BERMÚDEZ FERNÁNDEZ, Luis Ángel - Las campanas en Bergantiños, un instrumento al servicio del culto

Las campanas en Bergantiños, un instrumento al servicio del culto

Las huellas de la religión

Solo entre los municipios de Carballo y Coristanco hay más de cien elementos


Algo que pautaba la vida en el rural hasta no hace muchos años, además de ser un efectivo medio para la comunicación de los vecinos, eran las campanas. Este instrumento sagrado, que pende de los campanarios de las iglesias, no solo convocaba a los feligreses indicando el tiempo que quedaba para el inicio de la celebración de la misa, sino también el aviso ante calamidades como incendios, defunción de algún vecino, etcétera. La destreza a la hora de fundirla se ve, también, en el momento de tañerla, de indicar a los receptores el tipo de aviso y, que estos —a su vez— comprendan el mensaje, ya que cada zona tiene sus toques de campana particulares.

En las visitas pastorales, los obispos y clérigos nombrados para tal cometido tenían tanta preocupación por el buen estado de la iglesia y de las almas de los feligreses como del buen sonido emitido por las campanas; por ejemplo, cuando el arcipreste Luis Berdía Troncoso visitó la iglesia de Erbecedo en 1817, mandó —entre las medidas oportunas— fundir y hacer una nueva campana para el templo parroquial. La campana, como elemento del culto tenía, y tiene, la necesidad de ser bendecida previamente a ser colocada en su lugar; de este modo, el 3 de mayo de 1941 se bendijo una campana con gran solemnidad en la parroquia de Xaviña, en Coristanco, a cuya ceremonia asistieron cuatro clérigos de las parroquias limítrofes, junto con el párroco. Entre los municipios de Carballo y Coristanco se puede contabilizar, entre iglesias y capillas, unas 114 campanas.

La documentación histórica nos revela la importancia de las campanas como un medio de señalar las partes del día, el inicio de la jornada y el final de las tareas laborales; así lo muestra el libro de veredas de San Pedro de Valenza y Santa María de Cereo (1825-1854), en Coristanco: «Mandamos que en todas las parroquias se toque todos los días las ánimas e igualmente las Avemarías por la mañana, mediodía y anochecer, concediendo ochenta días de indulgencia al que las toque y otros ochenta por cada Ave María que recen y lo mismo por cada padrenuestro en las ánimas».

La compra de una campana era un gran desembolso para las arcas parroquiales (las dos de Traba costaron 10.412 reales en 1848) de ahí que su coste se prolongue durante varios años o se necesiten los caudales de las cofradías, como en Oca, donde la cofradía del Santísimo Sacramento aportó una suma de dinero en 1778, después de dar conclusión a las obras de la torre.

Un caso parecido sucedió con la cofradía del Santísimo de la parroquia de San Xusto, que aportó 2.583 reales al campanero José Lista Villanueva por una campana de quince arrobas. En 1907, en la feligresía de Verdes, Juan Ocampo, natural de Arcos da Condesa, realizó dos campanas: la mayor de trece arrobas y la menor de nueve. Previamente había llevado una campana vieja de cuatro arrobas y siete libras, cuyo bronce fue reaprovechado en la fundición de las nuevas. Al ser una parroquia pequeña, el pago de estas piezas, de su traslado y colocación en la torre fueron costeados por los vecinos, la cofradía del Santísimo y con el dinero que se recaudó de la subasta de un cerdo ofrecido como limosna a san Antonio.

Aunque con el paso del tiempo, y por propia comodidad, la hechura de las campanas era realizada en los talleres de los fundidores, en algunas ocasiones la pieza era fundida en una parroquia cercana, aprovechando esta ocasión para atender los encargos de las iglesias de la zona. En 1833, se hizo una de las campanas para la iglesia de Sísamo y cuya realización tuvo lugar dentro los términos del actual municipio: «Se admiten quinientos cincuenta y nueve reales que entregó al maestro campanero don Joaquín Cajigal por el primer tercio de la campana que hizo en Entrecruces que pesó siete arrobas y catorce libras castellanas».

Joaquín Cajigal hizo campanas, también, para Cances, Valenza, la propia iglesia de Entrecruces o Goiáns. La saga de los ya citados Ocampo, que todavía siguen con la misma actividad, realizaron las campanas de Valenza, una de Rececinde, Entrecruces o Paradela, en Sofán, (sustituida, al quebrarse, por una traída de Portugal). Uno de los artífices de finales del XVIII, Francisco Antonio Blanco, realizó campanas para Sísamo (1773), Razo (1785), Rus (1790), Anxeriz (1795) luego de terminar la espadaña, Castro (1801) o Sofán (1800). Dámaso Palacio realiza en 1867 la campana de Erbecedo, también la de la parroquial matriz: Seavia.

Junto a la estirpe de los Ocampo, otro famoso apellido dedicado a esta labor fueron los Liste, de Orazo, con alguna pieza —por ejemplo— en Noicela. A inicios del mes de diciembre del año 2022, el toque manual de campanas español fue incluido en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reivindicando así la labor de los campaneros y la importancia de mantener el uso de las campanas como instrumentos al servicio del culto. 

BERMÚDEZ FERNÁNDEZ, Luis Ángel

La Voz de Galicia (07-01-2023)

  • Igrexa de San Salvador de Erbecedo - CORISTANCO: Campanas, campaneros y toques
  • CORISTANCO: Campanas, campaneros y toques
  • OCAMPO (ARCOS DA CONDESA) (CALDAS DE REIS) : Inventario de campanas
  • OCAMPO (ARCOS DA CONDESA) (CALDAS DE REIS) : Intervenciones
  • Campanas (historia general y tópicos): Bibliografía

     

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