La alcaldesa, ayer, junto a las campanas restauradas
La alcaldesa, ayer, junto a las campanas restauradas
Las campanas de la iglesia antigua de Guadassèquies se exhibirán, junto al altar mayor, hasta el próximo 21 de octubre. El objetivo es que las personas que se acerquen hasta el recinto eclesiástico puedan observar de cerca estas piezas que acaban de ser rehabilitadas.
Se trata de la María de la Gran Esperanza, una campana de más de 300 kilos, construida en 1835 y, la más pequeña, la María, de unos 100 kilos, que data de 1922. Las dos, a pesar del lapso de tiempo que separa su creación, “son del mismo estilo”, explicó Vicente Tomás Calatayud, un antiguo campanero de la localidad.
Esto, se puede deber a varios factores, apuntó Tomás, “o a que en 1922 refundieron una más antigua y se imprimió la nueva fecha o, que se hiciera una nueva, porque en 1835, hacer una campana ya era mucho”, añadió este hombre, de 73 años, que durante cuarenta ha trabajado rehabilitando campanas.
La intervención en este caso ha consistido en la sustitución del yugo de metal por el tradicional de madera. “Con el nuevo las campanas ofrecen un sonido mejor”, comentó Tomás. Además, “antes el volteo que realizaban era insuficiente porque estaban escondidas por el yugo”, amplió Tomás.
Ahora, no sólo las campanas han recuperado la movilidad, sino que se “ha instalado un sistema eléctrico que imita perfectamente el volteo manual”, señaló. Una fórmula que permite “parar las campanas e, incluso, que giren tanto por la derecha como por la izquierda”, por lo que el sonido es de mayor calidad.
También, se han “sometido a un tratamiento de limpieza, porque el bronce presentaba un color verdoso debido al paso del tiempo”, explicó la alcaldesa, Mª Carmen Vidal.
La recuperación de las campanas se suma al esfuerzo realizado por todos los vecinos de la localidad “para impedir que este monumento desapareciera bajo las aguas del pantano de BellÚs”, afirmó Vidal.
“Luchamos mucho para que esta iglesia del medievo se salvará del pantano”, reiteró la alcaldesa. “La terminamos de restaurar en el año 2003 y se ha quedado muy bonita”, apuntó la primer edil. Sólo faltaban las campanas y por eso, “me gustaría que mucha gente se acercara”, concluyó la alcaldesa.
“Para muchas personas, probablemente esta sea la Última oportunidad que tengan de ver las campanas, porque, una vez que las suban tardarán en volverlas a bajar”, sentenció Tomás. Aunque, si que podrán disfrutar con el nuevo sonido que ahora ofrecen.
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