Han pasado casi tres meses desde que las campanas de la Catedral de Tudela dejaron su "casa" en la torre de la seo para su restauración y el resultado ya se deja ver.
La empresa 2001 Técnica y Arquitectura de Valencia, encargada de los trabajos, ya ha concluido la limpieza de las siete campanas que tiene en sus talleres, mientras que está a la espera de recibir otras dos que se enviaron a Alemania y que necesitaban otro tratamiento al faltarle un pedazo a una de ellas y presentar una gran grieta la otra. La décima campana, llamada María y la más grande de todas con 2.033 kilos, espera todavía en el campanario su limpieza, ya que fue imposible sacarla por sus dimensiones.
El coste de estas labores asciende a unos 170.000 euros y está previsto que las campanas vuelvan a Tudela a finales de junio o primeros de julio, con el objetivo de exponerlas a los vecinos unos días y luego montarlas para que suenen por primera vez con el inicio de la Novena a la patrona Santa Ana. Las campanas datan desde el siglo XIII al XX y su peso oscila entre los 125 y los 2.033 kilos.
Javier Calero, responsable de la empresa encargada de la restauración, explicó que han concluido la limpieza del bronce de las campanas, que se hace por chorreo a presión con un polvo metálico más fino que la arena que "permite llegar a todos los rincones".
Luego se pulen y se les aplica un barniz para evitar la rápida oxidación del metal. "Ya hemos limpiado también varios herrajes y se puede decir que estamos en la fase final. Quedan también los yugos, ya que sólo se ha logrado restaurar uno, pero el resto tomarán a éste como modelo. De aquí a un mes ya tendremos las campanas montadas con los yugos", explicó.
Además, las dos que están en Alemania se esperan recibir en unas dos semanas ya reparadas, y la que está en el campanario se limpiará la última. El resultado de los trabajos salta a la vista, aunque Calero quiso aclarar que "es su color natural".
Por ahora, no ha habido imprevistos, salvo en una campana a la que le falta un pedazo del asa y que se va a rehacer.
Operarios de la empresa tienen previsto también trasladarse a Tudela a final de mayo para comenzar los trabajos en el campanario -colocar yugos, estructuras y la instalación eléctrica para el volteo automático-. Previamente, se malló toda la zona para evitar el acceso de las palomas. "Era uno de los objetivos principales", reconoció Calero.
Una de las diez campanas no ha sido restaurada, sino que se ha fabricado una nueva. Se trata de Santa Ana, la más nueva de todas al datar de 1943. Los técnicos recomendaron esta medida "vista su escasa calidad y su fundición reciente", aunque manteniendo su invocación a la patrona de la ciudad. La nueva pesa algo más que la anterior, 170 kilos frente a 152, pero tiene una explicación. "El fundidor con el que trabajamos tiene influencia francesa y allí los perfiles son más gruesos. Si la hacemos del mismo tamaño hubiera sonado mucho más aguda y se busca otra dimensión para lograr el acorde", explicó Javier Calero.
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