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© La Voz Digital (2011) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 16-04-2024 |
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La Ciudad de mi memoria - 1996
Mientras Bruno y sus amigos se afanaban por llegar a lo más alto de la liga, la ciudad celebraba el regreso de las diez campanas restauradas a la Catedral.
Habían sido arregladas y algunas incluso refundidas en la localidad palentina de Saldaña y durante varios días, antes de ser colocadas de nuevo en las torres de Levante y Poniente, permanecieron expuestas al público en las escalinatas del templo. Cuando el vicario las hubo bendecido, las campanas se izaron a su posición original. En agosto, los terrenos ociosos de Astilleros pasaron a manos municipales tras la aprobación de la expropiación forzosa del solar y su urgente ocupación. Eran los únicos terrenos que quedaban para expandir la ciudad y la alcaldesa, Teófila Martínez, tuvo que negociar el justiprecio con el ministro de Industria, Josep Piqué.
Otro de los sucesos que impactaron más a la ciudadanía fue la aparición de pirañas en la Bahía. Eso sí, esta especie autóctona, a diferencia de la amazónica, era inofensiva y según los expertos de la Universidad de Cádiz, su llegada se debía a que fueron introducidas por los arroceros sevillanos en sus plantaciones, junto a los cangrejos rojos. No fue hasta 1983 cuando se localizaron en la Bahía y en las salinas cercanas al Río San Pedro. Los salineros creían sin embargo que estos peces devoraban grandes cantidades de camarones, idea que fue desmentida por los especialistas.
También aquel verano el Ayuntamiento solicitó al Obispado que el Corpus se celebrara en su fecha tradicional, el jueves.
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