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En la torre de la iglesia había antes un elegante reloj de numeración romana, de fondo blanco con saetas negras. Instalado a principios del pasado siglo, durante largos años midió el tiempo con total precisión. Se situaba a media torre frente a la Plaza de España, respondiendo siempre a las interrogantes miradas de los vecinos del pueblo. Marcaba fielmente los cuartos, las medias y las horas con repetición durante las 24 horas del día.
Para su correcto funcionamiento era necesario darle cuerda todos los días, de cuya función yo me encargue durante 30 años. Por la oscura y estrecha escalera de la torre mudéjar, subía hasta el pequeño cuarto donde estaba el mecanismo que era de hierro fundido y bronce.
Con objeto de la restauración de la torre en 1989-1990, el reloj fue desmontado y recogido en el sótano del ayuntamiento.
La maquinaria del reloj y su esfera fueron restauradas y en la actualidad se exponen en los salones del moderno edificio Ben Alfaje.
Herminio Aznar Costa trabajó como aguacil municipal en Alfajarín.
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