Ximo Silvestre, miembro de la Colla de Campaners de Ontinyent, ha inventado un nuevo sistema de volteo electrónico de las campanas que respeta al máximo el volteo manual y la fisonomía de las mismas. El invento surgió casi como una necesidad debido a los costes económicos de instalar un sistema por ordenador en el mismo en el convento de la Purísima Sangre de las Monjas Carmelitas de Ontinyent
La Colla de Campaners, entusiasta del volteo manual pero conscientes de las dificultades diarias para conseguirlo, buscó un sistema barato y fácilmente entendible para las monjas en sus toques habituales, por lo sus miembros idearon este sistema de electrificación por autómata frente a los ordenadores con funciones programadas y limitadas con que cuentan los campanarios electrificados de España.
Silvestre explica que "se trata de un ordenador que no sabe nada y nosotros lo programamos para decirle qué tiene que hacer. Después le hemos ajustado un cuadro con unos botones que al pulsarlos ordenan a las campanas el toque necesario: anunciar a misa, el ángelus, el alba, etc. Se adapta a las peculiaridades del toque de cada lugar al ser reprogramable y puede arrastrar todas las campanas que queramos».
En el actual volteo por ordenador, las funciones vienen programadas de fábrica y ajustadas para un determinado nÚmero de campanas, por lo que para añadir alguna se ha de cambiar el ordenador entero. "Aunque el trabajo es mucho mayor los costes son inferiores: de los 1500 euros del ordenador a los 600 que cuesta este sistema. Además no para las campanas en seco ni las deja en alto, respetando al máximo el toque tradicional"
El nuevo sistema se estrenará el próxima día 1 de julio, día de la Purísima Sangre en Ontinyent.
El invento surgió como consecuencia de la restauración de la campana «Andreua» de las monjas carmelitas, que este año cumple su 400 aniversario. Tras restaurar la campana, sufragando los materiales, unos 2.400 euros la propia Colla de Campaners con el dinero de sus miembros, donaciones y actuaciones, se dieron cuenta del pésimo sistema electrónico con que contaba el campanario de las monjas carmelitas e idearon el artefacto. A la campana Andreua, que se llama así por los que sufragaron la campana, se le ha limpiado el bronce, se ha incorporado una «truja» de madera, que de ese modo absorbe las vibraciones ya que la de metal las distribuía a todo el edificio, y se le ha cambiado el «batall». Sergi Gómez, el campaner que ha dirigido la restauración, ha indicado que «le llega ahora el turno a la Elies i Maria», la otra campana, la grande, del mismo convento.
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