GALILEA, Miryam - La campana pasa por soldadura en Ezkio-Itsaso

La campana pasa por soldadura en Ezkio-Itsaso

El pasaitarra Luis Romero trabaja la forja y también repara campanas


Luis Romero eleva la campana de Hondarribia, donde se aprecia parte de la brecha que hay que reparar - Foto GALILEA

Tras una compleja bajada del campanario y algunos kilómetros por carretera, la campana número tres de la parroquia de Hondarribia llegó al taller Solda-Berezi de Luis Romero, en el polígono Anduaga de Ezkio-Itsaso, donde recibirá los cuidados y arreglos necesarios para volver a sonar, tras cuatro años en silencio, el día de Todos los Santos.

Originario de Pasai Antxo, donde su abuelo tuvo gran repercusión en el sector industrial, y su padre dio forma a algunas de las esculturas de hierro de Oteiza, Luis Romero posiblemente dejará huella por su trabajo de restauración de campanas.

Comenzó su labor en el taller familiar, que cerró con la crisis de 1983, trabajó de comercial, superó otra crisis en 1991 y gracias a su amigo Paco Terroso pudo seguir trabajando. En aquel taller comenzó su actividad sobre todo de forja. Como el negocio prosperaba buscó un local en Ezkio-Itsaso, donde además de un lugar para trabajar dio con un nuevo hogar, trasladándose con su familia hace 18 años.

Luis Romero trabaja principalmente la forja, recuperando matrices y complementos de máquinas, además de hacer trabajos especiales para la inyección de aluminio y otros con más precisión, como recuperación de engranajes.

Hace seis años el foco de su trabajo dio un giro, cuando le propusieron reparar una de las campanas de Gabiria. Ese fue su primer trabajo como campanero. «Me lo plantearon en 2007 y casi sin previo aviso en 2008 me la bajaron. Todo hay que decirlo, fue un atrevimiento por mi parte. Tenía experiencia en bronces industriales y pensé que sería pan comido, pero el primer susto vino al dar los dos primeros pasos, la campana se me abrió algo más. Poco a poco llegué a dar con un nuevo procedimiento de soldadura para este caso concreto, ya que con lo que yo conocía no había manera. A base de muchas pruebas y mucha desesperación llegamos a un final feliz; y ahí está, a pleno rendimiento. Además dicen que el sonido es igual, algo a lo que yo no me comprometí, aunque sí me molesté en analizar el material y buscar la aportación de soldadura más adecuada», asegura Romero.

La de Gabiria fue una campana histórica, fechada en 1562 y dadas sus características, posiblemente fundida a pie de torre y de forma artesanal. Hablamos de una campana romana de 1.320 kilos. «Cuando me llamaron de Gabiria todavía vivía mi padre y me dijo 'cada campana tiene una historia, ya verás cómo tiene un montón de cosas escritas' y ciertamente fue así», cuenta. «La verdad es que fue una experiencia muy especial y me dio muchas lecciones. Después de aquella las demás resultan más fáciles», confiesa.

Tras ese primer trabajo, hace unos meses recibió una campana de Mungia fechada en 1907. «A través de un suministrador de soldadura, algunos feligreses se pusieron en contacto conmigo porque temían que se cayera, debido a que la rotura estaba en una zona crítica. La vi, me la trajeron y ahora estoy con ella», explica.

De esquilón


La campana y el yugo pesan 460 kilos - Foto GALILEA

Y finalmente, la tercera y última ha sido la campana de Hondarribia. Una campana de esquila o esquilón, ya refundida en el año 1967, con un peso aproximado de 400 kilos (460 con el yugo), que cuenta con una fisura en el lugar en el que golpea el badajo. «Es una de las averías más tradicionales. Leí la noticia de que la iban a refundir, les envié un correo electrónico, se pusieron en contacto conmigo, y aquí está», nos cuenta Luis. «Es un trabajo que se hace muy esporádicamente, pero ya que la industria no da muchos pasos, a ver si superamos la crisis con las aportaciones de las campanas».

Estos trabajos han avivado el interés de este soldador por el tema y actualmente está en contacto con los campaneros de Amurrio, que le invitan todos los años a su reunión, donde ha conocido campaneros de otras zonas: Ondarroa, Álava. «Por lo que he podido saber quedan muy pocos fundidores: Portilla Hermanos, de Santander, y alguno en Extremadura, Palencia y Valladolid. Y en cuanto a soldadores uno en Francia y otro en Alemania, que yo sepa», añade. En cuanto a futuros trabajos, sólo tendrá que esperar a que suene la campana.

Campanas - S. XIX. - Trabajos

Gabiria
Campana Romana de 1.320 kilos fechada en el año 1562. Reparación realizada en 2008.
Mungia
Campana fechada en 1907. Reparación en curso.
Hondarribia
Campana refundida en 1967. Pesa 460 kilos.

GALILEA, Miryam
Diario Vasco (06-10-2013)

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