Pácora, municipio al norte de Caldas, religioso y conservador de sus tradiciones, cuenta con una verdadera riqueza: las campanas legendarias, llamadas Juana y María.
Cuenta la historia que hacia el año 1893 fueron traídas a lomo de mula por caminos, desde el Puerto de Honda. La labor duró cinco meses con trabajos de una recua de mulas del manizaleño Tiberio Estrada.
El recorrido fue por caminos hasta llegar al Alto de Las Coles donde la comunidad las recibió, las montó en una guadua y empezó a agitarlas para que retumbaran con su hermoso sonar en San Antonio y Cristo Rey, cerros del municipio.
Ahí comenzó la fiesta para traerlas al atrio de la iglesia y exhibirlas por varias semanas. Su construcción fue en la Troy Company de Nueva York. Para su elaboración, en esa época los feligreses lograron conseguir varias libras de oro para rodearlas con bronce y plata. Los expertos han valorado a la fecha el precio comercial de estas campanas en cerca de 500 millones de pesos. Sin embargo, es invaluable para el corazón de los pacoreños.
Propios y extraños han manifestado que son las mejores del país, con un sonido único en Colombia. Han sido varios los obispos de las épocas que han querido llevárselas para la Catedral de Manizales; otros han servido de emisarios para proponer cambiarlas por otras para Roma y otras catedrales del país, pero han encontrando el rechazo unánime de la comunidad.
Según un historiador del municipio, así ocurrió con monseñor Hoyos, en 1900, donde hubo un gran rechazo por los habitantes de la época. Ahora manifiestan los pacoreños que eso no se puede ni mencionar ni en broma.
En la actualidad permanecen en la torre oriental de la iglesia: Juana, con sonido en “Do”; y otra un poco más pequeña con sonido en “Mí”.
Con información del libro “Un pueblo con infierno y cielo”.
© La Patria (2008) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 19-04-2024 |