Su hora según tiempo, en el invierno a las 9 en el verano a las 10. Consistía en 9 campanadas con la campana grande espaciadas de tres en tres; volteo de la campana del entierro intercalando nuevamente las 9 campanadas. Este toque era el cierre total de la parroquia. Cerraduras, grilletes verjas, no se volvía a abrir si no fuese una cosa excepcional como por ejemplo comunión privada a algún enfermo de gravedad, o por tener que tocar a fuego. Además este toque de ánimas servía para que los mozos de mulas o encargados de cuadras se fuesen a sus respectivos lugares para el cuidado de los animales a su cargo. Algunas veces dichos mozos rogaban al campanero, demorara un poco más el toque que consistía en unos 15 minutos más tarde ya que a estos les era imprescindible estar presentes en casa de sus señores al finalizar dicho toque.