ADMINISTRADOR - Campanas de la Iglesia de la Compañía regresan a Chile después de 146 años

Campanas de la Iglesia de la Compañía regresan a Chile después de 146 años


Hoy están instaladas en la Plaza La Constitución las tres campanas que formaban parte del campanario de la Iglesia de la Compañía de Jesús hasta el 8 de diciembre de 1863, cuando el inmueble fue destruido completamente por un voraz incendio, que dejó a más de dos mil personas -mayoritariamente mujeres y niños- fallecidas.

La tragedia -recordada como uno de los peores desastres de ese siglo- se produjo por las miles de velas y lámparas de parafina y aceite que adornaban los altares dedicados a la celebración de la virgen, lo que motivó la creación de la Primera Compañía de Bomberos de Santiago.

Tras el siniestro, tanto las autoridades civiles como religiosas decidieron demoler las ruinas y trasladar la Iglesia a otra ubicación. Posteriormente esos terrenos -ubicados en la esquina de Bandera y Compañía- formarían parte de los jardines del edificio del Congreso Nacional que estaba en construcción por aquellos años, mientras, la Compañía de Jesús comenzaba a construir la Iglesia de San Ignacio.

Destino de las campanas

El campanario de la Iglesia que se encontraba en el lado izquierdo de la fachada de la Iglesia se desmoronó durante el siniestro quedando en pie sólo algunos gruesos muros, y las campanas -tiznadas y algunas semiderretidas- tuvieron distintos destinos.

La más grande -que fue recuperada por los jesuitas- dado su deterioro, fue fundida y de ella se fabricaron 2 campanas más pequeñas que fueron instaladas en la Iglesia de San Ignacio de Loyola, construida entre 1867 y 1872 y cuyo campanario fue concluido en 1900.

Una segunda campana fue llevada por Benjamín Vicuña Mackenna al remodelado Cerro Santa Lucía -durante su gestión en la Intendencia de Santiago- e instalada en el Castillo de Hidalgo, llamado así en honor al capitán Manuel Hidalgo, muerto en la batalla de Chacabuco. Allí fue depositada la campana -fundida en Chile en 1718- hasta que tras el fallecimiento de don Benjamín en 1886 fue llevada al campanario de la ermita del cerro, lugar en que también descansan los restos del eminente hombre público.

Una tercera campana llegaría a través de manos privadas a la hacienda San José del Carmen de El Huique, en plena región de O`Higgins, propiedad del presidente Federico Errázuriz Echaurren y que hoy en día -convertida en museo- pertenece al Ejército. Allí, en los jardines de la hacienda cuelga la campana en exhibición.

Finalmente quedaron tres campanas de tamaño medio, las que fueron vendidas como chatarra al comerciante británico William Graham Vivian quien las despachó por barco desde Valparaíso a la localidad galesa de Swansea.

La Familia Vivian era muy importante en Gales y estaba dedicada a la industria de la fundición y procesamiento de minerales con intereses en las explotaciones cupríferas sudamericanas y particularmente chilenas.

Las campanas fueron recibidas en Swansea por el hermano mayor de William, Henry Hussey Vivian, encargado de los negocios familiares y miembro de la Cámara de los Comunes. Más tarde llegaría a ser barón y accedería a un asiento en la Cámara de los Lores.

Una de las inquietudes particulares de Henry Hussey eran las antigüedades, por lo que al recibir las campanas enviadas desde Chile y luego de apreciar los detalles de ornamentación, las inscripciones en latín y español y la data de fabricación de mediados del siglo XVIII y comienzos del XIX, decidió que su destino no fueran los hornos de fundición.

Como toda familia importante, los Vivian poseían extensos terrenos incluyendo un castillo -Clyne Castle- y una banqueta reservada en la Iglesia de Todos los Santos en Oystermouth, cerca de Swansea, edificada sobre ruinas romanas en 1141. Henry Hussey ofreció intercambiar las antiguas campanas de la torre de la iglesia por las recién llegadas y de esa forma las rescatadas campanas jesuitas continuaron tañendo -ahora en un templo anglicano- por un siglo.

A mediados de los años sesenta del siglo pasado, la torre del campanario -Norman Tower- tuvo que ser refaccionada y las pesadas campanas de bronce fueron instaladas en exhibición a la entrada de la iglesia, donde permanecieron hasta hoy.

Nuevo destino

Hace unos años el realizador chileno Pedro Pablo Cabrera descubrió el origen de éstas y la importancia patrimonial que tenían. Entonces la Cancillería comenzó los trámites para que fueran regresadas al país, pero después del 27 de febrero, espontáneamente, la comunidad anglicana de la Iglesia de Todos los Santos de Oystermouth, decidió donarlas a Chile como una manera de recordar a las víctimas del incendio de hace 147 años y a las del reciente terremoto y maremoto.

Las campanas volvieron a cruzar el Océano Atlántico a bordo de un buque de la Real Armada Británica, viaje que duró tres meses desde Gales hasta el Puerto de Valparaíso, donde fueron recibidas a comienzos de este mes por las autoridades de la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería (DIRAC), de la Armada y de la Cámara de Diputados, para ser posteriormente enviadas a Santiago.

Este sábado las tres campanas -que pesan unos 900 kilos- fueron depositadas en el frontis de la Plaza de la Constitución, sobre un memorial diseñado por la arquitecta Cazú Zegers.

El soporte de pino Oregón de demolición, contiene cuatro pilares de seis metros de alto, cada uno caracterizando a un atributo: catástrofe, solidaridad, heroísmo y reconciliación, que fue armado en el Taller de Escultura de la Universidad Finis Terrae por la artista Jessica Torres.

Las campanas serán donadas oficialmente el próximo 29 de septiembre por la comunidad británica en un acto que presidirá el Presidente de la República, Sebastián Piñera, bajo el repique de las campanas de cuatro iglesias del centro de Santiago.

La grabación de este concierto de campanas -propuesto por la arquitecta Zegers y el director cultural de El Observatorio de Lastarria, Miguel Laborde- se hará ese mismo día de madrugada para recrear el paisaje sonoro del 1863.

Las reliquias permanecerán en ese lugar para ser exhibidas al público hasta el 8 de diciembre próximo cuando volverán -después de 146 años- a su emplazamiento original, es decir, lo que hoy son los jardines del ex Congreso Nacional, donde permanecerán como testimonio de las tragedias que han azotado fuertemente nuestro país, el incendio de la Iglesia de la Compañía de Jesús y el terremoto y maremoto del 27 de febrero.

ADMINISTRADOR

Chile crece (26-09-2010)

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