Entrega de las nuevas campanas - Autor: JJ INFORMA / FACEBOOK
Entrega de las nuevas campanas - Autor: JJ INFORMA / FACEBOOK
Buenas para todos y todas, a continuación, el acta de entrega de las campanas que podemos observar ahí expuestas, además de algunos detalles importantes de la obra para claridad de todos los presentes.
Betulia, 14 de Julio de 2022
Acta por la cual se hace entrega oficial de las campanas renovadas al templo San Bernardo Abad
La feligresía de Betulia, en cabeza de sus líderes y representantes, apelando a su fe y al reconocimiento de sus tradiciones y cultura, y en virtud de la conservación del solemne llamado de sus campanas, le entrega a la parroquia San Bernardo Abad las dos campanas menores renovadas para que en su sonido se acoplen al repique ancestral de nuestro municipio.
Estas campanas fueron hechas a medida y con el material aportado por las dos campanas menores antiguas que ya completaban un periodo de 12 años sin su sonido. La primera de estas, la que podemos ver con el nombre de Señor de los Milagros, se fracturó a mediados del 2010; la segunda, sucumbió al deterioro del tiempo en el año 2018, también con una fractura que le quitó totalmente su sonido. Estos dos hechos, el de su fractura y la pérdida de su sonido, fueron revisados y comprobados por el comité.
Por ello, después de la muerte de don Carlitos Rueda, conocido campanero, y con los ánimos de devolverle al pueblo su repique ancestral, se realizaron una serie de reuniones para darle solución a esta circunstancia y buscar recursos para la reparación.
Nuestro grupo se informó del tema y evaluó varias posibilidades. En Colombia solo existe un lugar donde se hacen campanas para iglesias, y este oficio está en manos de una sola familia de maestros artesanos: la familia Tristancho, de Nobsa, Boyacá. Estos artesanos están validados cultural y religiosamente por un trabajo de 3 generaciones, casi 150 años en un oficio que está en vía de extinción y que es patrimonio del país y del departamento de Boyacá.
Por esta razón fueron llevadas a ese municipio, y don Saúl Tristancho, el mayor de estos artesanos campaneros, tomó las riendas de la reparación de nuestras campanas en un proceso que fue honesto y cuidadoso, y donde don Saúl nos permitió acceder a su taller en todas las fases de la labor para evitar dudas.
A esta iniciativa no le faltaron contradictores, como ustedes sabrán, por un supuesto ataque al patrimonio de Betulia, lleno de desinformación y críticas infundadas. Por eso nuestra gestión para informarnos del tema llegó a España, la madre ancestral de los repiques y las campanas, para conocer su opinión sobre lo que estábamos haciendo.
Por esta información y por su apoyo, quiero agradecerle a Francesc Llop i Baio, doctor en antropología y campanero de la Catedral de Valencia, quizá el intelectual que más sabe de repiques y campanas en el mundo. A la asociación Hispania Nostra, especialmente a su coordinadora de proyectos, la señora Paz Cabello, y al Grupo de Campaneros de Albaida que amablemente se reunieron conmigo para conversar sobre nuestra decisión y comentarles las críticas que recibíamos.
El veredicto final que nos dieron fue: sigan adelante, porque ustedes están del lado de la historia; además, nos aportaron un valioso dato, para desmitificar una de las creencias más usuales de las campanas: no, me dijeron, no conocemos el primero de los campanarios que cuente con unas campanas de oro, y las de Betulia, ya oxidadas y rotas, no son la excepción.
Nuestra tarea está toda justificada del lado histórico; la corporación Hispania Nostra adelanta la candidatura ante la Unesco para que el repique manual sea patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, y esa fue una de las aclaraciones que nos hicieron, “nosotros somos partidarios de la defensa de los repiques, y los repiques se defienden cuando las campanas conservan su sonido y su utilidad, no cuando se vuelven objetos de exhibición en museos”.
Lo que quisimos rescatar, con honestidad y conocimiento de causa, es la historia que nos heredaron nuestros ancestros: la historia de Carlitos Rueda, de Pedro Álvarez Navarro, de Benjamín Vargas Ortiz, Jesús Chacón Muñoz, Agustín Navarro Rueda, Elvira Prada, Alfredo Prada García, Roberto García, Luis Antonio Prada, Luis Bernardo Gómez, y tantos otros campaneros que ya no están y que pasaron por la historia para defender el repique que le ha dado una identidad y un motivo de unión a los betulianos.
Un agradecimiento especial para Monseñor Ovidio y al padre Juan Carlos, por creer en el comité y entender la importancia que esto tenía para la iglesia y el pueblo. A todos los que integraron el grupo pro-campanas: Eugenio Álvarez, Gabriel Carreño, Jota Jota Pimiento, Lucrecia Prada, Sandro Gómez, Jeison Amaya, Rubén Sarmiento, Erwin Rueda, Alfonso Gómez, Isolina Gómez, los gemelos Díaz Rueda, el cuerpo de Bomberos Voluntarios, que se conservaron firmes ante las adversidades y siempre creyeron en que era una causa justa. Al señor Orlando Plata Prada, que nos concedió el transporte hasta Nobsa y el regreso también a Betulia. A los benefactores en las colonias, a quienes pedimos se les llevé el mensaje del feliz regreso de las campanas. A la señora Irene Prada, quien fue la primera aportante en esta causa y quien nos dio un empujón para llevarla a cabo, que lastimosamente se nos adelantó sin poderlas escuchar, pero a quién homenajeamos por su ayuda, así como a todos los que pasaron por esta iglesia y la antigua y pudieron alegrarse con su repique.
Nos encomendamos a Dios en esta tarea, a él que nos concedió la fortaleza para prevalecer en nuestro empeño; al Sagrado Corazón de Jesús y al Señor de los Milagros, a quienes honramos en su nombre con el bautizo de estas dos campanas. Para ellos toda la gloria de su sonido.
Al pueblo betuliano, en su unión y empeño, el reconocimiento a su generosidad, y que estas campanas sean muestra eterna de que las buenas obras mejoran el corazón de las comunidades y crean lazos infranqueables en el tiempo.
Las campanas serán alzadas mañana y el primero de los repiques se realizará después de la consagración por parte de monseñor Ovidio.
Muchas gracias.
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