ARNÚS. María del Mar - ¿Por qué doblan las campanas?

¿Por qué doblan las campanas?

Universidad Pontificia de Comillas - Autor: ROSENDO, J.
Universidad Pontificia de Comillas - Autor: ROSENDO, J.

En Comillas, este verano han vuelto a doblar las campanas del antiguo seminario, anunciando la buena nueva con su carrillón original tocando melodías de otro tiempo entre el empuje respiratorio de las máquinas en plena ebullición transformadora: las obras de restauración han llegado al medio del camino, están ya acomentiendo la parte más arriesgada del proyecto, avanzando presto para cumplir lo pactado. Eliminando las capas de tiempo, de moho y de polvo putrefacto, de incienso olvidado que se han ido acumulando durante tanto tiempo; dando luz y recuperando su antigua expresión. Han vuelto a brillar los capiteles florales, los animales en las impostas, las gruesas columnas domenechianas, los lienzos y esgrafiados en los muros, artesonados en los techos, las maderas nobles de los suelos, las vidrieras marchitas y los azulejos de cerámiva vidriada y dorada en relieve. Se han rescatado espacios - el antiguo depósito de aguas - se ha enfatizado el carácter docente y laico, se ha actualizado el aspecto doméstico y se ha reciclado todo bajo unos parámetros de sostenibilidad más que notable. Salvo algunos desaciertos como el suelo del vestíbulo o la pintura del ladrillo de La Portalada, se aprecia el trabajo bien hecho del equipo de arquitectos -Pesquera, Ulargui, Fernández Abascal, Muruzábal, Alonso, Barrientos - que han sabido salvar la obra de la ruina y el silencio con educación y elegancia. También las fachadas vuelven a lucir su juego de ladrillos y piedras, en estilo neomudéjar, a imagen de la iglesia-fábrica, y ha recobrado el conjunto su carácter de volumen bien aposentado, de serenidad y seguridad, que había diseñado el arquitecto Joan Martorell (Girona 1833-1906) -el patriarca de los arquitectos modernistas- a fin de imitar la solidez y la consistencia plástica de los edificios helénicos. Se trata de una obra tectónica, bien plantada, asentada. Sólida sin pesadez, grande sin gigantismo, atada a la tierra pero con voluntad de vuelo... y que requiere un determinado espacio alrededor para que respire, para que vuelva a gozar de sus vistas a poniente. Clama el cielo que hay que derribar esos caserones sin valía que lo estorban estrepitosamente y reconquistar la esplanada original que le pertenecía. ¡Y devolverle la línea del cielo! recuperar ese perfil que tuvo La Cardosa en sus tiempos de gloria.

A mi entender, existen dos razones de peso para demoler las construcciones adyacentes: la primera por la exigencia de la ley de patrimonio según la cual la obra valiosa ha de prevalecer exenta, aislada, precisa, monumental, con suficiente espacio alrededor para respirar con holgura, para ser gozada en todo su esplendor. ¿Qué sentido tendría, si no, el haber invertido todo ese esfuerzo y dinero descomunal en rehabilitarla? Por qué ningunearla ahora luego de haberla dedicado tanta atención? La otra razón de obligado cumplimiento es de orden económico, dado que es mucho más costoso el invertir en esas construcciones de escaso valor, por no decir nulo, que el construir de nueva planta. Bueno sobre malo siempre resulta malo. Sobretodo habiendo tanto terreno disponible para poder desplazar esa edificabilidad a la vaguada de Rubárcena, por ejemplo, con menor impacto ambiental y magníficas vistas a poniente. De acuerdo que la propuesta de Colegios del Mundo es magnífica y se adapta muy bien a la idea del Campus Comillas, pero ello exige que se cumplan las leyes y la normativa de «educación». Y como marcan las reglas del juego, convocando un concurso de arquitectura con un reto de bajo coste (dado los tiempos que corren) pues amenudo la calidad y el bajo coste no andan reñidos.

Siempre tuvo una gran carga simbólica y algo de maldito el antiguo seminario (1883-1893) este imponente edificio,diseñado por Martorell y mejorado por el gran arquitecto modernista, Lluis Domènech i Montaner, desde sus principios cuando ya la idea originaria del comitente, Antonio López (Comillas, 1817-Barcelona,1883) era la de hacer una Escuela de Artes y Oficios para que los jóvenes no tuvieran que emigrar como le tocó a él, primero como jándalo en Andalucía, comerciante en Cuba, indiano rico en la Barcelona ochocentista, compañero de fortuna de muchos catalanes en Cuba, punto indispensable del «Grupo Catalán» que promueve la Restauración, y el mecenas más relevante de su época. Lo que empezó proyectado como una escuela de Artes y Oficios, acabó siendo por presiones del clero y de su hijo el quasibeato Claudio, el Seminario más importante de España. Este regalo que Claudio López Bru, segundo marqués de Comillas, ofrecierara al Pontífice autor de la encíclica Rerum Novarum, iba a tener una gran trascendencia en la instrucción de la élite reaccionaria de entonces con funestas consecuencias que desembocarían en la guerra civil. La lista de obispos, arzobispos y cardenales célebres que se formaron allí es notoria. Afortunadamente aquellas imágenes que poblaban los claustros ya desaparecieron para dar paso a unas galerías más alegres que a su vez darán luz a la antigua iglesia - reconvetida en espacio polivalente - a través de la eliminación de las capillas.

También tuvo un sinfín de vicisitudes de orden constructivo y programático, tanto es así que se dijo que ello había sido la causa principal de la muerte del primer director de las obras y diseñador del mobiliario, el arquitecto Cristóbal Cascante, compañero de curso de Gaudí y director de las obras de El Capricho. Porque hubo varios derrumbamientos durante la construcción del seminario, uno de ellos, durante una fuerte tormenta, afectó a toda el ala norte que se vino abajo. Y porque claudicaban los constructores que venían de Barcelona, y se fueron sucediendo hasta un número de cuatro. En la década de los noventa, cuando el relevo de Domènech i Montaner ya se tuvo que reforzar estructuras.

Más de un siglo ha pasado y ya le tocaba una buena restauración a este conjunto clave del modernismo catalán en Comillas. Larga vida en la nueva andadura que promete ser la definitiva! Y que sigan doblando las campanas.

María del Mar Arnús es Autora del libro «Comillas, preludio de la Modernidad»

ARNÚS. María del Mar

(03-10-2009)

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