LLOP i BAYO, Francesc - Las campanas del Monasterio del Santo Sepulcro y de la iglesia de San Nicolás de Zaragoza.

Las campanas del Monasterio del Santo Sepulcro y de la iglesia de San Nicolás de Zaragoza.

Propuestas de restauración

A petición de la Comunidad de Canonesas del Santo Sepulcro (Monasterio de la Resurrección) de Zaragoza, emitimos el presente informe, describiendo el estado actual de las campanas públicas del Monasterio y haciendo una serie de propuestas para su restauración.
Creemos que el proyecto debe ser conocido y supervisado por los arquitectos que hacen el seguimiento de las restauraciones en el Monasterio, y que previa su ejecución debe ser aprobado por la Diputación General de Aragón, por tratarse de un Bien de Interés Cultural, y hallarse por tanto sujeto a la tutela de la Administración autonómica.

Las campanas: estado actual

Como apéndice figuran las características de las cinco campanas del conjunto: una, la llamada de coro, ubicada en la espadaña situada en la base de una antigua torre mudéjar, paralela a la existente, y que está encima de la Iglesia del Santo Sepulcro.
En la torre de la antigua parroquia de San Nicolás se encuentran cuatro campanas, dispuestas al estilo aragonés: dos mayores, de similar nota, ubicadas una frente a la otra, sobre una estructura de vigas de madera, y dos menores, perpendiculares a aquellas, también de tamaño semejante, y mucho más agudas.
Describiremos el estado actual de las campanas, comenzando por la del Santo Sepulcro, y siguiendo por las de San Nicolás, de menor a mayor.

La campana de coro (0) - “Ana María Manuela” (1721)
Se trata de la única campana asociada directamente a la Comunidad. Fundida en 1721, por un autor desconocido, figuran en ella los nombres de la priora y la procuradora, que dan nombre, junto con el de María, a la campana.
Esta campana se utilizaba para los toques de coro de la Comunidad, y su horario era tan exacto que servía de referencia a los vecinos del barrio.
Aunque la campana es del siglo XVIII, de bastante buen sonido, su yugo de madera parece reciente y tiene defectos de construcción que hacen bailar el eje de volteo, sin posibilidad de reparación segura. Por ello recomendamos la compra de un nuevo yugo de madera a la Comunidad, para su sustitución. El cambio no ha podido ser llevado a cabo a causa de una larga enfermedad del autor de estas líneas, que le han impedido desplazarse a Zaragoza, para supervisar su ejecución.
Torre de San Nicolás - Campana (1) - “Manuela Nicolassa Matías” (1739)
Esta campana, de buen sonido, es la menor de la torre y está orientada hacia el lado del claustro. Probablemente en 1961, fue sustituido el yugo de madera por otro de hierro, con el puente de vigas en U soldadas y el cabezal de hierro fundido. Este trabajo fue realizado por la empresa “Salvador Manclús”, de València. Para evitar el aumento de contrapeso, desplazaron hacia abajo los ejes de la campana, lo que alargó sobremanera el arco de giro. Como el yugo tropezaba con la viga central (ya que los metálicos son más largos que los de madera), los operarios de la citada empresa no dudaron en vaciar la viga central, hasta donde fue preciso, para que la campana pudiese girar completamente sin impedimentos. El yugo metálico fue dotado de un cigüeñal en su parte derecha, para el toque circular, equilibrándolo excesivamente, para que el esfuerzo fuera menor.
Torre de San Nicolás - Campana (2) - Campana gótica (1450ca)
Es la campana que presenta más problemas en cuanto a su conservación en la torre. No tanto por su antigüedad, sino por su sonido, defectuoso, como si estuviese quebrada (aunque no parece estar rota). Ciertamente, con el tiempo nos hemos acostumbrado a ella, y desde luego forma parte del conjunto histórico de la antigua parroquia de San Nicolás. Su instalación es similar a la otra pequeña, frente a la cual se ubica. Por su mayor tamaño, la viga de madera central fue vaciada aún más. A pesar de quitar todo el peso que pudimos del yugo, se halla excesivamente compensada, lo que podría causar su rotura. Es la de mayor valor de las cinco campanas del conjunto, pero tiene la peor sonoridad.
Torre de San Nicolás - Campana (3) - “María Columna Trinidad” (1961)
Fabricada por Salvador Manclús de València, su fecha de fabricación nos permite datar el momento del cambio de yugos originales de madera por los de hierro fundido. Es una campana anodina, de sonoridad regular, con yugo de hierro así como un cigüeñal a la derecha para su volteo desde la misma torre. Debió remplazar a otra gótica o renacentista, ya que copia, muy defectuosamente, una invocación típica de las campanas de los siglos XV o XVI. Las inscripciones incisas muestran que son posteriores a su fundición, como corresponde a una campana industrial prefabricada. Para instalarla en la torre, con rodamientos a bolas como las otras que tienen el yugo metálico, no dudaron en recortar el extremo de las vigas de madera, debilitándolas aún más, precisamente en el lugar donde transfieren sus esfuerzos a la fábrica.
Torre de San Nicolás - Campana (4) - “María Bárbara de S. Nicolás” (1773)
La campana de mayor diámetro (aunque por escasa diferencia) tiene también un sonido bronco y desapacible, aunque era muy apreciada por los campaneros que participaron en los conciertos organizados en 1984 y 1985. Es la única que conserva la instalación original (yugo de madera, palanca para el volteo mediante cuerda enrollada al yugo, ubicación sobre las vigas de madera reforzadas con pletinas de hierro, badajo con caña de madera) y es la que usualmente se emplea para los toques de misa. Tiene un par de balazos, uno de ellos la atraviesa totalmente, el otro solo marca el bronce, recuerdo de las revueltas populares durante la República.
El yugo, de gran interés, está mal conservado, debido a los herrajes que bailan dentro de los huecos de la madera y no pueden ser apretados más por lo oxidados que están. La madera está también muy defectuosa.
A principios de los 70 había un rodillo de madera bajo esta campana (del que quedan las huellas en la pared: este rodillo es muestra de que la campana se volteaba al estilo de Zaragoza, que describiremos luego. El rodillo fue quitado durante unas obras en la torre. La otras campanas conservan restos del rodillo, que no hemos llegado a conocer (nuestra primera visita a la torre data de 1971).

Campanas góticas en el Monasterio del Santo Sepulcro

A nuestro conocimiento, existen tres campanas góticas en el conjunto del Monasterio y de la antigua parroquia de San Nicolás. Entendemos por campanas “góticas” que ostentan su epigrafía en minúscula gótica, lo que permite datarlas entre el siglo XV y el XVI, más bien hacia 1450.
Campana de señales del Claustro Alto
Pequeña campana con un martillo exterior y un badajo interno, para las llamadas internas de la Comunidad, sobre todo para la búsqueda de las religiosas mediante un código de señales. A veces se emplea también para el toque de coro, debido al mal estado de la campana correspondiente. Se encuentra bien conservada, aunque el martillo exterior, mal colocado, ha hecho una considerable marca en la campana. Lleva la inscripción “te deum laudamus”. Es de buena sonoridad, pero muy aguda, debido a su tamaño.
Campanica del Te Deum
Esta campana, antes situada en la espadaña, se encuentra ubicada en el claustro bajo, y tiene una palanca para su toque, “a medio bando”, que debía ser el usual en su posición anterior, así como una cuerda unida al badajo. Sirve para el mismo tipo de señales que la anterior. En excelente estado de conservación. Según la tradición del Convento, tiene en su bronce una de las monedas de Judas, lo que se justifica con la relación de la Comunidad con Jerusalén. Es de buena sonoridad. Su inscripción es también “te deum laudamus” y se repite incluso hasta en las asas de la campana, cosa extraordinaria, y que pudimos comprobar en el momento de su restauración, hacia 1974.
Campana gótica de la torre de San Nicolás
Aunque ya la hemos descrito diremos que es la peor conservada del trío. Curiosamente, el lado que mira el río, siempre húmedo, está en mejor estado que la parte interior de la campana, francamente deteriorada. Es la de mayor tamaño de las tres, y también la de peor sonoridad. Mientras que las otras dos parecen proceder de la misma mano, ésta parece ser de otro fundidor, y lleva una compleja inscripción poco usual.

La sala de campanas de la torre: acústica y palomas

A principios de los setenta se quitó un doble suelo de cemento, puesto casi a la altura de las campanas, que acercaba excesiva y peligrosamente los bronces al campanero. Este suelo dificultaba los volteos tradicionales, que en aquel momento se realizaban de manera regular (ignorando la inseguridad de las instalaciones), aunque facilitaba la ejecución de los repiques. El suelo elevado modificaba la acústica original del campanario (pues el hueco actual sirve de caja de resonancia).
La sala de campanas se cubrió íntegramente con un techo de tablas de madera, que podían desplazarse para acceder a la parte alta, pero que en los años setenta ya estaban abiertas, lo que suponía (y supone) un lugar fácil para el anidamiento de las palomas. Hay que recordar que estas repugnantes bestias (tan gráciles en su vuelo, pero con un hábitat tan sucio y corrosivo) tienen una buena imagen pública pero son como las ratas de los alcantarillados - con la diferencia de que vuelan, y transmiten sus parásitos y enfermedades mucho más lejos.
Este anidamiento de palomas debiera impedirse tapando los óculos de la parte alta con tela metálica tupida para resistir el embate de los pájaros, pero lo bastante transparente para no suponer un impacto visual. Esta protección debe ponerse a nivel de muro, para evitar un hueco en el que las aves pudieran anidar.
Las tablas de la parte superior de la sala no sólo impiden el acceso de las palomas a los recovecos del chapitel, sino que sirven de complemento acústico, ya que las torres que tienen las campanas en el exterior suelen tener la sala abovedada para expulsar los sonidos o una cubierta plana de madera para absorber algunos armónicos agudos y rebotar los graves, mucho más apacibles al oído.

Las vigas de madera: una solución para absorber las vibraciones

Los campanarios de Aragón, hechos mayoritariamente de ladrillo, tienen problemas de fábrica, en el caso de campanas que voltean, ya que sus muros no son muy anchos. (Los campanarios valencianos, de mampostería, de la misma época que el que nos ocupa, pueden tener muros de hasta un metro de grosor).
La torre de San Nicolás tiene unos muros de ladrillo de 54 cm. Para transmitir por igual las vibraciones del volteo de las dos campanas mayores y aislarlas de la fábrica, se dispusieron dos vigas de madera, paralelas, unidas a los muros y reforzadas con escuadras de hierro, sobre las que estaban dispuestos los cojinetes de bronce de las campanas. Como ya hemos visto, estas vigas fueron debilitadas hasta un extremo que no se han roto durante los volteos, porque estaban sobredimensionadas, pero están en un estado que exige su renovación inmediata.
Por otro lado esas vigas deben ser de madera y no de hierro, ya que el primer material, aunque exija una mayor conservación, aguanta mejor las vibraciones y las transmite menos a la fábrica, conservando mejor la sonoridad del conjunto.
No obstante estas apreciaciones deben ser confirmadas por los arquitectos directores de las restauraciones del Monasterio.

La conservación de las cinco campanas y su posible toque actual

Como hemos visto, las cuatro campanas de la antigua torre parroquial de San Nicolás están en un estado de conservación deficiente, que impide su volteo con unas mínimas condiciones de seguridad, especialmente las dos mayores.
En este momento sólo es recomendable el repique de las cuatro campanas de la torre, es decir el toque de las campanas fijas moviendo el badajo mediante cuerdas, pero siempre inmóviles. La campana de coro se encuentra inutilizada.
Los toques tradicionales de campanas en Zaragoza
Describiremos los toques tradicionales, su denominación y su posible aplicación a estas campanas del Monasterio de la Resurrección.
“Volteo” o “bandeo”: una definición aragonesa
Hasta este momento hemos utilizado la expresión común “voltear” para referirse al toque circular completo de las campanas: en nuestra cultura, la oscilación, tan común en el centro y norte de Europa, tiene significado de toque de muerto. En Aragón, al “volteo” se le llama “bandeo”, y por extensión “bandear”, mientras que a la oscilación de la campana se le llama “medio bando”. Como dijimos antes, el “repique” es el toque mediante la campana inmóvil y el badajo en movimiento. A partir de ahora utilizaremos estas expresiones.

Los toques de la campana de coro

El cigüeñal que tenía la campana de coro servía para llamar al rezo comunitario, que solía realizarse en el llamado “coro alto”. En otros tiempos había una importante diferenciación social entre las monjas de la comunidad, de lejanos orígenes históricos. Las monjas “coristas” acudían a todas las “horas”, mayores o menores, mientras que las monjas “de obediencia”, sólo asistían a las “horas mayores”, e incluso a parte de las mismas. Los diferentes estratos de la comunidad tenían vestidos diferentes y también ocupaciones distintas.
En la espadaña se encontraba, de una manera que no hemos conocido ni podido averiguar, la “Campanica del Te Deum”, que tocaba por ejemplo en el momento del “Magnificat”, durante las vísperas, haciendo acudir a las monjas de obediencia.
En estos momentos la distinción no existe, y acuden todas las monjas al coro, que puede ser el altar mayor de San Nicolás, la iglesia del Santo Sepulcro o incluso una capilla con Reservado que se encuentra en la antigua Sala de Labor.
Sin embargo la campana de coro podría sonar, mecánicamente, de dos maneras diferentes, para marcar las horas menores y las mayores: en primer caso, “a medio bando”, y en el segundo “a bando completo”, con una duración que no superase el minuto. El toque sería el mismo, independientemente del lugar donde se hiciesen los rezos comunes, y sonaría cinco minutos antes del comienzo del coro.

Los toques de las campanas de la torre

La campana mayor debió voltear con regularidad, mientras que la mediana pudo estar fija, aunque hay restos del rodillo necesario para el volteo al estilo zaragozano. Esta técnica consiste en enrollar la cuerda, muy larga, al yugo de la campana, dando grandes saltos (pues a cada vuelta vienen unos tres metros de cuerda) que aceleran tanto la campana, de manera que una vez desenrollada la cuerda sigue girando y vuelve a enrollarla. Cuando la cuerda viene por arriba, el rodillo es innecesario, pero cuando la cuerda viene por abajo, se apoya en el madero, que a veces giraba, teniendo así un desgaste menor. El campanero no suelta el extremo de la cuerda, sino que para la campana para invertir el sentido del bandeo.
Las dos campanas pequeñas se bandearían escasas veces. Hay que recordar que el toque específico de fiesta mayor de Zaragoza no consiste, como en otros lugares, en un “volteo general”, sino en el bandeo de la campana mayor, por parte de un ayudante, mientras que el sacristán u otro especialista repica las dos pequeñas con las manos y la otra mayor con el pie, produciendo ritmos y contratiempos, respecto al toque de la mayor.
Con las campanas existentes, y una vez restauradas, nosotros propondríamos los siguientes toques:
  • diario (durante el año) - un toque a misa con badajazos de la campana mediana, dando unos treinta golpes, y tres más, unos cinco minutos antes de la misa.
  • diario (durante Adviento y Cuaresma) - un toque a misa con badajazos de la mayor, dando unos treinta golpes, y tres más, unos cinco minutos antes de la misa.
  • oración (tres veces al día) - los tres badajazos del Ángelus o del Regina Laetare, según los tiempos. Antes del primer toque de coro de la mañana, a las doce y antes de vísperas). Siempre con la campana mayor.
  • toque de ánimas (todas las noches del año) - tras el último toque de coro. Tres badajazos y dos más seguidos, de la campana mediana.
  • domingos (durante el año) - en cuenta del toque de la campana mayor correspondiente a badajazos un breve repique de las dos pequeñas o “repiquete”, de unos dos minutos de duración, terminando unos cinco minutos antes de la misa. Si hubiese otras misas en el domingo, que no fuesen la conventual, se anunciarían con un toque de misa de diario.
  • festivos menores - repique de las tres campanas menores antes de la misa conventual y, si conviene, a las doce del día de la festividad. Duración unos cinco minutos. En el caso de las misas el repique acaba cinco minutos antes de la hora.
  • festividades mayores - el toque de fiesta de Zaragoza: comienza el repique de las tres menores y luego la mayor bandea mientras las otras siguen repicando. No conviene que el toque sobrepase los ocho minutos. En estas fiestas mayores, muy pocas, puede sonar tras el Ángelus de la tarde (primeras vísperas) pero no antes, ya que actualmente el día litúrgico comienza a las doce de la noche y en contados casos a las primeras vísperas. También debe sonar el día de la fiesta a mediodía. Sería el toque del “Gloria” de la noche de Resurrección y el de la Nochebuena. Para el “Gloria” del Jueves Santo recomendamos el toque de festividad menor.
  • bandeo de las cuatro campanas - no creemos que este toque haya existido más que en contadas ocasiones. En el Pilar fue introducido por el último campanero, el “tío Simón”, en los años cuarenta, y solo para el toque de Gloria de la Resurrección. En la torre de San Nicolás pudo haber diversos volteos de unas u otras campanas, para señales diferentes, y en contadas ocasiones un toque tradicional aragonés, el bandeo de las dos grandes alternadas (van girando de tal modo que suena una mientras la otra prosigue el giro). Este toque requiere especialistas, y no olvidemos que las campanas las solían tocar los hijos de “la mandadera”, es decir de la empleada que vivía bajo de la torre, y tenía acceso directo a la misma.
  • toques de difuntos - había muchísimas variantes de este toque, y ninguna consistía en toques espaciados de las campanas de la torre. El más adecuado sería primero una serie de golpes coordinados de las cuatro campanas de la torre (tradicionalmente eran tres para hombre y dos para mujer, pero seríamos partidarios de buscar una solución intermedia y de tocar siempre cinco, por ejemplo, espaciados). Luego se tocaría la campana mayor “a medio bando”, lo más alta posible, para que fuera un toque lento, y a cada dos oscilaciones, un badajazo de las otras tres, alternadas, de menor a mayor. Finalizando con los cinco golpes de las cuatro al unísono. Su duración no debe superar los ocho minutos. Este toque podría interpretarse en el momento del fallecimiento de alguna monja, u otros difuntos importantes, (Arzobispo, Papa, Rey) así como para el día de los fieles difuntos. En el caso de los funerales, acabará como los otros toques de misa, unos cinco minutos antes, mientras que para los avisos de defunción, y de acuerdo con la tradición, se tocará en el momento de producirse ésta, siempre que sea de día, es decir entre el toque de Ángelus de la mañana y el de la noche. No parece conveniente alargar el toque durante los entierros de las religiosas de la comunidad, pues podría ser un abuso fastidioso para el vecindario. No obstante puede ser conveniente que la campana de coro toque “a medio bando” durante el sepelio.
    Propuestas de restauración
    Una vez diagnosticado el estado del conjunto, vista la tradición de toques y la posible adaptación de éstos a las necesidades actuales, vamos a proponer una serie de actuaciones para restaurar la dignidad sonora y monumental de este conjunto, de gran interés, pero bastante deteriorado.

    Restauración de la torre

    1. Las vigas de madera deben ser repuestas, para recuperar la estabilidad y la seguridad de los bandeos. Si estas vigas no se reponen, aunque se cambien los yugos, las dos campanas mayores deben permanecer fijas.
    2. El techo de tablas debe ser reparado, proveyéndolo de una trampilla de acceso a la parte alta de la torre, cerrada para evitar la entrada de palomas
    3. Los óculos de la parte alta deberán ser cerrados con rejilla metálica, adaptada a la forma de la ventana, y colocada a ras con el muro de manera que las palomas no puedan anidar en ese espacio.
    4. La trampilla de acceso a la sala de campanas así como la escalera de madera deberán modificarse, de modo que se cierre la entrada, preferentemente con una trampilla de madera, tanto para evitar la entrada de palomas como para la seguridad de los que toquen las campanas o las conserven.

    Restauración de las campanas de la torre

    1. Los yugos deben ser remplazados por otros de madera. En el caso de la campana mayor, se debe tratar de restaurar el yugo existente, aunque tanto éste como los demás deberán ser montados sobre rodamientos de bolas autocentrados.
    2. Los yugos deberán tener en la parte derecha una palanca para el posible bandeo, como tiene la campana mayor.
    3. Las cuatro campanas deberán ser dotadas de electromazos, de corriente continua, protegidos contra la humedad, y conformes a las normas de la Comunidad Europea, que se instalarán en el costado izquierdo, de modo que no impida el posible toque manual de la campana.
    4. La campana mayor deberá ser dotada de un motor de impulsos, ubicado también en el lado izquierdo y puesto preferentemente en la misma ventana, bajo la campana. El motor, convenientemente protegido, y hecho de acuerdo con las normas de la Comunidad Europea, deberá ser capaz de tocar la campana a medio bando, a bando entero, así como de frenarla de manera que nunca se supere el esfuerzo producido durante el arranque.
    5. Las cuatro campanas de la torre deberán ser dotadas de nuevos badajos de caña de madera y bola de hierro, con una anilla en el extremo para su posible repique manual.

    Conservación de la campana gótica

    Las campanas, como objeto de culto, reciben una especial consagración, y está hechas para tocar, no para ser expuestas. Sin embargo la extraña sonoridad de la campana podría justificar su sustitución por otra, y su ubicación en otro lugar del monasterio. Proponemos dos alternativas, que nos parecen igual de atractivas, y que deben ser decididas por la Comunidad, titular del Monasterio y sus objetos sagrados:
    1. Restauración y mantenimiento de la campana gótica en el lugar donde ha permanecido más de cinco siglos, recordando que su sonoridad especial es el único sonido que nos queda vivo del siglo XV en el Monasterio y su entorno.
    2. Construcción de una campana nueva, de sonoridad parecida a la pequeña, con una nota más baja, y una inscripción relacionada con el Jubileo. En este caso la campana gótica restaurada podría utilizarse por ejemplo en la iglesia de San Nicolás, para avisar el principio de la misa o para tocar durante la Consagración.

    Restauración de la campana de coro

    1. La campana de coro deberá ser instalada con el nuevo yugo ya existente en el Monasterio y dotada de un motor de impulsos como el anterior, que permita tanto el bandeo como el toque a medio bando. Esta campana no será dotada de electromazo exterior. Aparte de los toques automáticos mediante el ordenador, del que hablaremos más adelante, deberá existir un doble interruptor manual instalado en el coro alto para poder tocar desde allí la campana, a bando o a medio bando.

    Ordenador y otras partes electromecánicas

    1. La gestión automática de los toques diarios, semanales y anuales, deberá realizarse mediante un ordenador, instalado en la Sala Capitular Nueva (tras el altar mayor) de manera que se pueda manipular fácilmente incluso durante los actos litúrgicos. El mecanismo llevará grabados los toques, de la manera anteriormente indicada, pero dichos toques (y no otros) podrán realizarse de manera voluntaria en el momento en que sean precisos (por ejemplo, toques de difuntos o repique del “Gloria”). El mecanismo deberá estar protegido contra rayos y tormentas, y cumplir con las normativas de la Comunidad Europea.
    2. En la sala de campanas se encontrará la caja de contactores de control de los distintos mecanismos. Esta caja estará convenientemente protegida, y dotada con un interruptor exterior que permita desconectar la corriente eléctrica en caso de urgencia, de trabajo de conservación o durante los toques manuales. También estará dotada de la iluminación suficiente para poder trabajar con seguridad, y de un enchufe de 220V, para hacer pequeños trabajos en la sala.

    Obligaciones de la empresa adjudicataria

    1. La empresa adjudicataria deberá entregar el trabajo terminado, la torre limpia, y los yugos metálicos, las vigas de madera y otras piezas sobrantes puestas a la disposición de la Comunidad a pie de la torre.
    2. La empresa adjudicataria deberá entregar un informe por doble ejemplar (para la Comunidad titular de las instalaciones y para la Diputación General de Aragón). En él deberá figurar el estado original de las instalaciones, los materiales y mecanismos empleados así como el estado final de los trabajos. También deberá completarse con la documentación técnica correspondiente, el cableado de los mecanismos y la programación del ordenador.
    3. La empresa deberá presentar una oferta de mantenimiento anual, para la conservación adecuada de las instalaciones restauradas, una vez finalizado el plazo de garantía, que no será menor a dos años.

    Procedimiento de la restauración

    Este proyecto, una vez supervisado por los Arquitectos encargados de la restauración del Monasterio deberá ser presentado a la Diputación General de Aragón para su aprobación por tratarse de un monumento declarado.
    Tras la correspondiente autorización deberá solicitarse presupuesto al menos a tres empresas especializadas, para que presenten las correspondientes ofertas, garantías y plazos de ejecución.
    En la medida en que nuestra salud nos lo permita, nos ofrecemos a realizar el seguimiento técnico de la restauración, desde la petición de ofertas hasta la inspección de los trabajos realizados.
    València, 01/03/1997
    LLOP i BAYO, Francesc
    Monasterio de la Resurrección - Zaragoza (1996)
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