| Descripción |
Adosada a la cabecera del templo, se eleva un robusto campanario, construido en sillarejo reforzado con sillería en las esquinas y ventanales. El primer cuerpo de la torre, casi ciego, esconde tras él la sacristía, lo que obligó a construir la escalera helicoidal que dio acceso a la primitiva sala de campanas, en una caja desgajada del perímetro del campanario. Sobre la bóveda que cubre la sacristía, se levanta un doble cuerpo de campanas: un primero más antiguo, cuyas troneras fueron parcialmente cegadas cuando, sobre él, se construyó una nueva sala; tal vez por razones estructurales, pero sobre todo para poder instalar entre las antiguas ventanas la escalera de acceso al nuevo campanario. La torre se cubre, finalmente, con un acentuado chapitel de pizarra. |
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Campanas |
El último cuerpo de la torre alberga un conjunto de cuatro bronces, típicamente altoaragonés, en que se reconocen dos campanillos y dos campanas mayores, de tamaño casi idéntico. Las pequeñas son dos campanas pertenecientes, respectivamente, a dos fases bien distintas de la industrialización campanera: la menor, dedicada a San Lorenzo, fue fundida en 1918 en los hornos de la fundición que Ángel Perea regentaba en la localidad burgalesa de Miranda de Ebro, en la estética modernista preponderante; mientras que el campanillo mayor es obra, en 1994, de los Hermanos Portilla. Mucho más interesantes son, sin embargo, las campanas mayores: la mediana fue fundida en 1864 por Ballesteros y Gómez, fundidor cántabro que en estas fechas dejó varias obras en los campanarios del Pirineo aragonés; y la mayor es una bellísima campana de estética barroca, firmada por Quintana en 1777. |
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Toques tradicionales de campanas |
El campanario de Panticosa debió contar con un enrevesado entramado de sogas, atado a la columna central de la sala de campanas, destinado a interpretar los repiques más complejos, con la mayor economía de esfuerzos. Así sucedía en otras torres altoaragonesas que contaron con complicados repiques, festivos y de difuntos, a cuatro o más campanas (catedral de Jaca, Aragüés del Puerto, Jasa, Ansó, etc.). En cualquier caso, desde los badajos de una o dos de las campanas mayores, debió descender una cuerda hasta la sacristía, para que el sacristán pudiera tocar las señales ordinarias (oraciones, misas, rosarios, etc.) sin necesidad de subir ni un peldaño de la escalera del campanario. Y que pudiera, así, compaginar sus funciones de campanero con su servicio en el altar. En las fechas más señaladas del calendario, los jóvenes del pueblo subían a la torre a bandear, en vísperas, misas y procesiones. |
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Toques actuales de campanas |
Las cuatro campanas cuentan con sendos electromazos para el repique automático, conectados a un ordenador de última generación ubicado en la sacristía. |
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AutorSARRIÓ ANDRÉS, Pau M. [Documentación del campanario y de las campanas] (03-09-2020) |
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