labor. El Sr. Marcelino Reyes enriquece estos detalles recordando que para la construcción del referido muro, “todo el pueblo colaboró”, por ejemplo, los niños de la Catequesis ayudaron acarreando las piedras que se utilizarían. Del testimonio de estos pobladores se desprende que lo que hoy es el patio y parte del atrio, hacia el norte, se asienta en un relleno que la construcción del muro posibilitó.

En 1924 «El 1 de junio el P. Pazzuelo hace constar que se continuo la construcción del atrio: se puso casi toda la baranda[cii]» según los informantes, esa baranda era de tubos metálicos, la que a mediados de los años 60´ fue sustituida por las actuales molduras de concreto, aunque en buena parte del costado Norte del templo, aun pueden verse fragmentos de la original metálica.

También en 1924 se «hizo el púlpito, el altar mayor de madera de caoba con una urna en el centro que guardaba una imagen de Jesús de las misericordias. Don Luis Amaya dio los ¢500 colones que costó[ciii]». Según los informantes, el púlpito se encontraba casi a media iglesia, fijado a uno de los pilares del templo y con un gradas para poder subir en él, estaba construido de madera y servía para que el sacerdote diera su prédica, ya que en ese tiempo no existían equipos de sonido y había que hacerse oír en todo el amplio local únicamente por la fuerza de voz. A mediados de los años 50´ la parroquia compró un equipo de sonido y el púlpito perdió con ello su función, por lo que fue removido, algunos fragmentos se conservan aun en la bodega del templo.

Además se sustituyó el Altar Mayor que se había adquirido apenas en 1900. Resulta curioso que se sustituya un altar que prácticamente estaba nuevo, sin motivo aparente. Más curioso resulta que se sustituya algo que costó 700 pesos en 1900, por algo que solo costó 500, 24 años después.

«El 8 de octubre [de 1924] se colocó la baranda del baptisterio, la cual fue obsequiada por Don Clímaco Jiménez[civ]» Según algunos informantes, esta baranda era igual a una que existía en el presbiterio y a la que la señora María Refugio Alfaro llama “comulgatorio”, pues salía formando un medio punto hacia el frente, lugar en el que las personas que querían recibir la comunión se hincaban y el sacerdote llegaba hasta ellos; estaba hecha de madera, pero en tiempos de padre Víctor Oliva (1939-1941), según el Sr. Tobías Burgos, se sustituyó por una reja metálica, parte de la cual aun existe en las zonas laterales del presbiterio y frente al altar del Niño Zarco (Altar de la nave izquierda), allí se puede ver con toda claridad, que el antiguo nivel del presbiterio era solo una grada arriba del resto de la iglesia, y no tan alto como el actual. Como se verá en la sección 5.3.1, la sustitución de la baranda de madera por una de hierro no se da, como dice el Sr. Burgos en tiempos de P. Oliva, sino durante la administración del P. Bugitti, a finales de los 40´.

5.2.4 Referencia a nuevos altares

En 1925 se da una nueva Visita Pastoral, en la que el Visitador anima al cura para que «continúe los trabajos tanto del atrio comenzado [...] como del entabicado y embellecimiento del templo. Para esto último [recomienda] que los nuevos altares, sean uniformes, quitando de la iglesia los cajones de imágenes y otros objetos que estorben[cv]» así mismo dispone que «una vez terminada la Sacristía, como se lo hemos indicado personalmente, quitará los tabiques laterales del Presbiterio para ampliarlo, dejando, a uno y otro lado, dos capillas laterales: una para la Inmaculada Concepción y otra para el Sacratísimo Corazón de Jesús[cvi]»

Se confirma en el Auto, los trabajos ya referidos del atrio y entabicado, y se habla de los nuevos altares, al parecer lo que se quería era uniformar todos estos muebles interiores con el fin de embellecer el templo; así mismo se anuncia la ampliación del presbiterio y la creación de dos capillas laterales, como de una Sacristía.

5.2.5 Puerta de hierro del atrio, permiso de reparación de la fachada y anuncio de construcción de la sacristía

En 1926, durante «el mes de febrero se construyó, transporto y colocó la puerta de hierro del atrio. Costó ¢500 colones. Don Clímaco Jiménez dio ¢200. En mayo se pintó y doró el Altar Mayor y las gradas de esta[cvii]» -seguramente se trataba del que se compró en 1924-

En 1930, «el 8 de febrero se pide permiso a la Curia para reedificar la parte arruinada de la fachada y para construir la iglesia del Calvario y la de Santa María Ostuma. Fue concedido el 22 de febrero del mismo año[cviii]»

En Diciembre de 1930, se llevó a cabo otra Visita Pastoral, en la que se felicita al Cura, por su trabajo «concluyendo el entabicado y acopiando materiales para la edificación de la sacristía, que dejamos ordenada en nuestra Visita Pastoral de 1925, y para la refacción de la portada obra necesaria y de urgencia[cix]» Además se declaran «altares privilegiados al del patrón San Pedro en la iglesia parroquial y el del Señor de las Misericordias en la iglesia del Calvario. [...] “Altar Privilegiado”, con caracteres distintos y dorados, deberá escribirse en la parte superior de los mismos altares[cx]»

Se dice que en febrero de 1930 se pide permiso para reedificar la parte arruinada de la fachada, pero no se dice en qué momento se dañó, ni por qué; el permiso es dado en ese mismo mes. En el A.V.P., en diciembre, se informa que aun se hacía acopio de materiales para tal fin. Si bien por la información que se tiene en los documentos parroquiales, de los daños del terremoto de 1915, no se puede inferir que toda la fachada haya sido demolida, Jorge Lardé así lo reporta. A pesar de que ese terremoto de 1915, es el único evento registrado que se sabe dañó la fachada, es poco probable que en 1930 se esté hablando de reparar los daños ocurridos en ese entonces, entre otras cosas, por que cuando se han expuesto, en ese lapso, las necesidades que tiene la estructura del templo, se ha mencionado el entabicado, la sacristía y el atrio, pero nunca la reparación de la fachada; además, en este tiempo se ha invertido dinero en hacer las obras mencionadas, un púlpito, una costosa puerta de hierro, una reja para el atrio, además del cambio de altares e incluso se construyó un nuevo templo para El Calvario, así que resultado dudoso que no se pudiera reparar, durante los quince años transcurrido, una parte dañada en la fachada, siendo, como se dice obra necesaria y de urgencia. No existe nada registrado a lo que se pueda atribuir ese daño, no hay eventos sísmicos -excepto la información vaga de una informante que nos ha referido un terremoto en 1927, pero del que no se obtuvo mayores referencias, ver sección 5.2.9.-; sin embargo, en febrero de ese año también se había pedido permiso para reedificar, al menos, la fachada de la iglesia de Ostuma[cxi], y el Obispo alaba los propósitos del Cura para la refacción de la portada del templo y conclusión del atrio, con lo que vemos que el daño era por igual en ambas iglesias. Sin embargo, no se sabe qué pudo ocurrir.

5.2.6 Temblor de 1932

Existe registro de un evento sísmico en San Pedro Nonualco, el 21 de mayo de 1932, del que se apunta: «a las 4:30 de la mañana, se sintió fuerte temblor, el cual causó la ruina completa del Barrio San José y de algunas casas de los barrios El Calvario y Guadalupe; casi todas las casas de la población fueron dañadas. No hubo muertos, sólo heridos. El depósito de agua que servía a la ciudad se rompió con tremenda explosión, como si hubiera sido una explosión de dinamita, y las aguas de las vertientes se tiñeron de varios colores. En Santa María Ostuma se arruinó en gran parte el templo, lo mismo que el convento; en Mercedes La Ceiba sucedió otro tanto[cxii]» Es seguro que si se dañaron todas las casas de la población el edificio de la iglesia no pudo correr otra suerte, es más, se sabe que se dañaron los templos de Santa María Ostuma y Mercedes La Ceiba; en la Visita Pastoral que se hace en 1939, se habla de que «necesita el templo de reparaciones[cxiii]» acaso los daños se hayan originado por temblor de 1932. Además, llama la atención que en el mismo Auto de 1939, quizá a raíz de los constantes deterioros que sufre la iglesia, se cree necesaria la formación de una Sociedad de Hombres para que se encarguen de lo pertinente a la construcción, conservación y decoro de la iglesia parroquial. Se ve claramente que el mantenimiento de esta estructura era muy trabajoso, y que incluso requería una comisión permanente para tal fin; por las palabras usadas, se desprende que aún se consideraba a la iglesia en proceso de construcción.

A pesar de que hay certeza del terremoto de 1932 y de que se haya registrado daños para los templos de las poblaciones vecinas, sorprende que no exista registro de averías para el templo parroquial de San Pedro, sorprende aún más cuando este suceso es bien recordado por algunos pobladores: El Sr. Rosendo Cortés Jiménez, dice que “cuando hubo un terremoto, el templo que estaba se cayó” y nos indica luego, que lo que se dañó más, fue la torre, entendiendo que era la fachada y no todo el templo el caído. El Sr. Marcelino Reyes, recuerda que “en un tiempo se cayó lo de en medio” de la portada, y que ese daño no se reparó rápidamente. Con más puntualidad, José M. López A., recuerda que a principios de los años treinta hubo un terremoto en San Vicente, que fue el responsable del daño que tuvo la iglesia en la portada, especialmente en la parte más alta -“del triángulo para arriba”-; este hecho lo asocia, con la destrucción de los tanques de agua del pueblo, ubicados en el Barrio San José, que por causa del mismo terremoto se “rompieron”, dejando escapar todo el líquido contenido, que en su paso, y con la fuerza adquirida al descender por la “bajada” de detrás de la iglesia, impactaron en la parte posterior del templo y dañaron esa pared, llevándose documentos y ornamentos guardados en el lugar y favoreciendo la avería de la portada. Sobre este mismo hecho, el Sr. Víctor M. Arias Parada, quien dicho sea de paso, reside en las cercanías de los aludidos tanques, reconfirma el terremoto -“la ruina de San Vicente”, como él lo llama- y el rompimiento de los tanques, y precisa esos suceso en fecha 1932; sin embargo, dice nunca haber escuchado, que el agua desparramada dañara la iglesia, cosa que además le parece poco probable, ya que la distancia entre los depósitos de agua y el templo es demasiado grande como para que la impactara con fuerza. Nadie más nos refirió algo parecido a que el agua dañara la iglesia. El Sr. José A. Castillo, ratifica que hubo un terremoto en San Vicente y que los referidos tanques se rompieron. De igual manera lo hace, el Sr. Julio César Navarrete; ninguno de los dos menciona nada, sobre la incidencia del agua en el templo, el Sr. Navarrete, además vuelve a mencionar la fecha 1932. El Sr. Isidoro Méndez Pérez, una de las personas más ancianas que nos colaboró (89 años), hace mención aun terremoto en 1934, que dañó el campanario derecho. De igual manera, el Sr. Agapito Hernández Aquino, nos habló de que la portada se calló toda en 1934; a pesar de que tampoco existe registro oficial de un terremoto en ese año, en la Visita Pastoral de 1943, se alude a un «temblor del 28 de Diciembre de 1934[cxiv]» que efectivamente ocasionó daños en toda la zona, y que sin duda alguna, es del que hablan estos informantes

Es claro que el terremoto de 1932 se recuerda de manera especial, y también en menor grado, el evento sísmico ocurrido en 1934; en los registros estatales no existe referencia a ninguno. Es probable que el hecho de que los pobladores recuerden más el suceso de 1932, tenga que ver, con que a la vez que se dañó el templo, también se dañaran los tanques que abastecían de agua a la comunidad, lo que debió ocasionar serías molestias. Como se dijo que los depósitos de agua en desuso, existentes en la actualidad, fueron construidos para reparar el daño de ese terremoto y que en ellos existe una placa con la fecha de su construcción, se visitaron y efectivamente se encontró una placa que reza así:

Por la junta patriótica

Pro Caja de agua

y

Cooperación Cruz Roja

Salvadoreña.

Mayo 27, 1933.

Como se ve, si es cierto que estos depósitos se construyeron luego del terremoto, y teniendo en cuenta que se trata de depósitos metálicos prefabricados, la información de esta placa confirma la existencia de un terremoto en 1932.

5.2.7 Sacristía

En 1936 «En el inventario del 29 de agosto, aparece que la iglesia parroquial tenía 11 altares en buen estado y varios camarines. Además, el P. Norberto Porras vendió a la Curia un solar que mide: de Oriente a Poniente: 15.50 mts. y de Norte a Sur: 6 mts. En el sitio en que hoy se encuentran la Sacristía y la bodega[cxv]»

Siendo la sacristía una de las necesidades que se venían planteando, desde la visita de 1925, una de los primeros pasos que se dio, fue la adquisición del terreno donde se pensaba construir, la que se consigna en esta noticia. De igual manera, los 11 altares de los que habla el inventario deben ser los que se estaban construyendo en 1925.

En 1939, «Siendo párroco el P. Victo Oliva, se enladrilló y repelló la nueva sacristía, unas capillas laterales y el presbiterio[cxvi]»

En ese mismo año se recibió la Visita Pastoral, practicada por Luis Chávez y González, arzobispo metropolitano, en la que se consigna que «necesita el templo de reparaciones, y entre ellas, refaccionar las puertas, proceder al aseo y limpieza de los altares y que con relación a la sacristía, [que] se apresure la construcción de la que se ha comenzado a construir detrás de la iglesia[cxvii]» Además, se dispone que «el señor Cura forme cuanto antes una sociedad de hombres que corra con el cargo de velar constantemente por las cosas de la parroquia, principalmente con lo que se relaciona con la construcción, conservación y decoro de la iglesia parroquial, arreglo definitivo de la Sacristía y de la casa conventual [...] y que esto mismo se haga en la filial de Santa María Ostuma[cxviii]»

Como se ve, en solo 3 años los trabajos de la sacristía estaban avanzados, a lo que visitador recomienda su conclusión; además, surge una serie de pequeñas reparaciones que había que solventar. También se registra el mejoramiento de los altares laterales y la consiguiente ampliación del presbiterio, notándose que las recomendaciones de la visita de 1925 habían sido cumplidas.

En 1941, siendo párroco el P. José Antonio Pacas Morán, «se incendió la sacristía el 15 de mayo, quemándose mesas y adornos por valor de ¢200. [El incidente] fue accidental[cxix]», y sucedió «al día siguiente de su ingreso [(del P. Pacas a la parroquia)] Los ornamentos se lograron reponer completamente hasta el mes de agosto de ese mismo año[cxx]» Es probable que aunque se diga que la ornamentación se logró suplir en ese mismo año, las perdidas hayan sido tan grandes que pasarían varios hasta reponerlo todo, por ejemplo en la Visita Pastoral de 1943 se hace «notar que es necesario que la iglesia Parroquial tenga una ornamentación completa para la celebración de los actos litúrgicos y que para cumplir esta prescripción, se adquiera una Capa Verde; y que para la conservación de todos los ornamentos, una comisión de la Guardia del Santísimo, siquiera cada 15 días, pase a la sacristía para ocuparse de las reparaciones indispensables de los ornamentos[cxxi]»

5.2.8 Reconstrucción de la fachada “morola”

«El 18 de agosto [de 1942] se empezó la construcción de una torre para colocar el reloj público. En Septiembre ya funcionaba en su lugar. El 21 de diciembre se comenzaron los trabajos finales de la parte central de la portada de la iglesia[cxxii]»

Aquí nuevamente nos encontramos con algo incomprensible a primera vista. En 1930 se dice que se estaba haciendo acopio de material para la reparación de la portada, obra necesaria y de urgencia; en 1939 se nos dice que la iglesia necesita de algunas reparaciones, pero al enumerarlas, no se menciona por ningún lado, algo referente a la fachada; ahora, en 1942, se informa de la construcción de una torre para la colocación del reloj público y que luego se empezaron a hacer los trabajos finales del medio de la portada, ¿desde cuándo estaba dañada la fachada?

La respuesta a la interrogante la encontramos en los testimonios de los pobladores, sobre un hecho muy conocido de la historia local: Según los señores Fidel Hernández y Julio Cesar Cortés Ceron, existía “una rivalidad” con los habitantes del vecino pueblo de Santa María Ostuma, por que éstos llamaban a los lugareños de San Pedro “los morolos”, por el hecho de que su “iglesia no tenía fachada”, mientras que los sampedranos llamaban a los de Ostuma “piñeros”, por que en el pináculo de su iglesia había una piña; los informantes se refirieron cómicamente a este pleito como una “guerra de iglesias”. Mientras que el uso del apelativo piñeros por parte de los sampedranos para referirse a los vecinos de Santa María Ostuma, no fue reconfirmado, sí se encontró abundante evidencia de la denominación de morolos para los sampedranos. Este apodo se dio, como ya lo dicen los primeros informantes, como referencia burlesca a un tiempo más o menos largo, en que el templo de San Pedro pasó con una fachada deteriorada. Precisamente, la Sra. Rosa Alfaro Martínez, recuerda que “hubo un tiempo en el que se callo una torre” (la torre que tenía el reloj), por esa ausencia, a los sampedranos se les decía “los morolos”; “la iglesia pasó bastante tiempo sin torre”; la Sra. Josefina Beltrán dice que ese apodo se dio “por que la iglesia quedo hueca en la torre”. El Sr. Tobías Burgos lo reconfirma: “se había caído una parte de la fachada” por eso nos llamaban así. Don José Hernández Valencia, apunta que les decían así “por que quitaron la torre grande, la de en medio”.

Aunque algunos indican que faltaba una torre lateral, y otros, que era la torre central, lo cierto es que, como dice el Sr. Víctor M. Arias Parada, “por esa falta de una parte de la fachada de la iglesia, a los sampedranos se les decía morolos”.

Cuando a los informantes se les pidió el significado de esa palabra, varios no pudieron precisar uno, otros en cambio si lo hicieron y se presenta a continuación:

-Julio César Navarrete Lemus: “Muco, algo que no tiene, que le falta algo”

-José Hernández Valencia: “No tener la construcción cabal”

-Agapito H. Aquino: “Pelón, sin cabeza”

-José M. López A.: “Cuto, cortado, descabezado”

-Basilio Gómez Ramos: “Cosa que se haya o está haciendo, y que no se termina de hacer. Por ejemplo: una banqueta que no se termina de hacer, se dice que ya quedo Morola”

Es interesante notar que los informantes coinciden en que la iglesia paso un lapso, más o menos largo de tiempo con la fachada dañada; esto se comprueba con el surgimiento del apelativo morolo que pudo darse como una burla, precisamente, por la tardanza en reconstruir esta estructura. No se pudo establecer cuanto tiempo paso el templo con la fachada deteriorada, si es que desde antes de 1930 o después de los temblores de 1932 y 1934, o a raíz de algún suceso del que no se tiene referencia; lo que si se puede afirmar es que ese período fue lo suficientemente largo como para que el apodo de morolos quedara grabado en la memoria colectiva de los habitantes de San Pedro.

En 1943 «Se continuaron los trabajos de la portada y de las torres con sus cinco arcos[cxxiii]». En enero, se recibió la visita en la parroquia de Monseñor Luis Chávez y González, arzobispo metropolitano, quien reconoce «las obras materiales que el Sr. Cura [...] ha emprendido, entre otras, la construcción de la torre principal del templo parroquial que actualmente lleva a cabo, la reparación del techo del mismo templo etc.[cxxiv]». Además de visitar San Pedro Nonualco, el obispo visita todos los pueblos anexos a esta parroqui, en los apuntes que de cada uno de ellos toma, se nota que en todos prima el estado ruinoso de sus iglesias: de San Emigdio dice «excitamos a todos los vecinos para que ayuden eficazmente en las obras del templo, pues aunque se ha hecho algo para repararlo [...] falta muchísimo; y al mismo tiempo consignando al Sr. Alcalde un voto de gratitud por haber contribuido juntamente con el pueblo católico a la construcción del campanario[cxxv]». De Santa Cruz Analquito refiere «Que presenta el templo de esta población un aspecto de edificio siempre en construcción[cxxvi]» e incita a que se continúen las mejoras necesarias. Sobre el Paraíso de Osorio comenta «Que habiendo quedado con algunos desperfectos el templo, a raíz del temblor del 28 de Diciembre de 1934, rogamos a los fieles tomar especial interés para su pronta reparación[cxxvii]». Y de Mercedes La Ceiba dispone «Que dado el estado ruinoso en que se encuentra el templo, el Sr. Cura forme una junta o Comité reparador de los desperfectos que actualmente presenta[cxxviii]» Queda la pregunta ¿Qué había ocasionado ese estado ruinoso en la zona? Desde antes de 1930 el templo de San Pedro estaba dañado, no cabe duda que el terremoto de 1932 y el recién referido de 1934 tienen su cuota de destrucción en esta revisión de daños.

Finalmente, el período “morolo” del templo católico de San Pedro Nonualco llegó a su fin cuando «El 11 de Septiembre [de 1943] se terminaron la portada y las tres torres. Mons. Luis Chávez y González bendijo esta obra el 17 de noviembre [de ese mismo año][cxxix] »

Existe consenso en todos los informantes en relacionar esta reconstrucción con dos personajes: El P. José Antonio Pacas Morán y el maestro de obra, Julián Ventura. El primero, párroco de la localidad entre 1941 y 1948. El segundo, un reconocido maestro de obra, muy relacionado a trabajos municipales, como el empedrado de las calles de la población, entre otros.

Según los informantes, esta intervención propició un cambio de estilo en la fachada. Lo más aceptado es que la reconstrucción, como nos dice el Sr. Francisco Vásquez se dio “del triángulo para arriba”, hecho que los significados recogidos de la palabra morolo confirman. El Sr. Julio César Navarrete coincide que “el P. Pacas con Julian ventura le cambiaron el estilo” a la fachada, así lo dice también el Sr. Víctor M. Arias Parada: “originalmente la fachada tenía otra hechura, era más alta”. Al respecto, el Sr. José A. Castillo dice que “la hechura anterior era liza; las cuatro ventanas de los simborros sí las tenía, pero lo demás (del simborro) era lizo, además se abrió un nicho en la fachada para la imagen de San Pedro”. El Sr. Froilan Melara dice que el nombre del escultor de la imagen que se colocó allí (la de San Pedro Apóstol) es Martín Sotelo, originario de la localidad

A pesar que el templo anteriormente contaba con tres torres, la modificación más significativa se dio precisamente en la torre central, que es la parte destinada a las campanas actualmente. Desde esta reconstrucción, el campanario adquiriría la forma presente, que fue levemente modificada cuando se instaló el nuevo juego de campanas en 1951.

El responsable de la obra fue Julián Ventura, un vecino de la localidad que gozaba de renombre como constructor. El Sr. José María Candray recuerda algunos detalles de el proceso de construcción: “se hizo un cajón grande de madera, para ser utilizado como rampa, ese cajón iba a dar cerca de la esquina de don Max Alfaro (esquina norponiente del atrio) y servía para botar el ripio”; además el Sr. Marcelino Reyes dice, que “el maishtro ocupó ladrillo de barro, cal y arena del río Jiboa”. El dinero necesario fue recolectado entre la población.

Como dato anexo, el Sr. Froilán Melara agregó, que fue el mismo Julián Ventura, el que hizo la calle que pasa atrás de la iglesia, o sea, la actual Av. P. Manuel Velásquez.

Tal como se dice anteriormente, esta intervención de la fachada finalizó en 1943, ya que en el pináculo de la obra, en el lado norte de la torre central del campanario, se encuentra una placa que dice:

Ambas torres

1943

Cura Párroco

Pbro.

Antonio Pacas

Sabemos que la torre del campanario definitivamente fue reconstruida, y que la actividad sísmico de los años 30, al menos botó una de las dos torres, con el testimonio del Sr. Candray, sobre el proceso reconstructivo, parece que se confirma que la torre reconstruida fue la izquierda (norte) ya que al hacer la rampa al lado izquierdo y no al derecho que resultaba más fácil -por su cercanía a la calle- podría indicarse que era esa torre la que se había caído. Es probable que con “ambas torres” la placa se refiera a que principalmente se trabajo en estas, pero los informante también han indicado que hubo un cambió de estilo, en el que seguramente se intervino la torre no dañada.

5.2.9 Cambios en la ubicación del reloj de la fachada

La ubicación del reloj en la fachada, ha sido uno de los tópicos más confusos en los datos que manejan los informantes, en cierto sentido, tiene que ver con que corrió la misma suerte que el resto de la fachada. Partiendo de la nota encontrada sobre la colocación original del reloj en 1909 -ver sección 5.1.3-, ubicado en ese entonces en la torre del medio, se encontraron testimonios, como los del Sr. Rafael Hernández y su esposa, la Sra. Marina María Bolaños, quienes recuerdan que ese reloj estaba, no en la torre de en medio, sino en la derecha, y lo reafirman haciendo memoria de que fue esa torre la que se cayó durante unos sismos ocurridos, aproximadamente en 1927[cxxx], en los que les toco “salir a dormir a fuera”, aclaran que ese reloj no es el mismo que hubo después, ya que aquel “tenía otra música”. Así mismo recuerda la Sra. Refugio Alfaro, agregando que era de péndulo, y tan bueno que “hasta se escuchaba la hora en los cantones”. Por otro lado, para el Sr. José A. Castillo, el reloj se ubicaba en la torre del centro de la fachada. Así lo sabe el Sr. Julio César Navarrete Lemus, por referencias de su mamá, quien le decía que “la fachada ha sido modificada, era más alta, en la torre central estaba el reloj”. Sobre la misma línea, pero con una referencia inusitada, el Sr. Gonzalo Alvarado y su esposa, Sra. Berta Cuellar de Alvarado, dicen que el reloj estaba en el centro, pero que se encontraba en un “cajón de madera”.

Sobre estas posiciones habría que traer a cuenta, que si bien en 1909 el reloj se instaló en la torre del centro, para 1915 esa fachada resultó dañada por un terremoto -ver sección 5.1.5- debiendo ser sustituida; es posible que en la nueva fachada se cambiara su posición, dejando en esta ocasión el reloj en una torre lateral; posteriormente un evento sísmico como el referido en 1927, o 1932 o 34, que de igual manera habría deteriorado la estructura, obligó a refaccionarla y distribuirla en la manera que estaba en 1909.

El Sr. Francisco Vásquez, sostiene que: “en 1932, siendo párroco Carlos Portillo Vélis, y a causa del daño provocado por un terremoto, se decidió botar una de las torres (izquierda), quedando la estructura hasta el triángulo (actual triangulo de la fachada). En esta torre estaba un reloj viejo, que fue colocado en una torre construida provisionalmente de madera, mientras se reconstruía la que se había botado” Esta información confirma que el reloj estaba en una de las torres, y que un terremoto la deterioró; al mismo tiempo refiere al cajón de madera del que ya otros informantes habían hablando como lugar provisional en el que funcionó el reloj mientras se reconstruía la estructura.

En 1942 «se empezó la construcción de una torre para colocar el reloj público. En Septiembre ya funcionaba en su lugar.[cxxxi]» mismo que conserva hasta la actualidad.

Finalmente, el Sr. Rafael Pacas y su esposa Milagro Alfaro, comentan que antiguamente, las campanas se ubicaban en las torres laterales, contando cada torre con dos campanas pequeñas, las que, para ser tocadas, requerían que la persona subiese por medio de las gradas de caracol, ubicadas en el interior de la torre izquierda (norte), y que también por ese motivo, en lo alto de la estructura, existe un “caminito” que de la torre izquierda conduce a la torre derecha. Así lo confirma el Sr. Gonzalo Alvarado y su esposa Berta Cuellar de Alvarado quienes dicen que esto cambio, luego de la reconstrucción que se hizo en 1943. Estos dos testimonios nos darían indicios de que el reloj estaba en el centro, ya que las torres laterales eran utilizadas para las campanas.

5.3 De 1948 en adelante

Luego de la conclusión de la reparación en la fachada de la iglesia, hecha en 1943, no se tiene datos de otras actividades relacionadas a intervenciones en el templo.

Desde abril de 1948 hasta el año 2000, la parroquia de San Pedro Nonualco fue administrada por los padres franciscanos provenientes de Italia. Por su cercanía en el tiempo son los más queridos y recordados por los pobladores actuales; así mismo, sus obras son las más recientes y de las que mejor se tiene memoria. Para la Sra. Rosa Alfaro Martínez, estos sacerdotes son “los que más han modificado, los que más han trabajado por la iglesia”. De igual manera nos refiere el Sr. Juan Bautista Rodríguez, quien dice que “estos padres eran entusiastas para las grandes obras”, como ejemplo, nos comenta que la catedral de Zacatecoluca es obra del P. Rufino Bugiti, uno de estos sacerdotes franciscanos que estuvo en San Pedro también.

Vale aclarar que para abordar este tercer período, no se contó con el registro de las Visitas Pastorales hechas entre 1943 y 1967, por no hallarse los libros de Gobierno Parroquial en el APSPN, sin embargo se cuenta con otras fuentes útiles.

5.3.1 Capilla del “Niño Zarco”, baranda del baptisterio y reparación del techo.

La primera acción de los padres franciscanos al tomar la parroquia fue decorar «el interior de la iglesia. [...] Con seis hombres en dos meses se hizo la Capilla para el Niño Zarco, se cambió la baranda de madera del baptisterio por una de hierro [y se redujo] para facilitar el acceso a la iglesia[cxxxii]» En la sección 5.2.3 se hablaba de esta baranda de madera que fue sustituida y que databa de 1924

En 1950, se «reparó el techo a un costo de ¢1,032.00[cxxxiii]»

5.3.2 Las campanas

Monseñor Pedro Arnoldo Aparicio y Quintanilla, realizó una Visita Pastoral Extraordinaria «para la Solemne Bendición de las campanas, el 20 de junio de 1952[cxxxiv]», dichas campanas fueron «traídas de Italia, e instaladas en una torre especialmente preparada. El costo total de esta obra fue de ¢10,162.50[cxxxv]» Las campanas anteriores fueron cambiadas, según el Sr. Francisco Vásquez, por que se habían deteriorado. Explica el Sr. Víctor M. Arias Parada, que antes de la colocación de las campanas, hubo necesidad de reforzar la torre central, para ello se le colocó columnas hechas con cemento y hierro en lo más alto de la construcción, para que pudiera sostener de mejor manera el pesor que se les iba a incorporar con las campanas y la estructura metálica que las sostiene. El actual sacristán del templo, Sr. Francisco López, ratifica que se tuvo que hacer algunos ajustes a la torre central, él recuerda que anteriormente solo tenía dos “ventanas” y que por la introducción de las campanas hubo que hacer cuatro, quizá para que el sonido pudiera expandirse mejor.

Uno de los datos más importantes para esta investigación, tiene que ver, con el momento de la instalación de las campanas, ya que se hicieron modificaciones importantes en la estructura de la fachada. El Sr. José A. Castillo recuerda que se hizo un hueco en la parte maciza de la portada, exactamente atrás de la mezanine del coro, este, que aun en la actualidad existe, tiene la función de servir como base para manipular el juego de sogas que mueven las campanas; así mismo, se hicieron incisiones entre esta hueco y la torre central -que está exactamente arriba- lugar por donde pasan las sogas que unen el mecanismo por medio del cual se mueven las, con la persona que las toca; anteriormente no se tenía necesidad de esto, por que las campanas se tocaban de diferente forma: se subía por las escaleras de caracol, en la torre izquierda, y se llega directamente a ellas, las campanas actuales no funcionan así, por que son de “movimiento”.

En la instalación trabajaron varias personas, el Sr. José M. López A., nos explica que Mauricio Borgonobo, propietario del Beneficio “San Antonio” de la ciudad de Zacatecoluca, prestó un “tecle” (mecanismo de poleas) de los que se usaban en su Beneficio, para subir las campanas; el Sr. Víctor M. Arias Parada agrega, que es cierto que Borgonobo prestó el “tecle”, y que fue el “Ing. Palomo”, el que las colocó. También el ya citado Sr. Francisco Vásquez dice haber participado en la instalación, juntamente con el Sr. Daniel Porras Galiano. Vale decir que además de la instalación propiamente dicha de las campanas, se instaló primero, el soporte metálico que habría de sostenerlas, el cual fue traído también de Italia.

Como decíamos, la instalación de las campanas es uno de los acontecimientos más recordados, los lugareños se sienten muy orgullosos, y no falta quien sostenga que son “las mejores campanas de El Salvador, que ni en San Salvador las tienen”. El día de su llegada a San Pedro fue un día de fiesta, hubo comitivas que las fueron a recoger al puerto donde desembarcaron de su viaje desde Italia, otros las fueron a esperar a la carretera; el Sr. Fidel Hernández dice que en esos días laboraba en San Vicente, y que hasta allí “llegaron hojas sueltas de invitación, para ir a recoger las campanas que traían de Italia”. Todo este proceso se registra en algunas fotos, una nómina de las personas que aportaron ayuda económica para su compra, e incluso una bendición papal para las campanas, que se encuentra en el interior de la iglesia, casi al final de la nave izquierda (norte), pegadas en la pared.

5.3.3 El coro

El Sr. Marcelino Reyes, recuerda que anteriormente, sobre la entrada principal de la iglesia (mezanine), se ubicaba la zona para los músicos; utilizada por “filarmónicos” locales, pero que eran “propiamente de coro”. El Sr. Isidoro Méndez Pérez, recuerda a Don Abilio Gutiérrez, quien se encargaba de “contestar en otro idioma la misa, con sus solfas en un bastón”; por su parte, la Sra. Refugio Alfaro, también recuerda a “Tomás Cabeza, quien era el director de coro, encargado de contestar en latín” al sacerdote durante la celebración. Pero el director de coro más recordado, es, sin duda, Don Teodoro Ventura, quizá por ser el más contemporáneo de todos.

Para el Sr. José M. López A., la ubicación del coro en lo alto de la entrada, tenía la función de distribuir mejor el sonido, cosa que ahora no se entiende por la gran potencia de los equipos e instrumentos utilizados. Posteriormente, la zona para los músicos se ubicó en el costado derecho del presbiterio, el Sr. Agapito H. Aquino, calcula que, hace unos 45 o 50 años que ya no “trepan los músicos” indicando precisamente este cambio de posición.

5.3.4 Los altares y camarines, ventanas y puertas.

Otro cambio importante, esta vez en el interior del templo, fue el que se dio a mediados de la década del 50. Se trató de la sustitución de los altares y camarines, por los nichos en la pared: en 1956 se hicieron «nichos de concreto a costo de cuarenta colones c/u, con marcos de hierro y vidrio[cxxxvi]» Los pobladores coincidieron en afirmar en que el cambio se debió a que “ocupaban mucho campo”. El Sr. Rafael Pacas y su esposa Milagro Alfaro dicen que este cambio se dio “por que la población crecía y necesitaba espacio”; el Sr. Agapito H. Aquino, comentó que “la gente tenía la costumbre de ir a besar a todos los santos” y que con el cambio se les quitó. El P. Maximiliano Atilio Martini, párroco en ese entonces, reafirmó que la sustitución se dio por el gran espacio que ocupaban, además, estos muebles se habían convertido en “nidos de ratas”.

De los altares que se quitaron, dice el P. Maximiliano, parte fue llevada a la iglesia de El Calvario, otros estaban demasiado deteriorados y fueron deshechos. Aprovechando que se había quitado los camarines, se pintó la iglesia, los pilares fueron decorados con unas formas de “mármol”, esto es, sobre la pintura de aceite recién aplicada se frotaba un taco de hule y con eso se le daba forma de “mármol” al decorado, el nombre del artesano responsable de esta decoración nos lo da el Sr. José A. Castillo: Juan Morataya, que vivía en Zacatecoluca y era primo de suyo.

El Sr. Rafael Hernández recuerda que uno de estos altares fue llevado a la ermita del cantón La Comunidad.

Algunos nombres de los carpinteros que habían trabajado antiguamente en la elaboración de estos altares de madera son, según el Sr. José A. Castillo, “Agapito Gómez y Amancio Merino”. También se obtuvieron los nombres de los albañiles que trabajaron en la elaboración de los nichos en la pared: El Sr. Marcelino Reyes dice que fue Julián Ventura; mientras que el Sr. Froilán Melara recuerda que fue su papá, Sr. Nicolás Melara el encargado de esa obra y además agrega que “se aprovechó para modificar las ventanas que eran cuadradas y que ahora son de marco de hierro y vidrio, en forma de medio punto; los horcones encontrados en la estructura de las ventas fueron sustituidos por que estaban deteriorados”, él mismo terminó ese trabajo. Esto lo remacha el P. Maximiliano: “las ventanas no tenían la forma actual, eran cuadradas y de madera. Al (Colegio) Santa Cecilia se mandó a hacer la estructura metálica de la ventana, allí mismo se cortó el vidrio aunque se compró en un almacén particular” Si bien no lo recuerda exactamente cree que fue Don Froilán Melara el que se las instaló, por que con Don Nicolás, su papá, se molestaron por el precio y fue Froilán el que tomó el trabajo.

Varios informantes nos dijeron que antiguamente la iglesia no tenía ventanas[cxxxvii], sólo puertas, y que estas fueron mandadas a hacer con posterioridad, así lo refieren por lo menos tres entrevistas: con Sr. José M. López, Sra. Refugio Alfaro y esposos Pacas Alfaro. Así mismo, el Sr. Arias Parada nos explicó, que también algunas puertas del templo fueron sustituidas, estas eran de “hechura, talladas” y que cuando se quitaron, él trabajó en adaptar una, para el templo de El Calvario, misma que fue sustituida cuando se le puso las puertas de hierro que ahora tiene.

5.3.5 El Presbiterio

En 1957, siendo párroco el P. Maximiliano A. Martini se «repule y pinta[cxxxviii]» el presbiterio; más tarde, -luego de renovar la instalación eléctrica[cxxxix]- en 1962, en tiempos del P. Aquiles Gugole y «con motivo de las celebraciones del 50º aniversario de San Pedro Nonualco[cxl]» se construye uno nuevo, esta se bendijo «el 10 de abril [...] Asistieron al solemne acto el Sr. Ministro del Interior, varios diputados encabezados por Don Vicente Gálvez y el Sr. Gobernador Político Departamental[cxli]» El Sr. Félix Rodríguez, recuerda que los principales cambios que se hicieron entonces -en el presbiterio- fueron: que “se instaló el cortinaje y se pinto la estructura de azul y amarillo tierno, además de subirle nivel”.

El Sr. Froilán Melara, dice que la mayor parte de la estructura actual del presbiterio es obra suya, ya que hubo detalles, como la instalación del mármol en el piso, que corrió a cargo de la empresa que lo vendió. Entre las principales modificaciones que se hicieron al presbiterio, está la elevación de nivel, ya que antiguamente solo lo separaba un grada del nivel del resto de la estructura, al pie de la primera grada se construyeron dos nichos, “por si algún día había necesidad de sepultar a algún sacerdote”.

Como se menciona arriba, entre 1962 y 1963 «El reverendo Padre Aquiles Gugole enladrilla [...] la iglesia (el presbiterio) con bonito mármol[cxlii]» El Sr. Julio César Navarrete, afirma que este piso de mármol fue donado por el Sr. Vicente Gálvez, al igual que la imagen de Jesús Muerto; efectivamente se ha encontrado una invitación[cxliii] datada en febrero de 1962, en la que se dice que el día 4 del mismo mes, se llevaría a cabo la bendición de dicha imagen y que esta ha sido obsequiada por el mencionado Sr. Gálvez; así mismo, en las gradas que del presbiterio suben hacia el sagrario, existe una placa que relaciona al Sr. Gálvez, con dicha donación.

En mayo de 1963 se tuvo la visita pastoral hecha por el obispo de la diócesis de San Vicente, Pedro Arnoldo Aparicio y Quintanilla, en la que se lee: «Elogio el trabajo llevado a cabo, por el Párroco con la colaboración de todos, en el Presbiterio de la Iglesia. Los exhorto a seguir prestando su colaboración para terminar los trabajos empezados[cxliv]»

5.3.6 Las bancas

Algo que se recuerda muy bien de la administración del P. Aquiles Gugole, es la dotación de bancas para la iglesia parroquial. Para tal fin, nos comenta el Sr. Víctor M. Arias Parada, se creo un Comité, siendo su presidente el Sr. Julio César Navarrete; para la elaboración se pidió la contribución de la población y esta respondió con el donativo de la madera requerida; el Sr. José María Candray recuerda que las personas que más dieron madera fueron los del Cantón La Carbonera, y recuerda en especial a los señores Prudencio Ventura, Marcelino Jiménez y Simeón Magaña, como los principales donantes, mucha gente dio en menor cantidad, según sus posibilidades; casi toda la madera colectada fue de cedro y laurel. Los encargados de la fabricación de estos muebles fueron, el Sr. Marcelino Hernández y el propio Sr. Julio César Navarrete.

El Sr. Navarrete comentó al respecto, que ciertamente Marcelino Hernández y él, se encargaron de la construcción: el sacerdote les mostró un dibujo que, según les dijo, era un diseño tomado de una iglesia de San Salvador, y les preguntó si creían tener capacidad de reproducirlo, a lo que ellos contestaron que lo intentarían. Una vez consumada la primera banca, se la mostraron al cura, quien quedo satisfecho, ellos propusieron hacerle una mejora al diseño, que tenía que ver con el asiento plano del boceto original, que ellos consideraban quedaría mejor con una concavidad; se intentó y el resultado agradó tanto al sacerdote, que dispuso que todas se hicieran así. De manera anecdótica, el Sr. Navarrete comenta que esa primea banca modelo aun existe entre las que se utilizan en el templo, se diferencia justamente por su asiento plano, en contraste del resto que tienen asiento cóncavo. En efecto, esa banca existe y fue mostrada por el sacristán del templo. Sobre el diseño, el informante únicamente sabe que era el de un iglesia de San Salvador, pero no sabe de cual; casualmente en una visita a la Basílica de Guadalupe, se encontró que las bancas de ese templo son casi exactamente iguales a las del templo de San Pedro Nonualco, con la diferencia que el trabajo de labrado de los laterales es mucho más fino en San Pedro, es más, parece que en la Basílica ese trabajo no fue terminado; en una consulta al sacristán del lugar, dijo que él tiene más de 15 años de estar en el puesto y que desde entonces esas bancas ya estaban. Queda la duda si el estilo fue tomado de esa Basílica, o ambos lugares, la Basílica y el templo de San Pedro, tomaron ese diseño de una tercera iglesia que no conocemos.

Antes que se construyeran las bancas, en la iglesia no existían más que algunos “reclinatorios” mandados a hacer por las familias que tenían mayores posibilidades económicas y que eran de su uso exclusivo. El Sr. José Hernández Valencia dice que algunos de estos inclusive tenían “cadenas, para que solo el dueño se sentara”; otros eran construidos de tal forma que tenían bisagras para ser doblados cuando no estaban en uso; en otros casos solo dejaban el mueble para reclinarse y se llevaban la silla, según nos explican el Sr. Gonzalo Alvarado y su esposa. Una vez hechas las bancas, muchas personas retiraron los reclinatorios de su propiedad, a pesar de ello, en la bodega de la iglesia aun quedan un par de ejemplares.

El 6 de Enero de 1964 el padre Gugole entrega la parroquia a su sucesor, al hacer un recuento de lo hecho en los últimos cuatro años y medio, menciona, entre otras cosas:

« [...] 92 bancas para la iglesia, aproximadamente cuestan ¢70 c/u

Instalación nueva de luz eléctrica material 2177.85

Mano de obra para instalación 219.00

Reparación Altar Mayor 561.05

Material presbiterio con traída [ flete] 3328.00[cxlv]»

5.3.7 Nueva intervención en la fachada

Una nueva intervención en la fachada se dio entre 1964 y 1966[cxlvi], en tiempos del P. Peregrino. A raíz de unos temblores que hubo en la zona de San Vicente; sobre este incidente dice el Sr. Rafael Hernández, que la iglesia se “reventó” del repello. El Sr. Francisco Acevedo, relata que en esa fecha él tenía 18 años, y participó en esos trabajos, lo que se le hizo fue “botarle todo el repello viejo que tenía, y que estaba hecho a base de cal y arena de bordo”, al quitar el repello se dieron cuenta que la construcción no tenía nada de hierro, a no ser que lo tuviera internamente; los maestros de obra que se encargaron de la reparación no eran del pueblo, eran originarios de San Juan Nonualco, y habían sido traídos por el P. de Zan. En ese mismo tiempo, recuerda que Tolio Bolaños, originario del Barrio Guadalupe de San Pedro, junto a otras 6 personas trabajaron en las molduras de la fachada, que también se reconstruyeron. Estos datos son reconfirmados por el Sr. Julio César Navarrete. Ademas se aprovecho para reparar daños en las puertas del templo[cxlvii]

Luego de estas intervenciones, los esfuerzos se concentraron en la construcción de la nueva iglesia de El Calvario, por lo que parece que hubo un período en el que no se hicieron más intervenciones, o al menos la gente no las recuerda, quizá por ser pequeñas.

En una entrevista hecha al P. Peregrino Francesco de Zan en 1967, en la que dice haberse hecho cargo de la parroquia de San Pedro Nonualco en 6 de enero de 1964, sostiene que cuando llegó, tenía dos proyectos principales: «1º Repello y decoración de la Fachada de la iglesia. 2º Construcción del Calvario[cxlviii]» Esto concuerda con lo dicho anteriormente. Al parecer, los trabajos en la fachada habrían concluido, precisamente en 1967, ya que se ha encontrado una nota sobre una visita corta hecha por Mons. Pedro Arnoldo Aparicio y Quintanilla «el domingo 27 de junio a las 4:00 p.m. para la Solemne bendición de la fachada de la iglesia parroquial[cxlix]»

Abonando a lo dicho, datada en 1965, se ha encontrado una correspondencia[cl], sobre un estudio que hizo la Casa MUGDAN S.A. para llevar a acabo la pintura de la fachada que se iba a realizar después de un repello general y arreglo de molduras. Se cálculo que sólo en materiales se requerían ¢1,160.43. No se dice si se realizó o no.

5.3.8 Trabajos en el techo y renovación de instalación eléctrica

Durante la segunda administración del padre Maximiliano Martini, se sustituyó buena parte de la madera que sostiene el techo, esto, sin necesidad de quitar el cielo falso del templo, el trabajo recayó sobre el Sr. Froilan Melara y Santiago Bernal aproximadamente en 1972. También se cambió parte de la duela machihembrada que forma el cielo falso del templo, eso se hizo por que estaban “picadas” por el paso del tiempo. Además, en ese mismo año, se renovó la instalación eléctrica

5.3.9 Reconstrucción de la torre izquierda.

Más o menos en 1983, y a raíz de una serie de temblores sucedidos en San Vicente, la torre izquierda (norte) de la fachada se calló, siendo reconstruido por el Sr. Froilán Melara y utilizando para ello materiales modernos, incluso hierro. Así lo confirma el propio Sr. Melara, el P. Martini, la Sra. Refugio Alfaro, el Sr. Francisco Acevedo y el Sr. Francisco López, este último también recuerda que el Sr. Melara hizo un muro que separa el atrio al frente de la iglesia, con el patio izquierdo (norte) que antiguamente eran un solo espacio. Para los informantes, esa reconstrucción de la torre izquierda explica por qué no se calló para los terremotos de 2001 y quedó en mejores condiciones que el resto de la fachada, esto tendría que ver con que en la reconstrucción se le puso hierro.

5.3.10 Varios trabajos de carpintería, y pintura en 1980

El Sr. Víctor M. Arias Parada fue durante mucho tiempo el carpintero de planta de la parroquia. En la década de 1980, colaboró en varias obras de carpintería, entre las que recuerda está la revisión que hizo de toda la estructura del techo, en la que se reparó gran parte de esta; así mismo, se encargó de examinar el estado de los pilares que sostienen la iglesia, encontrando que todos ellos se hallaban en buenas condiciones, en esa ocasión se dio cuenta que estos pilares están asentados en una piedra “laja” de 1.50 metros de profundidad. A raíz del terremoto del 86 uno de las columnas principales de la estructura de la nave central se deterioró, quedando gravemente rajada; en vista de que el daño era grande y que para poder ser reparado totalmente se tendría que desmontar buena parte de la estructura del techo y que eso implicaría no solo gasto sino complicaciones de carácter técnico, ya que esa reparación “no era algo que cualquiera pudiera hacer”, se optó solo por subsanarla, para ello utilizó alambre de púas, con el que se rodeo todo la columna de extremo a extremo evitando con ello que se terminara de abrir con un movimiento brusco o con el paso del tiempo; sorprendentemente esa reparación soportó los terremotos de 2001. La columna de la que hablamos se encuentra en la esquina nororiente del presbiterio, tiene un diámetro de 12 pulgadas; nos advierte el Sr. Arias Parada que no es visibles desde el exterior, para verla hay que salir sobre el techo. Al parecer existe una doble pared entre el presbiterio y la sacristía, lugar en el que se localiza la mencionada columna. Esto, de alguna manera es confirmado por el testimonio del Sr. José M. López A., quien nos ha dicho que “recuerda que antiguamente existía una especie de pasadizo entre las pared y el altar de la iglesia, de ese lugar salían los monaguillos y el sacerdote para dar la misa”

También en los 80, se dio la “segunda mano de pintura a la iglesia”, en ella trabajo nuevamente el Sr. Arias Parada, quien de manera anecdótica comenta que a la hora de pintar el pináculo de la fachada, el sacerdote se mostró muy sorprendido por su valor, ya que anteriormente a él, solo una persona había tenido el valor de hacerlo, por esa razón le dijo que él era el “segundo Eusebio Melara”, nombre de esa persona

5.3.11 Sustitución del altar mayor.

El Sr. Arias Parada nos dice que a finales del 80 y principios del 90 fue sustituido el Altar Mayor del presbiterio, de esta altar recuerda que tenía un trabajo muy fino “gótico”, el cambio se decidió por que madera estaba muy deteriorada. Sobre este altar, ha dicho el Sr. José M. López A., que era muy parecido al que aun se mantiene en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, en San Salvador; era de “madera con gradas incrustadas” nos dice la Sra. Refugio Alfaro, era grande y bonito, empotrado en la pared. Según el Sr. Marcelino Reyes, en ese altar había “camarines con la Virgen, San Pedro y el Dulce Nombre de Jesús”, curiosamente este informante expresa que “Don Lázaro[cli] dijo que se cambiara por que no le gustaba”, así también nos dijo el Sr. Rafael Hernández. Es curioso, nadie más dijo algo parecido, pero que lo hayan mencionado dos personas alguna implicación tiene.

Hablando sobre el tema, supimos los nombres de carpinteros que trabajaron en la iglesia: Agapito Gómez, que trabajó en diversos detalles; “Don Chico y su hijo Amancio”, ambos de apellido Merino. De igual manera el Sr. Gilberto Valencia, que trabajó como ayudante de tallador en diversos trabajos en el templo.

Los esposos Pacas Alfaro, ya citados, comentan que el altar de la nave izquierda, tiene alguna semejanza con ese altar principal que se quitó, esta era de caoba, sin embargo, el P. Maximiliano Martini dice que él no recuerda que se parecieran. Añadió, que cuando este altar fue removido, parte de el se guardó en la sacristía, y otra parte de esta y de los otros que se quitaron, fueron guardados y aun se utilizan en actividades parroquiales, especialmente un par de columnas.

El Sr. Arias Parada colaboró en ese cambio, con los trabajos de carpintería; como ya conocía lo de la declaratoria de Monumento, sugirió al P. Maximiliano, que hablase con Don Lázaro López (papá del diputado que impulsó la declaratoria) para saber si era necesario un permiso para llevar a cabo la modificación, esta donde él entiende, Don Lázaro habría conseguido ese permiso.

En esa ocasión, a la par de hacer los trabajos de albañilería que dieron la forma actual al altar, se sustituyó la pared que antes cubría el altar mayor, que era de duela machihembrada. El Sr. Arias Parada trabajó en eso, utilizando playwood de 1 pulgada. El P. Maximiliano confirma esta información, y nos dice que esa madera, antes de ser utilizada fue curada con extremo cuidado, para asegurar su buena conservación.

5.3.12 Construcción de los últimos nichos.

A pesar que la mayoría de los camarines fueron sustituidos a mediados de los 50´, en 1995 todavía quedaba al menos uno, localizado en la parte final de la nave derecha, lugar en el que últimamente se localizaba el coro, este fue sustituido por un nicho en la pared, efectuado, según el Sr. Arias Parada por Eligio Méndez, del Barrio Guadalupe. Además de ese, recuerda que hay por lo menos otro, que se diferencian de los primeros que se hicieron por que estos tienen otro estilo

5.3.13 Modificación del baptisterio

Otra de las modificaciones que se han hecho fue el cambio en el baptisterio, más o menos en los años 90; se cambio por que la pilita estaba muy cercana a la pared y eso podría ocasionar daño e incomodidad, se dejó como está en la actualidad. El trabajo fue hecho por Froilán Melara

5.3.14 Renovación de instalación eléctrica y pintura

En los años 90, se dio nuevamente una renovación en la instalación eléctrica, esta corrió a cargo del Sr. Julio Molina. Además, en diferentes ocasiones se pinto el interior y también el exterior, incluso los pilares.

5.4 Conclusión preliminar.

Al finalizar este recorrido, queda claro que en el recuento de las intervenciones que ha sufrido el templo católico de San Pedro Nonualco, encontramos varios acontecimientos de importancia que tienen que ser valorados críticamente al momento de evaluar la patrimonialidad del templo. Por ejemplo, las sucesivas modificaciones en la fachada, de la que al menos se pueden registrar cinco (ampliación del templo en 1901, terremoto de 1915, eventos sísmicos de la década del 30, introducción de las campanas en 1951 y temblores en 1983) nos llevan a concluir en que es muy difícil tratar de encontrar elementos originales. De igual manera, varios cambios se han dada en el interior del templo (modificación del presbiterio y baptisterio, introducción de nichos, ventanas y bancas, eliminación de altares y camarines etc.), algunos de cuales llevaron vulnerabilidad a la estructura

Antes y después de la declaratoria de Monumento Nacional, el templo ha sido modificado hasta en sus últimos detalles, por lo que en realidad hay muy poco en él que pueda considerarse verdaderamente original.

6. SOBRE LA DECLARATORIA DE MONUMENTO NACIONAL

El tercero de nuestro objetivos específicos tiene que ver con definir cual era el ambiente en el que se generó la declaratoria de Monumento Nacional.

6.1 El Sr. José María López Argueta, y la declaratoria.

El Decreto Legislativo que declaró Monumento Nacional al templo consigna que la solicitud de la declaratoria corrió «a iniciativa de los diputados José María López Argueta y Evaristo Molina[clii]». En entrevista con el Sr. José María López Argueta, para contextualizar el surgimiento del decreto, dijo que sus motivaciones fueron la “inquietud de hacer algo por el pueblo” y la reflexión de la importancia del templo como “insignia” de la localidad, también influyó en su iniciativa, el “honrar” a su padre quien “era un gran devoto” y al mismo tiempo, la consideración de que el gobierno podría hacerse cargo de aportar el dinero para la manutención del edificio.

Al impulsar la declaratoria en la Asamblea, el principal argumento presentado fue el de la “colonialidad” del edificio; sin embargo, una conversación con el Br. Jorge Lardé y Larín (quien hizo mención de una fuente que denotaba que el templo de San Pedro no era tan antiguo) paralizó esta intención. Mientras resolvía el inconveniente, optó por impulsar la misma declaratoria para el templo del vecino pueblo de Santa María Ostuma, del que nadie dudaba su antigüedad[cliii]. Aunque no se resolvió la inquietud de la antigüedad del templo de San Pedro, se aprobó la declaratoria prosiguiendo a medias con el mismo argumento: aunque el templo no era enteramente colonial, sí tenía parte que lo eran.

El Sr. López Argueta acepta que nunca existió un estudio técnico que dictaminara la antigüedad de la estructura, las conversaciones sostenidas con Lardé y Larín nunca se hicieron constar por escrito y por tanto se careció de fundamentación científica para la declaratoria.

6.2 Los pobladores actuales de San Pedro Nonualco y su percepción sobre el decreto.

Sobre la declaratoria también se consultó a los actuales pobladores de San Pedro Nonualco, se les hizo tres preguntase: ¿Cuándo se dio el decreto, se supo aquí en San Pedro? ¿Quién lo hizo? ¿Cuáles cree Ud. que fueron sus motivaciones?

6.2.1 Conocimiento del Decreto, al momento de la aprobación.

Sobre este punto existen opiniones encontradas. Mientras algunas personas dijeron haber conocido del decreto al momento de su aprobación, como por ejemplo, el Sr. Julio César Navarrete, quien además comenta que “los más versados del pueblo decían que estaba bueno, se decía que el gobierno repararía los daños”. Otros en cambio, dicen que jamás se había hablado de eso, al respecto, la Sra. Lucia Ayala nos dice que “sobre eso del patrimonio, ella nunca supo que fuera declarada [la iglesia] hasta ahora que esta pasando este gran problema con la gente de CONCULTURA”; el Sr. Rosendo Cortés Jiménez dice algo parecido: “eso se descubrió cuando fue a hacerse el gran problema [de la reconstrucción del templo] se había entrego al Ministerio la iglesia, ya no quedaba al mando del pueblo”. Hay quienes, como el Sr. Froilán Melara, tienen una posición intermedia: “el pueblo lo supo aunque no hubo mucha bulla por eso”; en este sentido, los señores Fidel Hernández y Julio César Cortés Cerón, dice que “cuando se dio la declaración se supo en el pueblo, aunque no se supo concretamente por qué”.

El testimonio más importante al respecto, es el que provine del P. Maximiliano Atilio Martini, encargado de la parroquia en el momento de la declaratoria. El P. Maximiliano comenta, que un día se apareció Don Lázaro López, mostrándole con mucho orgullo el decreto, él se “contrario” con Don Lázaro, ya que no se le informó del proceso que se seguía, sino hasta que ya todo estaba consumado.

Evidentemente todas las posiciones que hemos reseñado son ciertas, al momento de la declaratoria muy poca gente se dio cuenta de hecho, una vez consumado tuvo poca importancia ya que la gente aún no acaba de comprender bien las implicaciones Salta a la vista que el proceso se hizo sin tomar en cuenta a la población, nisiquiera al propio párroco, que tenía todo el derecho de ser informado, ya que el decreto tiene repercusiones serias para la actividad parroquial.

6.2.2 Conocimiento del impulsor del decreto.

Casi todos los informantes supieron dar noticias sobre el impulsor del decreto. Curiosamente lo que primo fue una confusión, algunos no saben bien si fue Don Lázaro López, o su hijo José María. El Sr. Agapito Hernández Aquino, nos habló de “un diputado que nacionalizó la iglesia, en los años del PCN”. Aunque muchos hicieron referencia concreta a “Don Chema”, no fueron pocos los que dijeron que quien hizo todo eso fue su papá “Don Lázaro”, lo que en realidad demuestra el poco conocimiento que la gente tiene de todo ese proceso.

6.2.3 Motivaciones para el decreto.

Antes de abordar este punto, es necesario advertir que las opiniones recogidas, entre los pobladores actuales de San Pedro Nonualco, están predispuestas por los inconvenientes que el decreto ha ocasionado en la reconstrucción del templo; para la gente, lo único que ha hecho es detener el proceso de reparación, sin que se pueda notar un beneficio. En consecuencia, cuando se les consultó sobre este tema, sus respuestas están impregnadas de ese malestar; sin embargo hay algunas en las que ese malestar no pesa.

El Sr. Tobías Burgos dijo que “quizá don Lázaro lo hizo por que admiraba la portada de la iglesia”. Para el Sr. Froilán Melara “Don Lázaro la impulsó, queriendo hacer un bien para el pueblo”; el Sr. Julio C. Navarrete dice que “Don chema lo hizo por querer hacer algo por el pueblo y por que su papá era también muy religioso”.

Por otro lado, hay quienes dice que los motivos tiene que ver con que “Don chema se dijo -voy a salir bien con esto”, otros opinan que por “querer sobresalir”, algunos piensan que los motivos de la declaratoria, fueron “eminentemente políticos” o por “quedar bien con el gobierno”. Incluso, alguien dijo que el motivo principal fue que el diputado “no tenía que hablar”, por “malentendimiento”. Hubo personas que se expresaron fuertemente y que no aportaron nada, por ello se ha omitido esas opiniones.

6.3 Conclusión preliminar.

Sobre el contexto del decreto las conclusiones son simples:

Las principales motivaciones que tuvo el Sr. José María López Argueta para promover el decreto son al menos cuatro: 1º Inquietud de hacer algo por su pueblo, 2º Consideración del templo como “insignia” del pueblo, 3° Honrar la religiosidad de su padre, 4º Considerar que le gobierno se haría cargo de las manutención del templo

Queda claro que el argumento usado para la declaratoria es endeble, nunca existió un estudio técnico que validara las consideraciones que se hace sobre el templo, y por lo tanto no puede medirse la patrimonialidad del inmueble sobre la base falsa de la información que da el decreto.

Los pobladores de San Pedro Nonualco, nunca estuvieron al tanto de las implicaciones del la declaratoria. Esta se dio de manera inconsulta a la población y a las autoridades religiosas locales, por ende, los pobladores muestran gran desconocimiento de los detalles relacionados al decreto. En la actualidad, la población de San Pedro Nonualco, no ve con buenos ojos la declaración, ya que únicamente les ha traído inconvenientes.

7. CONCLUSIONES GENERAL.

Llegando al final de este trabajo, a continuación se presentan las conclusiones generales, no sin antes advertir, que por muchos aspectos de este informe, las conclusiones que se presentan solo pueden ser consideradas preliminares.

Teniendo en mente los objetivos que moldearon esta investigación, las principales conclusiones generales son:

Toda la información recopilada apunta, a que el inicio de la construcción del templo católico de San Pedro Nonualco, se dio entre 1875 y 1885. De igual modo, el argumento que proponemos como motivo de esa nueva construcción, es principalmente, un evento sísmico, inclinándonos a pensar en el registrado en 1880 como causante de un deterioro de la anterior estructura. En consecuencia a esta conclusión, el templo católico en modo alguno puede ser considerado colonial.

El registro de las intervenciones que ha sufrido la estructura y los muebles del templo, nos llevan a concluir que en la actualidad, prácticamente no existe ninguna zona del mismo que no haya sido intervenida. Estas intervenciones han sido desde muy leves, hasta verdaderos cambios en la estructura o los muebles, por lo que sería muy difícil tratar de encontrar elementos que puedan articular el estilo original.

La declaratoria de Monumento Nacional del templo católico de San Pedro Nonualco, fue, prácticamente, una acción de tipo personal. Carente de toda fundamentación técnica, que jamás a tenido verdadera importancia ni local, ni nacionalmente, sino una vez sucedidos los terremotos de 2001.

Con la confianza de que a través de estas conclusiones, se dé paso rápido a la restauración del templo católico de San Pedro Nonualco, dada la urgencia que la población tiene de contar con el mismo, se pone fin a este informe.

8. ANEXOS

8.1 Anexo 1: Decreto Legislativo que declara Monumento Nacional el templo católico de San Pedro Nonualco.

DECRETO No 522.

LA ASAMBLE LEGISLATIVA DE LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR,

CONSIDERANDO:

I. Que el templo católico de la ciudad de San Pedro Nonualco, departamento de La Paz, constituye una joya histórica de la Época Colonial y una obra artística digna de conservación, tanto por su estilo arquitectónico, como por la obras que alberga a su interior;

II. Que es deber constitucional del Estado salvaguardar la riqueza artística, histórica y arqueológica, como parte del tesoro cultural salvadoreño;

POR TANTO,

en uso de sus facultades constitucionales y a iniciativa de los diputados José María López Argueta y Evaristo Molina

DECRETA:

Art. 1.

Declarase Monumento Nacional el templo católico de la ciudad de San Pedro Nonualco, departamento de La Paz, sede de la Iglesia parroquial del citado municipio

Dicho monumento incluye el edificio principal del templo, el atrio y edificaciones accesorias.

Art. 2.

Cualquier reparación que se haga para su conservación deberá conformarse al estilo arquitectónico actual del templo, a fin de perpetuar su originalidad, y sólo podrá efectuarse previa autorización y bajo la supervisión de la Dirección General de Urbanismo y Arquitectura.

Art. 3.

El presente Decreto entrará en vigencia ocho días después de su publicación en el Diario Oficial.

DADO EN EL SALON DE SESIONES DE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA; Palacio Legislativo: San Salvador, a cuatro días del mes de mayo de mil novecientos setenta y ocho.

Rubén Alfonso Rodríguez

Presidentes

Alfredo Morales Rodríguez

Vice-Presidente

Benjamín Wilfredo Navarrete

Vice-Presidente

Mario S. Hernández Segura

Primer Secretario

José Mauricio Velásquez

Primer Secretario

Matías Romero

Primer Secretario

Mauricio Gutiérrez Castro

Segundo Secretario

Pablo Mateu Llort

Segundo Secretario

Víctor Manuel Mendoza Vaquedano

Segundo Secretario

CASA PRESIDENCIAL: San Salvador, a los diez días del mes de mayo de mil novecientos setenta y ocho.

CARLOS HUMBERTO ROMERO

Presidente de la República.

Armado Leonidas Rojas

Ministro del Interior

Carlos Antonio Herrera Rebollo

Ministro de Educación

PUBLÍQUESE EN EL DIARIO OFICIAL.

Julio Ernesto Astacio

Ministro de la Presidencia

de la República.

Diario Oficial. San Salvador 22 de mayo de 1978. N° 259 Decreto N° 522

8.2 Anexo 2: Listado de informantes

LISTA DE INFORMANTES

Dando las gracias a todas estas personas, sin las cuales no hubiera sido posible reconstruir la historia del templo de San Pedro Nonualco

NOMBRE /EDAD/ RESIDENCIA

1-Acevedo, Francisco /56/ Barrio Guadalupe

2-Alfaro Martínez, María Rosa /84/ Barrio El Calvario

3-Alfaro, María Refugio /76/ Barrio El Calvario

4-Alfaro de Pacas, Milagro /78/ Barrio El Calvario

5-Alvarado, Gonzalo /79/ Barrio El Calvario

6-Arias Parada, Víctor Manuel /89/ Barrio San José

7-Argueta Castillo, José /80/ Barrio El Centro

8-Ayala, Lucía /80/ Barrio San José

9-Beltrán, Josefina /90/ Barrio El Calvario

10-Bolaños, María Marina /78/ Cantón La Comunidad

11-Burgos Alfaro, Tobías /77/ Barrio El Calvario

12-Candray, José María /82/ Cantón La Comunidad

13-Cornejo, María Carmen /74/ Barrio El Centro

14-Cortés Ceron, Julio César /66/ Barrio San José

15-Cortés Jiménez, Rosendo /83/ Barrio Concepción

16-Flores, Olimpia /s.d/ Barrio Guadalupe

17-Gómez Ramos, Basilio /83/ Barrio Concepción

18-Hernández Aquino, Agapito /82/ Barrio El Centro

19-Hernández, Fidel /84/ Barrio San José

20-Hernández Reyes, Rafael /85/ Cantón La Comunidad

21-Hernández Santos, José Ignacio /65/ Barrio El Calvario

22-Hernández Valencia, José /89/ Barrio El Centro

23-López Argueta, José María /67/ Barrio El Centro

24-López de Miranda, Dominga /63/ Barrio El Centro

25-López, Francisco /55/ Barrio Concepción

26-Manzanares, Jesús /s.d/ Zacatecoluca

27-Martini, Maximiliano Atilio /83/ San Juan Nonualco

28-Mejía, Julio /41/ Barrio Concepción

29-Melara, Froilán /75/ Barrio San José

30-Melara, Petrona de Carmen /49/ Barrio San José

31-Méndez Pérez, Isidoro /89/ Cantón La Comunidad

32-Navarrete Lemus, Julio César /69/ Barrio El Centro

33-Orellana, Sergio /s.d/ Barrio El Calvario

34-Pacas Alfaro, ana milagro/s.d/Barrio El Calvario

35-Pacas, Rafael /81/Barrio El Calvario

36-Palacios, Pedro Celestino /s.d/ Barrio El Centro

37-Parada de Melara, María Elvira /73/ Barrio San José

38-Parada, Luis Alonso /64/ Barrio San José

39-Pérez de Hernández, María Alicia /61/ Barrio El Calvario

40-Pérez, Josefa /70/ Barrio El Calvario

41-Reyes, Marcelino /92/ Barrio Guadalupe

42-Rodríguez, Félix /72/ Barrio El Calvario

43-Rodríguez Funes, Félix /s.d/ Barrio El Calvario

44-Rodríguez, Juan Bautista /80/ Barrio San José

45-Romero, Américo Napoleón /61/ Barrio San José

46-Trinidad Cuellar de Alvarado, Berta Elvira /s.d/ Barrio El Calvario

47-Valencia Funes, María Laura /79/ Barrio Guadalupe

48-Vásquez, Francisco /79/ Barrio Guadalupe

49-Ventura de Rosales, Rafaela /78/ Barrio El Calvario

* s.d = sin datos.

AGRADECIMIENTOS ESPECIALES A LOS SEÑORES.

RUBÉN ARNOLDO ORTÍZ DURÁN.

AUXILIAR ARCHIVISTA

Y

RAFAEL FLORES.

DIRECTOR DEL ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE SAN SALVADOR.

POR SU AMABILIDAD Y COLABORACIÓN, EN ESTA INVESTIGACIÓN.


[i] Orellana Menjívar, Sergio Antonio. “Mensaje del Sr. Alcalde Municipal”.Revista oficial de las fiestas patronales en honor a San Pedro Apóstol. San Pedro Nonualco. Junio de 2001. p. 2

[ii] «de 2565 viviendas, tanto en el área rural como urbana, quedaron en estado inhabitable 2559» Manzanares, Jesús. Estudio monográfico Casa de la Cultura de San Pedro Nonualco (Inédito). San Pedro Nonualco 2002. Sección de anexos.

[iii] Decreto Legislativo N° 522, Diario oficial Tomo Nº 256, Número 93, del 22 de mayo de 1978

[iv] En la localidad se ha conformado la Asociación de Desarrollo Comunal de San Pedro Nonualco (ADESCOSAPEN), que por parte de la parroquia se dedican a coordinar lo relativo a la reconstrucción del templo.

[v] Para quienes la restauración forma parte de la Propuesta de Conservación del Patrimonio Histórico Cultural. Ver: GTZ- Alcaldía Municipal de San Pedro Nonualco- Vice Ministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano. Plan Estratégico Territorial de San Pedro Nonualco, Resumen Ejecutivo. San Pedro Nonualco 2004 p. 8

[vi] Para comprender mejor este término Ver. Lara Figueroa, Celso A. Cultura, artes populares e historia en Guatemala. Subcentro regional de artesanías y artes populares. Guatemala 1991. pp. 14, 68, 185-205 y la nota 6, en la p. 219

[vii] «la investigación sociológica, folclórica o historia oral, en todas las cuales la entrevista formalizada es parte esencial de su método.» González Alcantud, José Antonio. “Oralidad: tiempo, fuente, transmisión” en Aguirre Baztán, Ángel. Etnografía. Metodología cualitativa en la investigación sociocultural. Alfaomega Grupo Ed. México 1997. p. 148

[viii] La metodología antropológica encuentra su locus en este tipo de trabajo, habiendo variedad de enfoques para explicarlo. Pritchar dice al respecto que «además de la utilización de las fuentes, el antropólogo debe recoger las tradiciones orales y las narraciones históricas del pasado del pueblo investigado. [...] La representación en la tradición oral y escrita, es lo que dice recoger el antropólogo. Esta tendencia recibe el nombre de etnohistoria». Pritchar, Evans. citado En Azcona, Jesús. Para comprender la antropología. I La Historial. Edit. Verbo Divino, España 1989 p. 115

[ix] Marroquín, Alejandro Dagoberto. San Pedro Nonualco, investigación sociológica. Edit. Universitaria. El Salvador, 1964. p. 13

[x] Cardona Lazo, Antonio. Diccionario Geográfico de la República de El Salvador. Publicaciones del Ministerio de Economía. El Salvador, 1954 p. 208

[xi] Vivo Escoto, Jorge A. El poblamiento Náhuatl en El Salvador y otros países de Centroamérica. Ministerio de Educación, Dirección de Cultura. Dirección de Publicaciones. El Salvador. 1973 p. 21

[xii] Ibid p. 27

[xiii] Mejía de Gutiérrez, Gloria Aracely. La cultura pipil en El Salvador. Sección de Etnografía. Departamento de Investigaciones del Patrimonio Cultural. Inédito. p. 44

[xiv] Geoffroy Rivas, Pedro. Toponimia Nahuat de Cuzcatlán. Ministerio de Educación, Dirección de Publicaciones. El Salvador 1982. p. 136.

[xv] Citado en Marroquín, Alejandro Dagoberto. op. cit. p. 56

[xvi] Marroquín, Alejandro Dagoberto. op. cit. pp 56-61

[xvii][xvii] García de Palacios, Diego. “Carta dirigida al Rey de España por el Oidor de la Real Audiencia de Guatemala, año 1576″, en Colección de documentos importantes relativos a la República de El Salvador Tomo I. Ministerio de Relaciones Exteriores e Instrucción Pública. Imprenta Nacional. El Salvador 1921. p. 30

[xviii] Citado en Marroquín, Alejandro Dagoberto. op. cit. p. 58

[xix] Marroquín, Alejandro Dagoberto. op. cit. p. 53

[xx] Cortés y Larraz, Pedro. “Descripción geográfico-moral de la Provincia de San Salvador”, en Colección de documentos importantes relativos a la República de El Salvador Tomo I. Ministerio de Relaciones Exteriores e Instrucción Pública. Imprenta Nacional. El Salvador 1921. p. 125

[xxi] Gutiérrez y Ulloa, Antonio. Estado General de la Provincia de San Salvador, Reino de Guatemala, año de 1807. Ministerio de Educación. Dirección General de Publicaciones. El Salvador 1902 p. 30

[xxii] Citado en Marroquín, Alejandro Dagoberto. Op. Cit. p. 60

[xxiii] López, Lorenzo. Estadística general de la República de El Salvador. Imprenta del Gobierno. El Salvador 1858. p. 21

[xxiv] Dawson, Guillermo J. Geografía elemental de la República de El Salvador. Paris 1890 p. 54

[xxv] Lardé y Larín, Jorge. El Salvador: historia de sus pueblos, villas y ciudades. Departamento editorial del Ministerio de Cultura. El Salvador 1957 p. 391

[xxvi] Barberena, Santiago I. Monografías departamentales. Biblioteca Popular. Dirección de Publicaciones e impresos. CONCULTURA. El Salvador 1998. p. 283

[xxvii] Ver: Browning, David. El Salvador, la tierra y el hombre. Ministerio de Educación, Dirección de Publicaciones. El Salvador. 1975. p. 197

[xxviii] Estos dato corresponden a un censo realizado por la municipalidad para efectos de control posterremoto, fueron proporcionados por el Sr. Félix René Mejía, Jefe del Catastro de dicha municipalidad, en mayo de 2004

[xxix] Ver Anexo 1

[xxx]Cardenal, Rodolfo. El poder eclesiástico en El Salvador (1871-1931). UCA Editores, El Salvador, 1980. p. 145. Para tener una idea más amplia de lo que significaban estas visitas y de su instauración, se puede ver. Delgado, Jesús. Sucesos de la historia de El Salvador. I Introducción a la historia de la iglesia en El Salvador (1525-1821). Edición Sesquicentenaria. Colección Nueva Evangelización I. Arquidiócesis de San Salvador 1991. pp 241-268.

[xxxi] Cardenal, Rodolfo. op. cit. p. 145

[xxxii] Ibid p. 146

[xxxiii] Ibid Ver la nota 4, en la p. 174

[xxxiv] Ibid p. 147

[xxxv] En una de las Visitas Pastorales ( =V.P. ), registrada en los archivos de San Pedro, encontramos una definición de lo que eran en sí las actas de Visita Pastoral «no siendo sino [...] la constancia escrita que los Señores Obispos o Visitadores dejan de las disposiciones que dictan para obtener la finalidad o el objeto que se persigue, cual es, el de la santificación de las almas, facilitando ésta, ya estatuyendo medios adecuados, ya corrigiendo abusos, ya mostrando la mejor manera de cumplir la voluntad del Creador, no podemos menos de reforzar esa toda nuestra autoridad, las prescripciones que han dado y que están consignadas en los libros que se guardan en el Archivo de la Parroquia, y hacemos particular mención del Acta de Visita anterior, para que se cumplan las cláusulas» Archivo de la parroquia de San Pedro Nonualco (lo citaremos en adelante con estas siglas APSPN). Auto de Visita Pastoral (en adelante lo citremos como A.V.P.) Libro 35 de Bautismos Folio 407

[xxxvi] “Visitas Pastorales a la parroquia de San Pedro Nonualco”, en Programa General de las Fiestas Patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1967

[xxxvii] Archivo Histórico del Arzobispado de San Salvador (en delante citado como AHASS). A.V.P, Libro de Actas de Visita Pastoral Años 1850-1854 Fol. 194-197

[xxxviii] de Zan, P. Peregrino O.F.M. “Historia de la construcción de la iglesia de San Pedro Nonualco”, en Programa General de las Fiestas Patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1967

[xxxix] Cortés y Larraz, Pedro. op. cit. p. 125

[xl] El vecino municipio de Santa María Ostuma hasta antes de los terremotos de 2001, contaba con un templo datado alrededor de 1770; históricamente, esta población fue un anexo de la parroquia de San Pedro Nonualco, por lo que la existencia de este templo construido en estas fechas hace más plausible el hecho de que en San Pedro ya existiese uno igual o mejor.

[xli] Marroquín, Alejandro Dagoberto. op. cit. p. 63

[xlii] AHASS. A.V.P. Libro de Actas de Visita Pastoral Años 1850-1854. Fol. 194

[xliii] López, Lorenzo. op. cit. p. 21

[xliv] APSPN. A.V.P. Libro 12 de Bautismos, Fol. 105

[xlv] APSPN. A.V.P. Libro 14 de Bautismos, Fol. 248

[xlvi] CONCULTURA. Departamento de Investigaciones, Sección de Etnografía. Fichas Bibliográficas y de campo de San Pedro Nonualco, La Paz. Julio 1973; Octubre 1975. Este documento se puede consultar, en la actual Departamento de Difusión de Investigaciones de CONCULTURA, bajo el código DEF0004CM

[xlvii] de Zan, P. Peregrino O.F.M. Artículo cit.

[xlviii] APSPN. A.V.P. Libro 18 de Bautismos, Fol. 97

[xlix] Ibid Fol. 99

[l] Ibidem.

«Generalmente el obispo cobraba 50 pesos por derechos de visita. La parroquia además pagaba un peso por cada libro visitado y cierto porcentaje, el cual no puede establecerse por que variaba mucho, por las cantidades de dinero glosadas en los libros de cuentas de fábrica, cofradías y cuadrante parroquial»: Cardenal, Rodolfo. op. cit. p. 147

[li] Como anexo del A.V.P., se encuentra la Lista de Suscripciones para la reconstrucción del templo de San Pedro Nonualco, organizada por el Obispo; donde se encuentra un listado con los nombres de las personas pertenecientes a la mencionada Junta, se encuentra en el libro de bautismos número 23, en el fol. 44. Vale decir, que la contribución del obispo fue la más alta, seguida por la de Don Eustaquio Rodríguez de 25 pesos, mientras que el promedio de aportación de las 62 persona presentes fue de 4.50 pesos. Esa noche se recogió en total 285 pesos.

[lii] APSPN. A.V.P. Libro 23 de Bautismos, Fol. 40-41

[liii] Ibid. Fol., 42

[liv] El P. Manuel Velásquez estuvo a cargo de la parroquia de San Pedro Nonualco en tres períodos: 1884-1898, 1913-1917 y 1921-1922: “Lista cronológica de párrocos”, en Programa General de las Fiestas Patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1967

[lv] Como dijo desconocer la edad de su papá al momento de realizar esa labor para la iglesia, le solicité su fecha de nacimiento, la cual también desconocía; se recurrió entonces a la edad que tenía cuando falleció. El Sr. Rodríguez dijo que su papá murió de 78 años en 1959, por lo cual habría nacido en 1881

[lvi] de Zan, P. Peregrino O.F.M. Articulo cit.

[lvii] Ibidem

[lviii] Ibidem

[lix] Marroquín, Alejandro Dagoberto. op. cit. p. 179

[lx] Este proceso puede verse en: Guidos Véjar, Rafael. El ascenso del militarismo en El Salvador. UCA Editores. El Salvador 1980 pp. 45-66

[lxi] de Zan, P. Peregrino O.F.M. Artículo cit.

[lxii] “Desarrollo de la enseñanza en San Pedro Nonualco”, en Revista Sampedrana. Fiestas patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1968

[lxiii] Alvarenga, Edwin R.; Hernández, Douglas A. y Hernández Flores, Daniel A. Cronología de sismos destructivos en El Salvador. Servicio Geológico Nacional, Área de Sismología. Documento.

[lxiv] Ibidem

[lxv] Martínez, Néstor, compilador. Historia sísmica del Valle de las Hamacas. Suplemento especial publicado en el diario Co-Latino. 13 de marzo de 2001. pp. XIII

[lxvi] APSPN. A.V.P. Libro18 de Bautismos, Fol. 99

[lxvii] APSPN. A.V.P. Libro 12 de Bautismos, Fol. 105

[lxviii] APSPN. A.V.P. Libro 14 de Bautismos, Fol. 248

[lxix] CONCULTURA Doc. Cit.

[lxx] de Zan, P. Peregrino O.F.M. Artículo cit.

[lxxi] López, Lorenzo. op. cit p. 22

[lxxii] APSPN. A.V.P. Libro 18 de Bautismos, Fol. 98-99

[lxxiii] de Zan, P. Peregrino O.F.M. Artículo cit.

[lxxiv] Ibidem

[lxxv] Ibidem

[lxxvi] Gómez Elías, Ana María Auxiliadora y Flores Melara, Domingo Benjamín de Jesús. Proyecto investigación y análisis de daños, fachadas principal laterales, paredes, techo, conjunto Atrio y elementos arquitectónicos del conjunto, propuesta de restauración. Templo parroquial de San Pedro Nonualco. Julio de 2003. Documento. La referencia se encuentra bajo el título Descripción Técnica, en la sección de anexos.

[lxxvii] de Zan, P. Peregrino O.F.M. Artículo cit.

[lxxviii] de Zan, P. Peregrino O.F.M. Artículo cit.

[lxxix] Marroquín, Alejandro Dagoberto. op. cit. pp. 71-72

[lxxx] Ibidem

[lxxxi] AHASS. A.V.P. Libro de Actas de Visita Pastoral Años 1926-1932. Fol. 100

[lxxxii] de Zan, P. Peregrino O.F.M. Artículo cit.

[lxxxiii] Ibidem

[lxxxiv] Ibidem

[lxxxv] “Hechos notables de la parroquia de San Pedro Nonualco”, en Programa General de las Fiestas Patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1967

[lxxxvi] APSPN. “El Reloj” en Libro 25 de Bautismos Fol. 0 (se encuentra en la primera página, la que no está numerada)

[lxxxvii] APSPN. Nota encontrada en. Libro 25 de Bautismos, Fol. 367

[lxxxviii] de Zan, P. Peregrino O.F.M. Artículo cit.

[lxxxix] Ibidem

[xc] Lardé, Jorge. “El terremoto del 6 de septiembre de 1915 y los demás terremotos de El Salvador”, en Jorge Lardé. Obras Completas tomo 1. Ministerio de Cultura. Departamento Editorial. El Salvador 1960 p. 41

[xci] Lardé, Jorge. op. cit. p. 72

[xcii] Un registro de esta, se encuentra en: Lardé y Larín, Jorge. El Salvador: inundaciones e incendios, erupciones y terremotos. Biblioteca de Historia Salvadoreña Vol. 5 Dirección de Publicaciones e Impresos. CONCULTURA. El Salvador 2000. p. 124

[xciii] “Hechos notables de la parroquia de San Pedro Nonualco”. en Programa General de las Fiestas Patronales de San Pedro Nonualco.

[xciv] APSPN. A.V.P. Libro 29 de Bautismos, Fol. 109

[xcv] AHASS. A.V.P. Libro de Actas de Visita Pastoral Años 1917-1920. Fol. 149. (Se a utilizado esta acta, por que esta más completa en este numeral 16, que la copia en el archivo parroquial de San Pedro)

[xcvi] APSPN. A.V.P. Libro 29 de Bautismos, Fol. 112

[xcvii] Ibidem

[xcviii] Ibid. Fol. 108-109

[xcix] Ibid. Fol. 110

[c] Históricamente, la devoción a las imágenes formó parte de la contrarreforma, la expresión más conocida de esta devoción es la cofradía: «frente al movimiento iconoclasta luterano y protestante en general, [las cofradías] inculcaron la devoción a los santos venerados en las imágenes» Delgado, Jesús. op. cit. p. 153

[ci] de Zan, P. Peregrino O.F.M. Artículo cit.

[cii] Ibidem

[ciii] Ibidem

[civ] Ibidem

[cv] AHASS. A.V.P. Libro de Actas de Visita Pastoral Años 1920-1925. Fol. 268

[cvi] Ibidem

[cvii] de Zan, P. Peregrino O.F.M. Artículo cit.

[cviii] Ibidem.

[cix] AHASS. A.V.P. Libro de Actas de Visita Pastoral Años 1926-1932. Fol. 99

[cx] Ibid. Fol. 101

[cxi] Ibid. Fol. 103-104

[cxii] “Hechos notables de la parroquia de San Pedro Nonualco”, en Programa General de las Fiestas Patronales de San Pedro Nonualco.

[cxiii] APSPN. A.V.P. Libro 35 de Bautismos, Fol. 404

[cxiv] AHASS. A.V.P. Libro de Actas de Visita Pastoral Años 1942-1944 Fol. 123

[cxv] de Zan, P. Peregrino O.F.M. Artículo cit.

[cxvi] Ibidem

[cxvii] APSPN. A.V.P. Libro 35 de Bautismos Fol. 404

[cxviii] Ibid. Fol. 406

[cxix] de Zan, P. Peregrino O.F.M. Artículo cit.

[cxx] de Zan, P. Peregrino O.F.M. “Presbítero José Antonio Pacas Morán. Breve historia de los trabajos realizados por los párrocos en San Pedro Nonualco desde el año de 1943 hasta la fecha”, en Revista Sampedrana. Fiestas patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1968

[cxxi] AHASS. A.V.P. Libro de Actas de Visita Pastoral Años 1942-1944 Fol. 130

[cxxii] de Zan, P. Peregrino O.F.M. “Historia de la construcción de la iglesia de San Pedro Nonualco”

[cxxiii] Ibidem

[cxxiv] AHASS. A.V.P. Libro de Actas de Visita Pastoral Años 1942-1944 Fol. 130

[cxxv] Ibid. Fol. 120-121

[cxxvi] Ibid. Fol. 122

[cxxvii] Ibid. Fol. 123

[cxxviii] Ibid. Fol. 124-125

[cxxix] de Zan, P. Peregrino O.F.M. “Historia de la construcción de la iglesia de San Pedro Nonualco”

[cxxx] Según la Sra. Bolaños, ella recuerda haber tenido unos 10 años, para cuando ocurrieron esos temblores, en la actualidad tiene 78, de allí procede la fecha señalada que ella no asegura sino solo relaciona

[cxxxi] de Zan, P. Peregrino O.F.M. “Historia de la construcción de la iglesia de San Pedro Nonualco”.

[cxxxii] Sigarán, J. Mamerto Pbro. “Fr. Rugifo Lino Bugitti: Frailes Franciscanos en San Pedro Nonualco. Breve historia de los trabajos realizados por los párrocos en San Pedro Nonualco desde el año de 1943 hasta la fecha”, en Revista Sampedrana. Fiestas patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1968

[cxxxiii] Pérez, Agustín. “Fr. Santos Cosme Spessoto: Frailes Franciscanos en San Pedro Nonualco. Breve historia de los trabajos realizados por los párrocos en San Pedro Nonualco desde el año de 1943 hasta la fecha”. en Revista Sampedrana. Fiestas patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1968

[cxxxiv] “Bodas de Plata de la Diócesis de San Vicente”, en Revista Sampedrana. Fiestas patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1968

[cxxxv] Pérez, Agustín. Artículo cit.

[cxxxvi] Molina Flores, Baltasar. “Datos biográficos del Párroco Maximiliano Atilio Martini: Frailes Franciscanos en San Pedro Nonualco. Breve historia de los trabajos realizados por los párrocos en San Pedro Nonualco desde el año de 1943 hasta la fecha”, en Revista Sampedrana. Fiestas patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1968

137 Vale aclarar que los informantes hablaban de la inexistencia de ventanas en las paredes bajas del templo; en la información que se tiene de 1902 se habla de ventanas, pero aquí, al parecer, se referían a las ventanas que el templo tiene en la parte alta de la nave central.

[cxxxviii] Molina Flores, Baltazar. Artículo cit.

[cxxxix] Espinoza, María Luisa. “Fr. Aquiles Humberto Gugole: Frailes Franciscanos en San Pedro Nonualco. Breve historia de los trabajos realizados por los párrocos en San Pedro Nonualco desde el año de 1943 hasta la fecha”, en Revista Sampedrana. Fiestas patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1968

[cxl] Ibidem.

Probablemente se refiere a los 50 años de la designación de ciudad y cabecera de distrito, dada en 1912.

141 Ibidem

[cxlii] de Zan, Peregrino. “Crónica de los trabajos materiales y espirituales de los Padres Franciscanos, en la República de El Salvador, de julio de 1962 a junio de 1963″ en Boletín La Virgen de Fátima. Número 26 Septiembre de 1963. Planes de Renderos, San Salvador.

[cxliii] APSPN. Varias cartas y documentos en relación a la actividad parroquial Libro 1948-1970.

[cxliv] APSPN. A.V.P. Libro Cuarto de Gobierno Eclesiástico. Fol. 59

[cxlv] Ibid. Fol. 73–74

[cxlvi] Montes, Jorge Emilio. “Fr. Peregrino Francesco de Zan: Frailes Franciscanos en San Pedro Nonualco. Breve historia de los trabajos realizados por los párrocos en San Pedro Nonualco desde el año de 1943 hasta la fecha” en, Revista Sampedrana. Fiestas patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1968

Aunque se han tenido a la vista los A.V.P. de 1966 y de 1969, en ellos no hay información útil para este trabajo: A.V.P. Libro Cuarto de Gobierno Eclesiástico. fol. 104-108,138-140

147 Ibidem

[cxlviii] Palacios Rodríguez, Guillermo. “Con el P. Peregrino de Zan. Entrevista” en Programa General de las Fiestas Patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1967

[cxlix] “Bodas de Plata de la Diócesis de San Vicente”, en Programa General de las Fiestas Patronales de San Pedro Nonualco.

[cl] PSPN. Varias cartas y documentos en relación a la actividad parroquial Libro 1948-1970. Parroquia de San Pedro Nonualco.

[cli] Don Lázaro López, era el papá de don José M. López, quien fungió como diputado en la Asamblea Legislativa, fue él quien impulsó el decreto de nombramiento de Monumento Nacional. Su papá detentó los cargos «Secretario de la Congregación de Adoradores, 1940; Presidente de la Sociedad de Padres de Familia, Sección Secundaria, además tesorero. 1953-67. Tesorero del Patronato de la Unidad de Salud, Alcalde de San Pedro Nonualco, 1956, Diputado suplente, 1964-68; Diputado propietario, 1968-74; Alcalde Municipal, 1952-54 y 1976-78» Así es mi tierra: “Edición especial, Departamento de La Paz” Volumen 7. El Salvador 1977. Pp 150

[clii] Ver anexo 1

[cliii] Curiosamente el decreto de declaratoria del templo de Ostuma se dio el mismo día que el de San Pedro e incluso se nombro Sitio de Interés Histórico, el cerro del Tacuazín o Casa Peña -nombres con los que se conoce el refugio de Anastasio Aquino, en Santiago Nonualco-, también en ese mismo día. Estos tres decretos se encuentran publicados en el mismo diario oficial Nº 259, del 22 de mayo de 1978. En casi la totalidad de las declaratorias de Monumento Nacional de iglesias la redacción del decreto solo varia en el nombre del municipio y del templo, por lo demás son prácticamente idénticos. Al respecto, puede consultarse el documento, Recopilación de Decretos de Monumentos Nacionales, hecha por Elmer Flores Sánchez, de la Dirección de Patrimonio Cultural en 1984. Este documento se encuentra en la actualidad en la Departamento de Proyección de Investigaciones de CONCULTURA, bajo el código DEA0007CH

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