El proceso de fabricación de las campanas casi no ha variado en 2000 años.
La campana se divide en dos partes: el vaso o campana propiamente dicha y el badajo, Para fabricar el vaso, primero se realiza un molde de ladrillo con un huevo interior donde se instala un horno a leña o carbón, necesario para secar y endurecer los materiales del molde.
El ladrillo se cubre con una capa de tierra arcillosa que se endurece en contacto con el fuego y forma una superficie lisa. Así, queda terminado el “núcleo” del molde.
Sobre este núcleo, previamente untado con una pátina para que no se le adhiera otro material, se modela un “falsa campana”, llamada así porque ocupa el lugar que luego ocupara la verdadera. Esta “falsa campana” consiste en una capa de tierra menos resistente y mas quebradiza que la de la superficie del núcleo para que luego pueda ser destruida con facilidad.
Sobre esta falsa campana se construye una cubierta o capa de material resistente, como el de la capa exterior del núcleo. Cuando la cubierta se seca, se la corta en circulo en la parte inferior y se la retira, levantándola para romper y quitar la falsa campana.
Una vez hecho esto, se vuelve a colocar la “cubierta” o capa de material resistente, como el de la capa exterior del núcleo. Cuando la cubierta se seca, se la corta en circulo en la parte inferior y se la retira, levantándola para romper y quitar la falsa campana. Cumplido este paso se cubre todo el molde con tierra o arena.
El metal fundido a altas temperaturas (superiores a 1000 grados centígrados) se vuelve en el hueco dejado por la falsa campana por un orificio practicado en la parte superior de la cubierta. A este acto se lo denomina “colada”.
Al enfriarse por completo el metal, se rompen los moldes y aparece la verdadera campana.
Antiguamente el metal que se usaba con mayor frecuencia era el bronce. Actualmente, se utiliza el acero.
Todas las campanas tienen el mismo diseño, la forma campaniforme, porque esto es imprescindible para lograr su sonido tan particular. La explicación es la siguiente: Si se hace un corte vertical, se verá que la campana tiene una forma parecida a un diapasón, cuyos extremos vibran de un lado a otro.
Si se practica un corte horizontal, se verá que aparecen varios anillos de distintos diámetros y además que las paredes tienen diferentes grosores. Por lo tanto, cada aro vibrara de manera desigual y, cuando sea golpeado por el badajo, sonarán a la vez tonos agudos y bajos entremezclados.
El tono de los sonidos se logra puliendo y modelando las paredes interiores de la campana.
Algunas de las campanas más grandes del mundo se encuentran en Alemania y la URSS. La de Alemania situada en la catedral de la ciudad de Colonia, pesa 25 toneladas y mide más de 3 metros de altura. Aun hoy se la puede escuchar.
La de Moscú, capital de la URSS, fabricada en 1733, pesa 196 toneladas, mide 6 metros de alto y tiene un diámetro de casi 7 metros. Estuvo colada cuatro años en el Kremlin, hasta que se cayó a causa de un incendio. Al desplomarse, abrió en el suelo un agujero de 9 metros de profundidad.
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