Una asociación del Comtat reivindica que se mantenga el volteo manual
La tecnología y el éxodo rural han acabado prácticamente con esta tradición centenaria en los pueblos de la Comunitat
Exhibición de toques manuales en la parroquia de Beniarrés - Autor: CAMPANERS DEL COMTAT
Pocos oficios como el de campanero han perdido tanta relevancia durante las últimas décadas en nuestras tierras. La asociación Campaners del Comtat trabaja en el ámbito de las comarcas centrales valencianas para poner en valor el toque manual de unos elementos que son testimonio de otra época. Entre la actividad que llevan a cabo destacan las labores de asesoramiento en procesos de restauración, exhibiciones de toques tradicionales, así como visitas guiadas a diferentes campanarios del Comtat y alrededores.
El colectivo está integrado por diferentes vecinos de la zona que comparten un gran interés por estos elementos patrimoniales. El beniarresino Josep Jordá es el presidente de la asociación, además de arquitecto y de tener formación en gestión de patrimonio. Jordà recuerda que hasta la década de los años 60 y 70 del siglo pasado el oficio de campanero era habitual en todos los pueblos. Pero por aquel entonces llegó el éxodo rural, y los pequeños municipios se empezaron a vaciar de personas en favor de las ciudades.
El principio del fin del oficio llegó también con la tecnología a motor, que permitió automatizar el toque de campanas. Sin embargo, la practicidad y comodidad que se gana con la tecnología se pierde en sonoridad. De este modo lo considera el presidente de Campaners del Comtat, quien asegura que «los sistemas a motor no pueden imitar la acción humana». Todo ello porque los campaneros eran capaces de imprimir un ritmo y una intensidad muy particular, algo que se pierde con la estandarización de los motores. Actualmente, son muy pocos los pueblos que mantienen en el Comtat el oficio de campanero, entre los que se encuentra Beniarrés, Benasau y hasta hace poco Catamarruc.
A pesar de que mucha gente solamente las conciba como elementos eclesiásticos, cabe recordar que las campanas han tenido importantes usos civiles a lo largo de la historia. «Eran un sistema de comunicación, equivalente a la función que actualmente tienen los teléfonos móviles y las redes sociales», recuerda Josep Jordà.
Uno de los toques más habituales era el de muerte; con tres repiques para indicar el fallecimiento de un hombre y dos para el de una mujer. Dado los altos índices de mortalidad infantil había incluso uno para niños (tres repiques). Desde la asociación plantean revitalizar la práctica introduciendo nuevos toques, como por ejemplo uno que indique que se ha producido un nacimiento (algo cada vez menos habitual en los pueblos).
Otro toque muy frecuente hace décadas alertaba sobre la presencia de fuego en el interior del municipio. En esos casos las campanas se hacían sonar con mucha fuerza para atraer al vecindario al lugar donde se había declarado el fuego; de esa manera podía ayudar en su extinción. Esa función permitió salvar las campanas de Beniarrés durante la Guerra Civil, y es que era común que se fundieran con fines armamentísticos.
Entre los más de 30 campanarios del Comtat, destacan por antigüedad los bronces que encontramos en Benialfaquí, Alfafara y Balones, todos ellos del siglo XVII. Aunque el más antiguo de la comarca se encuentra en la iglesia del Salvador de Cocentaina, de estilo gótico y originario del siglo XV. Estos elementos son Bien de Interés Cultural desde 2018, cuando el Consell aprobó esta declaración para las campanas datadas entre 1250 y 1659.
A pesar de su longevidad, el sonido de las campanas no cambia excesivamente con el paso del tiempo. Si bien es cierto que su bronce se oxida, esto no afecta demasiado a la sonoridad. El problema se origina al producirse alguna fisura. Afortunadamente, hay empresas especializadas que se dedican a su restauración
SELLÉS, P.
Las Provincias (19-11-2021)
© Las Provincias (2021) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 04-12-2024 |