LOUREIRO, Ramón - Bruno Aneiros: «Me daría una pena enorme ser el último campanero, pero yo tocaré hasta el final»

Bruno Aneiros: «Me daría una pena enorme ser el último campanero, pero yo tocaré hasta el final»

Teme que las torres de las iglesias de Galicia puedan quedar, para siempre, en silencio


Bruno Aneiros, fotografiado en lo alto de la campanario de Santa Mariña de Sillobre - Autor: LOUREIRO, Ramón / LA VOZ DE GALICIA

Bruno Aneiros (Sillobre, Fene, 23 años) se ha convertido en todo un símbolo de un mundo que se resiste a desaparecer: el de las campanas. En el más joven defensor de un arte que, por desgracia, parece estar condenado a extinguirse. Campanero de tercera generación, sigue subiendo a diario al campanario de Sillobre. No quiere dejar morir la tradición de hacer sonar las campanas, de llenar de música el aire desde las torres de las iglesias: de mandar mensajes, a leguas y leguas de distancia, sin necesidad de utensilio electrónico alguno, a través del viento. Un tío-abuelo suyo, Julio López Allegue, tan recordado en Galicia entera, intentó, hace unos años, organizar cursos para que hubiese campaneros nuevos, pero su empeño no tuvo continuidad. Hoy en España apenas queda una catedral en la que las campanas se toquen a mano, la de Mondoñedo. Y en la mayor parte de las iglesias de todo el país, o se instalan dispositivos eléctricos para que los campanas sigan emitiendo algún sonido... o se las hace callar definitivamente.

-Y esto parece irreversible, además.
-Parece, sí. A pesar de todo el esfuerzo que se hizo para que apareciese gente nueva que continuase con la tradición.
-¿No tiene la sensación de ser el último de una vieja estirpe?
-Siempre la tuve. Pero ahora más que nunca. Y me daría una pena enorme ser el último campanero, pero yo tocaré hasta el final. No dejaré que esto muera.
-El mundo ha cambiado mucho.
-Cambia sin parar. Pero, como se ve, no siempre va a mejor.

«Hay mucha gente mayor que me pide que no deje de tocar por ella cuando se vaya»

«Las campanas -dice Bruno- son mucho más importantes para la gente, principalmente en Galicia, de lo que algunos creen. Sobre todo para las personas de más edad -subraya-. Hay mucha gente mayor que, cuando me ve, me pide que no deje de tocar por ella cuando se vaya».
-Una campana no suena igual cuando lo que la hace sonar es un mecanismo electrónico...
-Por supuesto que no. Hombre, mejor hacerlas sonar así que dejarlas olvidadas para siempre. Pero las campanas, que son bienes muy valiosos, se deterioran cuando se utilizan de esa manera, porque se las golpea siempre en el mismo punto, no se las cuida.
-Tocar las campanas a mano hace que cada toque sea diferente.
-Siempre. Además, las campanas, tocadas por un campanero, no pueden sonar igual nunca porque ahí entran muchos factores diferentes. Entre ellos, por supuesto, la intensidad y la dirección de las corrientes de aire, del viento. Hasta hace no muchos años, aún quedaba gente mayor que sabía predecir muy bien el tiempo que iba a hacer en función de las campanas que se oían: si el sonido venía del norte, si venía del sur, si venía del nordeste...
-¿Y volverá eso algún día?
-Por desgracia, no. Es una pena que haya tantos elementos de nuestra cultura popular que se hayan dejado perder, pero llegados a este punto ya tenemos que admitir que hay cosas que no volverán. No hemos sabido valorar nuestro patrimonio.

«El campanario es como una casa más para mí, y siempre me trae recuerdos»

Bruno Aneiros toca alguna vez, también, las campanas de la iglesia del Divino Salvador, en Fene. Pero su actividad tiene por escenario, sobre todo, el campanario de la iglesia de Santa Mariña de Sillobre. Allí toca las campanas que ya hicieron sonar antes su abuela, Pepucha; sus tíos-abuelos Juan y Julio, y su padre, Enrique. «El campanario es como una casa más para mí -dice Bruno-. Y siempre me trae recuerdos de los míos».

-¿Alguno en especial?
-Pues por ejemplo me acuerdo mucho de mi tío Julio, y de las cosas que él me decía. Cuando él subía al campanario a tocar a las doce le daba mucha importancia al hecho de que las campanas sonasen coincidiendo de forma exacta con el mediodía. Y entonces estaba muy pendiente del cañonazo de las doce del Arsenal de Ferrol, que para él era toda una referencia. Pero decía que aunque el sonido del cañonazo llegase hasta aquí, atravesando la ría, venía con unos segundos de retraso, así que lo que había que mirar, para hacer las cosas bien, era el humo del cañón. Julio era irrepetible. Nunca habrá otro igual.
-¿Qué piensa cuando ve que hay ciudades en las que surgen protestas por el sonido de las campanas que todavía suenan?
-Pues me parece increíble. ¿Cómo puede haber gente a la que le molesta que suenen las campanas? En Galicia, por suerte, lo que sucede es lo contrario. La gente sabe que el sonido de las campanas es un patrimonio de todos. Y hay mucha gente, de distintos lugares, que me comenta que se emociona cuando oye tocar las campanas de Sillobre.
-En Sillobre acaban de renovar el yugo de las campanas.
-Hay que cuidarlas. Es importante hacerlo. Las campanas son algo muy valioso. Y las de Sillobre, además, son formidables.

LOUREIRO, Ramón

La Voz de Galicia (16-08-2021)

  • Igrexa de Santa Mariña de Sillobre - FENE: Campanas, campaneros y toques
  • Igrexa do Divino Salvador - FENE: Campanas, campaneros y toques
  • FENE: Campanas, campaneros y toques
  • ANEIROS, BRUNO (SILLOBRE) (FENE) : Toques y otras actividades
  • Campaneros: Bibliografía

     

  • Volver a la página anterior
  • Menu inicial CAMPANERS DE LA CATEDRAL DE VALÈNCIA
    Campaners de la Catedral de València
    © La Voz de Galicia (2021)
    © Campaners de la Catedral de València (2024)
    campaners@hotmail.com
    Actualización: 18-04-2024
    Convertir a PDF

    Connectats: 59 Visitants: 58 Usuaris: 1 - francesc