El incidente, que no produjo daños personales, ocurrió la tarde del martes.
La pieza de bronce, de 25 cm. de largo y 3 kilos de peso, cayó antes de la misa de las siete hasta la calle Kanpantorpea
El repique de las campanas antes de la misa de la tarde del martes en la Parroquia San Juan Bautista pudo terminar en tragedia. El badajo de una de las campanas se desprendió a las 18.45 h. desde la torre del campanario, que se sitúa a unos 25 metros de altura, aproximadamente un octavo piso. Durante el volteo de campanas antes de la misa de las siete, la pieza fabricada en bronce, de uno 25 centímetros de largo y 3 kilos de peso, salió volando desde el campanario hasta la calle Kanpantorpea hacía Iturriotz.
Se trata del badajo de una de las campanas de volteo, que miden entre 56 y 63 centímetros de diámetro, construidas entorno al año 1830 y más tarde restauradas en 1998. Por fortuna, no se produjo ningún daño personal. Ninguno de los viandantes sufrió percance alguno en una calle muy transitada a esa hora y más aún con buen tiempo.
Cerca se encontraban los familiares del arrasatearra Iosu Arrieta, que todavía da gracias de que la ahora anécdota no terminará en tragedia. «Allí estaban mi novia y su hermana con el niño cuando oyeron el fuerte estruendo de algo que cayó del cielo. Me llamaron y cuando nos acercamos vi que era el badajo de la campana», recuerda Arrieta. Rápidamente alertaron a los municipales para informar de lo ocurrido.
A consecuencia del incidente las campanas no repicaron ayer durante todo el día y no lo harán hasta que los técnicos las revisen. Así lo afirmó ayer el párroco Horacio Argarate, al tiempo que agradeció el hecho de que no haya habido que lamentar daños personales como consecuencia del accidente. «Normalmente las campanas repican tres veces al día. A las 8.30 horas durante un minuto y medio, a las 18.45 horas durante un minuto, cuando se produjo el incidente, y durante la misa de la tarde durante otro minuto, así como los sábados y domingos que suenan al mediodía durante tres minutos, y en entierros. Ahora habrá que esperar a escucharlas hasta que las revisen», añade Argarate que no recuerda tal incidente en Arrasate y asegura que las revisiones se realizan periódicamente.
También habrá que restaurar la vara metálica, compuesta por una sola pieza de bronce. «Para ello hemos contactado ya con la empresa experta que se encarga de restaurar este tipo de piezas. Pero esto llevará su tiempo ya que vienen desde Palencia», señala Argarate. Las campanas de la Parroquia quedarán de esta forma en silencio hasta nueva orden.
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