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© El Heraldo de Aragón (2015) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 25-04-2024 |
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El gran tamaño que había adquirido el nido ha obligado a colocar una plataforma metálica en la pared lateral de la torre
Desde hace algunos años, en el campanario de la iglesia parroquial de Alfamén (Zaragoza), se acomodaba un nido de cigüeñas que había provocado alteraciones en la convivencia de los vecinos y las aves.
Las constantes deyecciones, la caída de ramas y los desperfectos ocasionados en la cubierta del templo han sido los principales problemas o molestias que las aves han creado a los vecinos de esta localidad de la Comarca del Campo de Cariñena. Además, el gran tamaño que estaba alcanzando el nido hacía temer un desprendimiento total. Ante esta situación, el Ayuntamiento de la localidad se vio obligado a tomar cartas en el asunto para buscar soluciones.
El alcalde, Alejandro Gil, se puso en contacto con el párroco y el consejo parroquial para, juntos, solicitar al Instituto Aragón de Gestión Ambiental (INAGA) el permiso necesario para retirar el nido. Desde este organismo, y excepcionalmente, el pasado mes de noviembre se daba luz verde a la retirada temporal del habitáculo, pero con un requisito: la colocación de una plataforma metálica en la pared lateral de la torre para que las cigüeñas puedan anidar con seguridad y sin crear problemas.
Desde el consistorio se encargó a una empresa especializada el diseño de esta plataforma de hierro que la brigada de bomberos de La Almunia de Doña Godina ha anclado ya. Para su construcción se ha tenido en cuenta el peso del nido, la fuerza del ciento y la afección de posibles inclemencias meteorológicas, entre otros factores.
El Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) recibe anualmente alrededor de un centenar de peticiones para la retirada de nidos de cigüeñas, consideradas de interés general en el Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón, de las torres de alta tensión, iglesias, árboles o edificios privados por los problemas que pueden ocasionar debido a su volumen y peso. Una autorización que no siempre se concede, y en caso de hacerlo, solo se otorga en periodos fuera de los de la reproducción de la especie.
La población de esta especie ha aumentado durante las últimas décadas de manera exponencial y el último censo la población de esta especie, de 2004, situaba por encima de 1.200 las parejas reproductoras en Aragón. Aunque los expertos aseguran que actualmente podría rondar las 1.800, debido a que han perdido su carácter migratorio por la estabilización de unas temperaturas más suaves y porque consiguen alimento durante todo el año en basureros y explotaciones agrícolas.
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