FERNÁNDEZ VALLEJO, Marta - Los médicos piden más segundos entre campanadas para no atragantarse

Los médicos piden más segundos entre campanadas para no atragantarse

Los otorrinos tienen en marcha una campaña de recogida de firmas y recuerdan el riesgo de comer uvas en niños de corta edad y ancianos

La trágica muerte de un niño de 3 años atragantado con una uva en Nochevieja en Gijón ha puesto encima de la mesa la alerta que hacían los otorrinos españoles hace unos días. La Sociedad Española de Otorrinolaringología lanzó una campaña el 27 de diciembre para advertir de que los menores de cinco años no debían tomar uvas y reclamaba, además, que se amplíe de tres a cinco los segundos que pasan entre campanada y campanada en la celebración de fin de año ya que consideran que el riesgo de atragantamiento es grande, no solo entre los más pequeños sino también para los ancianos.

La agrupación de otorrinos tiene abierta una iniciativa en change.org para recoger firmas con la que pretenden pedir a la Comunidad de Madrid que introduzca una modificación en la cadencia del reloj de la Puerta del Sol dirigida a ampliar el intervalo entre campanadas. «Tres segundos es un tiempo insuficiente para masticar correctamente cada uva. Al menos son necesarios cinco segundos si se quiere minimizar los riesgos de asfixia por atragantamiento», argumentan. El impulsor de la iniciativa, el médico Mario Fernández, explica en la página web de la Sociedad que, además, «quedaría redondo el primer minuto del año, doce campanadas y cinco segundos por campanada».

El atragantamiento por uvas es ya la tercera causa de asfixia relacionada con la comida en menores de cinco años. La campaña de los otorrinos españoles pedía directamente no dar esta fruta en Nochevieja a los más pequeños. «Las uvas consumidas enteras con piel y pepitas por su forma y textura pueden obstruir las vías respiratorias y provocar una situación de peligro que lleve incluso a la muerte si no se actúa a tiempo», insistía la agrupación en el comunicado que difundió el pasado 27 de diciembre. Para reducir el riesgo lo aconsejable, añadían, es quitarles la piel y las pepitas y cortarlas en varios trozos.

La fatalidad quiso que apenas cuatro días después de lanzar la campaña -por la que se le acusó a la agrupación de alarmista-, esa remota posibilidad se materializara en el terrible suceso ocurrido en Gijón. El pequeño Thiago Leonel Guamán, de tres años, murió atragantado con una uva.

Las claves

Especialista de Cruces:
«Es una barbaridad comer uvas en intervalos de tres segundos y más con lo grandes que son ahora. Yo comí dos en Nochevieja»
Sociedad Española:
«Cinco segundos es lo mínimo para masticar y reducir el riesgo de asfixia»

La tensión del momento

«Es una barbaridad tomar doce uvas con un intervalo de tres segundos. En la pasada Nochevieja solo comí dos. Nunca como las doce uvas. Es lógica la petición de la Sociedad Española de ampliar el intervalo a cinco segundos», opina el especialista en Otorrinolaringología de Cruces Juan Luis Miró Viar. Advierte de que el peligro se multiplica con la «tensión bestial» que «generan las cadenas televisivas» con la retransmisión de los últimos minutos del año. La expectación se dispara 35 segundos antes de que marquen las doce en el reloj cuando la bola baja por la torre y los nervios aumentan con el sonido del carillón, los cuatro cuartos -que son cuatro campanas dobles- y los doce toques que anuncian la entrada en el nuevo año.

El otorrino de Cruces advierte también del gran tamaño de las uvas que se consumen en la actualidad. «Son enormes, con un pellejo muy duro, sobre todo las que no tienen pepitas, lo que también incrementa el riesgo. Son tan peligrosas como los caramelos para atragantarse. Antes eran más pequeñas y blandas», resalta. Considera que en ningún caso los niños pequeños deben tomar uvas enteras.

Los expertos también aconsejan extremar la precaución con los ancianos por los problemas de deglución asociados a la edad. «Los servicios de Urgencias ven muchos casos en personas mayores de asfixia por atragantamiento con alimentos», añade Miró Viar. Los datos muestran que la incidencia de muertes entre personas mayores de 65 años por atragantamiento es siete veces mayor que en niños de 1 a 4 años.

FERNÁNDEZ VALLEJO, Marta

Las Provincias (03-01-2019)

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