Un momento de los toques del viernes por la noche - AVAN
Los peritos todavía no han decidido el traslado de la pieza de 1.750 kilos que se desprendió con el yugo el día de Navidad
La sala de campanas acoge al doble de voluntarios tras el desplome de 'El Jaume'
Volteo de campanas, foto de familia y cena de hermandad. Así podría resumirse la noche de este viernes para los 16 campaneros que acudieron al Micalet a una sesión a puerta cerrada al público y donde hicieron sonar todas las piezas que quisieron salvo 'El Jaume', la pieza caída el día de Navidad y que por fortuna no provocó heridos.
El presidente del Gremio de Campaneros, Francesc Llop, destacó que acudieron el doble de voluntarios de los que eran necesarios para la sesión, lo que refleja el apoyo dado por este colectivo a mantener su colaboración en la catedral pese al enorme riesgo que corrieron algunos por el desplome de la campana citada, de 1.750 kilos y fundida en 1429. Llop agradeció la «disponibilidad de todos ellos».
El volteo se realizó a las siete y media de la tarde, con la sala de campanas ya limpia de los trozos de madera y otros desperfectos que saltaron al caer la campana sobre la plataforma. Un portavoz del Arzobispado indicó que todavía no se ha decidido si 'El Jaume' será trasladado a un taller para su restauración.
Según declaró Llop en un comunicado del Arzobispado, los campaneros volvieron a tocar «con normalidad y emoción» tras el incidente producido el jueves, sin precedentes en la historia reciente de la catedral. Como adelantó LAS PROVINCIAS, la campana cayó de pie y el sonado al que fue sometida después no detectó daños en el metal.
Otra cuestión distinta es que esa impresión sea ratificada por los peritos contratados para la restauración. El viernes pasaron buena parte de la mañana inspeccionando el yugo y la campana. Fue la primera pieza la que rompió las tablas de madera. A simple vista, la rotura de la fijación de la campana con el yugo obligará a que su restauración se realice en un taller especializado.
El volteo del viernes pasado se realiza tradicionalmente cada 26 de diciembre en la víspera de las Cuarenta horas de Adoración al Santísimo, que tienen lugar los últimos cinco días de diciembre en la catedral. Durante la jornada, los peritos examinaron la campana y el yugo para determinar las posibles causas del desprendimiento.
Tras ese trabajo, los campaneros limpiaron la sala de campanas donde, por razones de mantenimiento y seguridad, los volteos se realizarán a puerta cerrada. 'El Jaume' sigue en el mismo sitio donde cayó hasta su más que seguro traslado.
La cena de hermandad rememora el llamado toque de la sardina, comentaron fuentes del Arzobispado, cuando el campanero invitaba a cenar el mismo día una caja de sardinas rancias, acompañadas por una bota de vino y algo de pan. En esta ocasión fueron a un restaurante.
En la sala de campanas hay una decena de campanas en funcionamiento, por lo que la rotura de 'El Jaume' no ha supuesto un perjuicio apreciable en las composiciones de los toques. Se trata de uno de los conjuntos más numerosos de campanas góticas de toda España, donde sólo están automatizadas la de los Quartos y el Micalet para el reloj.
También 'La Bàrbera', para los toques de coro diarios, así como 'El Manuel' para el toque de cerrar las murallas y 'La Maria' para las oraciones. La instalación de estas tres últimas no impide los toques manuales que ejecutan los miembros del colectivo de campaneros.
En la espadaña están las dos campanas del reloj, la de los Quartos, de 1736 y el Micalet, de 1539, la mayor en uso de toda la antigua Corona de Aragón, con un peso de 7.514 kilogramos y una de las piezas más espectaculares del conjunto.
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