Guillermo Vázquez Consuegra recorre con Levante-EMV el parque arqueológico minutos después de certificar las obras y de la apertura del recinto al público - Autor: BUSTAMANTE, Fernando
Con varios meses de retraso sobre lo anunciado y sin inauguración oficial por incompatibilidad de agendas de los responsables políticos, el jardín arqueológico del Muvim abrió ayer al público. Las vallas que rodeaban el perímetro desde 2009, año en el que empezaron las obras, se quitaron después de que técnicos de la Conselleria de Infraestructuras, de la diputación y del ayuntamiento de Valencia certificasen las obras.
Guillermo Vázquez Consuegra, el arquitecto que ha dirigido y diseñado este nuevo espacio público ajardinado en pleno centro de la ciudad estuvo ayer en Valencia para certificar las obras. Levante-EMV tuvo ocasión de recorrer ayer el nuevo jardín de su mano.
"Mi arquitectura siempre ha estado al servicio del espacio público porque creo que es el futuro de las ciudades". Por eso, añadió, "he tenido suerte de poder diseñar un espacio público como este jardín arqueológico, situado en un terreno complejo y a la vez tan interesante" y que en su proyecto concibió como una prolongación del Muvim, el museo valenciano que lleva su sello.
"Este jardín es un drama en varios actos, tiene ambientes y atmósferas diversos que se relacionan con la memoria del antiguo hospital", apunta el arquitecto, quien confía en que el Ayuntamiento de Valencia, con el que ha tenido no pocos desencuentros, "haga un buen mantenimiento del jardín" evitando el vandalismo y garantizando el cuidado de las zonas ajardinadas.
Desde la plaza de los naranjos, hasta la rosaleda pasando por la plaza de la memoria, cada espacio tiene un sentido y "nada es vanal". El "verde", una de las insistencias del ayuntamiento, es protagonista de la mayor parte del jardín, donde también hay zonas de obra dura, como la plaza de la memoria que es una especie de museo arqueológico al aire libre.
Sobre el resultado final del jardín, Vázquez Consuegra asegura que está "contento salvo por episodios como el de las farolas, que desentonan y son una especie de Frankenstein". El modelo tradicional de farol de forja del ayuntamiento se ha impuesto a la farola moderna que quería el arquitecto en línea con las del Muvim. Consuegra tambien tuvo que renunciar al estanque que proyectó en el centro del jardín porque el ayuntamiento no podía garantizar su mantenimiento. También le obligaron a poner una cancela para cerrar por las noches una de las plazas "deprimidas" del jardín que reconstruye el perímetro de la antigua iglesia. Todo ello, unido a las obras en la iglesia de Santa Lucía, que proyectó un terraplén que destruía parcialmente el jardín recién plantado han sido algunas de las vicisitudes de este jardín.
Vázquez Consuegra también lamenta no haber podido acabar el jardín, donde ha quedado pendiente de acondicionar la zona de juegos infantiles. El presupuesto de la obra era de tres millones y no se movido. La aparición de restos arqueológicos no previstos obligó a reajustar las partidas y a renunciar a partes del jardín, como la zona de juegos. El arquitecto explica que el proyecto para las zonas inacabadas está hecho y espera que algún día se haga.
