JIMÉNEZ, Yamilé - Suenan las campanas de la historia

Suenan las campanas de la historia


Hace varios años, en 1997, me encontraba en Terranova -al oeste de Canadá- y allí escuché por primera y única vez, un conjunto de Campanas de mano ejecutado por varias mujeres nativas.

El sonido era sencillamente mágico y ese recuerdo ocupa –con certeza seguirá ocupando- un sitio insólito en mi memoria.

Existen muchos tipos de campanas, como por ejemplo las de mano, que se disponen por orden de altura sobre una mesa y son ejecutadas por varios tañedores, a los que corresponden dos o tres de estos instrumentos.

La misma abarca una extensa gama de usos, desde los toques para llamar a misa o a comer, la de los trineos o las que se ubican en las puertas de los negocios y hasta aquellas que, convertidas en instrumentos, producen fascinantes y complejas melodías a varias voces.

Como instrumento musical, la Campana es uno de los de mayor antigüedad, ubicándose sus más lejanos ejemplares en China, Egipto, India, Grecia y Roma a partir del año 2000 antes de Cristo.

Desde las primeras hasta la actualidad, el mejor y más empleado material para su construcción ha sido el bronce, y tanto el alcance de su sonido como su afinación, han sido el resultado de cuantiosos y complejos cálculos a lo largo de la historia.

Este peculiar instrumento ha desempeñado un papel multifuncional a través de los siglos y aparece como personaje de reparto en eventos de gran repercusión social, política, religiosa y militar.

Fue una campana la encargada de dar la señal para el comienzo de las Vísperas Sicilianas en 1282, así como también para la tristemente célebre matanza de San Bartolomé, en agosto de 1572.

Guillermo el Conquistador, el gran reformador del sistema feudal inglés, las utilizó alrededor del año 1075 para dar la orden -cada día a las ocho de la noche- de apagar los incendios provocados por sus oponentes.

También en territorio galo, en tiempos de la disolución de los monasterios, gracias a las campañas, Enrique VIII obtuvo una considerable suma de dinero, y más tarde Napoleón las empleó como «carne de cañón» -literalmente hablando- para luchar contra Europa; estrategia ésta que perduró hasta el siglo XX, sobre todo durante la Primera Guerra Mundial, cuando muchas campanas fueron derretidas con fines bélicos.

Pero la Campanatambién ha tenido un gran uso artístico y musical, ya sea individualmente o como Carillón, nombre que reciben las que se tocan en conjunto y que tiene como punto originario el siglo XIII y el norte de Europa.

Al parecer, el Carillón surgió de la costumbre de colocar campanas con afinación predeterminada en la torre de las iglesias, a partir de lo cual, poco a poco comenzaron a elaborarse metodologías concretas para su ejecución.

Con mecanismo o sistema de conexiones mecánicas bastante similares al del órgano, el Carillón produce melodías completas que, en ocasiones, pueden ser acompañadas con simples armonías.

De igual modo pueden reproducir pasajes de gran velocidad, crescendos, diminuendos, trémolos, etcétera; de manera que resulta posible ejecutar diversos géneros como sonatas, preludios y hasta fugas, siempre que no sean demasiado complejas.

Los Carillones han llegado a tener hasta setenta campanas y se conocen algunas escuelas para carillonistas en Bélgica y los Estados Unidos. Específicamente el Curtis Institute de Filadelfia se encargó de proveer ejecutantes a varias ciudades de este país norteamericano.

La ciencia y el arte de tañer y fundir campanas se conocen como Campanología y la Universidad de Birmingham, en Inglaterra, durante un largo tiempo ofreció un completo curso sobre este tema, impartido por el músico Granville Bantock.

No son pocos los compositores que, directa o indirectamente, se han sentido atraídos por la sonoridad de las campanas, como Georg Friedrich Händel, quien utilizó un extenso juego de pequeñas campanas en el oratorio Saúl.

Johann Sebastian Bach, por su parte, además de crear varias melodías para el carillón del príncipe de Anhalt-Coerthen, usó dos campanas en su cantata Schlage doch.

Richard Wagner plasmó particularmente su interés en la ópera Parsifal, sin embargo, la amplitud y profundidad de los armónicos resultantes, chocaban incómodamente con los sonidos de la orquesta cuando intentó ponerlo en práctica durante el Festival de Bayreuth.

Carillón de Cammaerts es una obra compuesta, durante la Primera Guerra Mundial por Edward Elgar, en la que utiliza un tema de cuatro notas en forma de bajo ostinato, ejecutado por campanas.

Años más tarde, para la inauguración del Carillón de Loughborough, reconocida ciudad inglesa especializada en fundir campanas, Elgar compuso una obra especial para la ocasión.

Otros como Henry Purcell con su himno Bell anthem, o William Byrd Byrd en la fantasía para virginal The bells; Claude Debussy con Campanas a través de las hojas; Maurice Ravel con El valle de las campanas; Franz Liszt en La campanella; o Jean Sibelius con Carillón para la iglesia de Berrghall, han materializado su motivación por este legendario y sugerente instrumento que, más allá de herramienta musical, acompaña la rutina diaria en muchas ciudades del mundo.

JIMÉNEZ, Yamilé

Cmbf - Radio Musical Nacional (18-06-2015)

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  • Carillones: Bibliografía

     

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