M. I. Sr. D. VICENTE ARNAL.
El día 15 de junio de 1960, estrené dos campanas de la torre de Santo Domingo, llamada una, la campana mediana, Nuestra Señora del Rosario, la otra, llamada Cristo Rey. La primera pesa 300 Kgs., y la otra, 125 Kgs.
Hace aproximadamente diez años y en una fecha muy memorable como la del día del Stmo. Corpus Christi, se voltearon las campanas de la Catedral, cuyo volteo fue de gran solemnidad, tuvo duración dos horas, volteo que jamás habían oído en Huesca.
En la Catedral, había un reloj de torre muy antiguo con la siguiente inscripción:
Sigue y mide la carrera,
del veloz tiempo fugaz;
los dos darán fin,
allá en la eternidad.
¡Y, también, Echecoín.!
Vaya como rima lo que pongo a continuación
En Santo Domingo nací,
en San Lorenzo me crié;
en San Pedro aprendí, y
en la Catedral me quedé.
A Bendición de "cirios", (día 2 de febrero). A bendecir comestible y "roscones" de San Blas, (3, de febrero) y bendicen también el "Agua Bendita" en Semana Santa. (El toque es de repique de todas las campanas a la vez.
Al de expuesto con el Santísimo, Pasa-Claustro y Bendición. (Repicando todas las campanas).
En primera Clase, en segunda y en tercera. (Ahora se tocan todos de primera clase según días festivos y domingos; ahora bien, antes se tocaba de 2ª y de Llano o sea de tercera clase. Estos toques eran de 2ª, se repicaban a la inversa de 1ª clase. A la inversa quiere decir, que en vez de repicar con campana mayor, se repica inicialmente con la campana mediana. Los de Llano o de 3ª, se tocaban a media vuelta campana prima, si era el Coro de la mañana. Y si era el del por la tarde, repiques cortos y dejando caer también campana prima hasta llegar a pararse por sí sola).
La del Santísimo Corpus Christi, y San Lorenzo. (Quedaron anuladas dichas octavas). Durante la octava de San Lorenzo y por las tardes, el Campanero encendía tres parrillas, siendo prendidas a fuego produciendo unas pequeñas fogatas; la leña que se gastaba para este menester, era la llamada leña de fajuelo.
Siendo tres las Pascuas del año, se volteaban las campanas de Primera Clase, y se volteaba el Cimbalico al medio cuarto de hora, después de los consabidos repiques con redoble.
Siendo varias las anécdotas ocurridas en mi vida profesional de campanero, citaré las más importantes:
Un domingo subiendo a tocar la Misa Mayor de la Catedral, y en su misma escalera de caracol, rozándome, la cabeza, pasó una cigüeña, creyendo que era una gallina blanca, desapareciendo seguidamente por un ventanal de dicha escalera.
Una vez, coincidiendo con la Pascua de Resurrección, y estando al mismo tiempo redoblando las campanas, se posó encima de la zapatilla un ratón pequeñito, allí estaba mientras yo quedaba inmóvil hasta terminar la actuación.
En cierta ocasión, estando con mi compañero D. José Larrey (q.e.p.e.), tapando altares de la Iglesia de Santo Domingo, por ser Sábado de Pasión, de momento vemos que se abre la tela por la mitad, cayendo el Santo al suelo destrozándose la cabeza; llevándose un susto mayúsculo, y sin sufrir percance alguno.
Otra anécdota curiosísima cien por cien, según contaban mis padres, al nacer nosotros, que éramos hermanos gemelos, mi pobre madre se quedó sin pecho, y sin poder amamantarnos; entonces, nos compraron para abastecernos en biberones, una cabritilla. Un día, ésta se escapó; después de mirar y preguntar a los vecinos, apareció llegada la noche, siluetada debajo de la campana mediana llamada Nuestra Señora del Rosario.
Otra vez y por coincidencia de hora, había en ese mismo día, funeral y boda. Me puse a tocar a muerto.
Como suceso anecdótico debo contar también que el día 11 de septiembre de 1953 en la Torre de Santo Domingo y San Martín, se descolgó una campana no ocurriendo nada grave en la persona del Sr. Cura Párroco de la misma, que era por entonces D. Demetrio Segura Gavín.
Dio la casualidad que la víspera de San Lorenzo, por el año 1960, descargó una tormenta con bastante intensidad, con gran aparato eléctrico, duró hasta el día del Santo Patrón, que aproximadamente, eran las doce horas. Yo me encontraba en la Catedral tocando las campanas desde las nueve de la mañana, cuando dicha tormenta estaba en su pleno apogeo; de pronto veo caer una chispa, abandonando seguidamente el volteo, dejando parar por sí sola la campana Mayor. Al subir por la tarde a hacer el toque de Coro, encontré la bandera con el asta caída rasguñada rasguñada y abierta por la mitad a causa de dicha chispa eléctrica.
Todos los domingos, cuando voy a tocar la Misa Conventual en San Pedro, me encuentro siempre en el campanario un gato negro que se refugia en un hueco de la pared, allí queda tranquilamente durmiendo.
Tengo por anécdota especial o igualmente curiosa, ocurrida también en la Parroquia de Santo Domingo y San Martín, siendo ya muy niño. Sucedió que todos los días al obscurecer, un gatito blanco de pintas negras, se posaba durmiendo en el brazo que sostiene al Niño, Nuestra Señora del Rosario. El Sr. Cura Párroco lo despachaba siempre, pero él, permanecía y volvía a dormir. El mencionado gato blanco se llamaba Longares, procedía de la vivienda del Campanero, hoy abadía del Sr. Cura.
En el Templo Mariano del Pilar, de Zaragoza, y en una de sus torres, convivían con el Campanero; un gorrión y un gato, eran muy amigos, eso sí: Pero siempre había alguna pelea entre ellos; pero, ¿sabéis lo que pasó?... Que vino un gato de la guerra, y, se los comió a los dos.
En cierta ocasión estaba el campanero descansando y sentado a su vez allá arriba en el campanario contemplando sus campanas, cuando he aquí que se le aparece un ser extraño. El campanero asustado le mira y pregunta: ¿Quién eres tú y qué haces aquí? Soy la muerte, le responde. ¿Qué quieres?, insiste el campanero. ¡Que vengo a por tí! Espera un poco que tengo que cumplir con mi obligación y estoy esperando la hora para tocar al Rosario. Pues yo también tengo que cumplir mi obligación, dijo la muerte, así que vámonos. Y se fueron los dos...
- Hagamos nosotros lo mismo, pero por la escalera.
Publicado en "Campaners" nº 4 - Gremi de Campaners Valencians - València - 1991