Izado de las campanas restauradas, ayer - AUTOR: M. REAL, F. Javier
No se trataba de la campana del Kremlin (180.184 kilogramos, la mayor del mundo), aunque el izado ayer de la 'Santo Tomás Apostol' y la 'San Felipe Neri' atrajeron durante buena parte de la mañana a decenas de viandantes, que cámara fotográfica en mano buscaban un recuerdo de la maniobra de colocación de las dos piezas en el campanario de la parroquia de Santo Tomás.
Salvador Manclús, gerente de Industrias Manclús (Rafelbunyol), supervisaba la maniobra, complicada y que llevó varias horas. «Hemos cambiado el yugo metálico por uno de madera y también restaurado el bronce». Con dos operarios, los 1.050 y 667 kilogramos respectivamente de las dos campanas fueron depositados con suavidad a 45 metros de altura.
El metal bruñido llamaba la atención a pesar del día gris y en la plaza San Vicente Ferrer se paraban hasta los conductores para admirar una pieza que parece sacada de otro tiempo, cuando el ritmo vital de los vecinos lo marcaban las campanadas. ¿Volverán a dar las horas desde Santo Tomás? Es algo todavía que no ha decidido la parroquia, según explicaba Pedro Villafruela, feligrés y que hace las veces de sacristán, según explicó mientras intentaban por segunda vez la maniobra de izado hasta el campanario.
El problema de encajar la enorme pieza por el hueco les llevó algo más de tiempo de la cuenta. Manclús decía mientras que el yugo de madera cambiará por completo el sonido. «Es de maderas tropicales, de mucha densidad». La Conselleria de Cultura otorga subvenciones para ayudar en las obras, aunque sólo con este requisito. «Los metálicos se pusieron de moda hace muchos años, aunque se estropean antes», opinaba Villafruela.
También se ha cambiado el motor electrónico para el funcionamiento de la campana, con lo que podría funcionar «incluso como un reloj». Ahora sólo falta enchufar el mecanismo a la red eléctrica y devolver la laza de San Vicente Ferrerlos sonidos de las cinco campanas restauradas (una con más complicación al estar rajada).
La iglesia del siglo XVIII y con una clara inspiración en 'Il Gesú' de Roma ha tenido expuestas las dos campanas izadas ayer desde hace dos meses. Manclús tardó otros cuatro meses en restaurarlas y ahora trabaja en encargos de Zaragoza y Baleares. El trabajo se ha completado con una obra de albañilería en las jambas, para colocar los nuevos mecanismos del campanario.
«Es posible que al menos dé el Angelus». Algunos vecinos, a pesar de que el templo está en el mismo sitio desde 1725, se han quejado en los últimos años de los toques, que cada vez ganan más adeptos al considerar que las campanas producen una música a conservar como parte del patrimonio cultural.
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