Al igual que en ediciones anteriores, se espera una gran participación de campaneros en este encuentro de Villavante. J.M. LÓPEZ
La undécima edición de la Semana Cultural de Villavante acoge hoy su acto más importante, el XXII Encuentro de Campaneros; tras la inscripción de los participantes (a las 17 horas), dará comienzo (una hora más tarde) el encuentro.
Por vigesimosegunda ocasión, acuden a Villavante campaneros de toda España e incluso de Portugal, pero sobre todo de León ya que hay en toda la provincia una arraigada tradición, con muchas gentes que manejan con maestría la campana y el badajo, que tocan y repican, que hacen hablar a las campanas y convocan pueblos en torno a sus discursos.
El tradicional evento, que cuenta con multitud de seguidores, y que recupera una tradición basada en un código de sonidos campaneros que sirven para convocar a vecera, incendio, para pedir a las nubes que no descarguen pedrisco, y los más habituales toques para la oración, rogativa, un entierro (el más triste de todos es el toque ‘a niño muerto’) o misa concluirá con la actuación del grupo de bailes regionales Orbibuena, seguido de una demostración de habilidad en el manejo de pendones, una entrega de recuerdos a todos los participantes en el encuentro, una degustación de jamón leonés y, por fin, un baile con orquesta. Como puede verse, una prometedora jornada festiva.
Según los organizadores este arte del campanero está en decadencia y aunque desde los pueblos se intenta que no se pierda creando escuelas de campaneros, es difícil que los jóvenes se interesen por este mundo.
Villavante se ha convertido en estos ya veintidós años en el punto de encuentro de los campaneros de Castilla y León y otras comunidades autónomas limítrofes. El Encuentro no sólo permite despertar el tímpano a una tradición basada en un código de sonidos, sino también escuchar un lenguaje poco habitual, casi en desuso
Una de las prácticas habituales de los campaneros y mozos del pueblo es la de lograr ‘cortar el aire’, es decir, hacerla enmudecer pues se la hace voltear tan deprisa que el badajo queda pegado a uno de los bordes a causa de la gran rapidez del giro, con lo que la campana no suena.
Como siempre, se espera una amplia participación.
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