GONZÁLEZ, Patricia - Suena la campana del muñidor

Suena la campana del muñidor

La ciudad apaga las luces con el paso de la Hermandad de la Humildad y el Silencio

El tintineo de la campanilla del muñidor comenzó pidiendo silencio a las puertas de la iglesia de Cristo Rey. El mandato se aceptó de inmediato. Tanto es así, que lo único que se escuchaban fueron los pasos de los nazarenos y el viento que corría por la callejuela. El Cristo de la Humildad volvió a salir de su templo para encontrarse, un año más, rodeado de todos sus fieles, quienes contemplaban, atónitos, como la cruz se elevaba al salir del templo.

Sin ningún acompañamiento musical y con las luces apagándose a su paso, la Hermandad de la Humildad y el Silencio recorrió la capital acompañada no solo de sus cofrades, sino de muchos asiduos de la iglesia de Cristo Rey y devotos al Cristo. “La cofradía comparte muchas cosas con la feligresía. Lo cual me gusta mucho porque, cuando terminamos la misa, se suele quedar la iglesia llena de la gente que vino a ver la eucaristía y muchos de ellos no son ni hermanos, sino feligreses de la parroquia”, comentó Diego Montiel, hermano mayor de la cofradía, quien destaca que para vivir “con emoción” este momento no es necesario ser parte de la hermandad. Por ello, esta procesión se acoge con tanto fervor, por todo lo que transmite. Algo que hace a Antonio Serramichana, devoto del “Silencio”, volver a Jaén todos los años desde Valencia, pues, según él, sigue sintiendo la Semana Santa de Jaén como si fuera “el primer día”, sobre todo “El Silencio”, del que dijo que es “una procesión de culto”. “Lo más bonito que tiene es que la gente que sale en ella lo siente, no es como otras donde parece que están de feria”, sentenció.

El buen tiempo acompañó al Martes Santo desde que salieron los primeros rayos de sol, algo que hizo que todos los fieles estuvieran llenos de optimismo, de hecho, el mayor deseo de Diego Montiel fue que la ciudad de Jaén pudiera disfrutar de su cofradía “sin problema alguno”. Para él, uno de los momentos más emocionantes fue el ritual de salida, donde todos los que participaron en la procesión realizaron un voto de silencio. Y no se equivocó, pues, al salir el Cristo de la Humildad, crucificado y con el morado de las flores a sus pies, los sentimientos llenaron las miradas de muchas personas. En ese instante, solo se podían escuchar las indicaciones del capataz y a los costaleros arrastrar los pies bajo el paso. Sonidos que representan a esta cofradía, la que, este año, tuvo más de 40 nuevos hermanos entre sus filas. “Estamos alrededor de 500 reales y, de esos, el 70% de la hermandad se pone en la calle el Martes Santo”, explicó Montiel, quien, aunque la defina como una “cofradía pequeña”, en la procesión se mostró totalmente diferente, ya que acompañaron a su Cristo más de 450 personas. Otro de los elementos más característicos que presentan sus nazarenos es la cadena que les une unos a otros. La cual se podía escuchar cuando se deslizaba por las calles empedradas de Jaén.

“Todos somos muy devotos del Cristo de la Humildad”, expresó Diego Montiel, algo que se confirmó durante las más de cuatro horas que duró su periplo por las calle de la capital. “Es una cofradía que se fundó, originariamente, solo con el Cristo y se llevó muchos años sin imagen mariana. Por eso, todos los viejos del lugar somos más ‘cristíferos’”, destacó. Sin embargo, también apuntó que las nuevas generaciones de la cofradía comienzan a mostrar una fuerte fe por María Santísima Madre de Dios, la Virgen que ahora completa el patrimonio de este colectivo. Una talla de Israel Cornejo que, según subrayó Montiel, aunque fuese creada hace unos años, está inspirada en el estilo del Siglo de Oro. A pesar de todo, aún habrá que esperar algún tiempo hasta que esta imagen acompañe al Cristo de la Humildad, pues su paso todavía no está finalizado.

A su paso por la capital, “El Silencio”, aunque solo disponga de un paso, reunió a muchos fieles que no dudaron en continuar el camino junto a él. Con las luces de la ciudad apagadas, los cirios iluminaron el paso del Cristo durante todo un recorrido que les llevó hasta la Plaza Santa María, donde el silencio se hizo aún más presente ante la inmensidad de la Catedral. Un punto que supuso la vuelta a “Cristo Rey”, donde la imagen volvió a descansar tras bailar para sus fieles una última vez.

GONZÁLEZ, Patricia

Diario de Jaén (28-03-2018)

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