El segundo encuentro ‘La Cruz de los tres Reinos’ aborda la lengua, el patrimonio y la cultura de esta zona geográfica que comparte idiosincrasia pese a ser de tres comunidades autónomas diferentes.
Josep Montesinos, en el centro, durante la presentación del simposio. | L-EMV - Autor: L-EMV
«Nuestros problemas son muy parecidos y tienen que ver con la despoblación, el territorio o las infraestructuras, pero también tenemos una orografía y un paisaje común, un arte similar y una cultura muy parecida». Así explica Josep Montesinos, decano de la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de València, el encuentro que ha organizado para que personas del interior de València y Castelló, Teruel y Cuenca, pongan en común aquello que tienen, que es mucho desde tiempo inmemorial. Se trata del II Simposio ‘La Cruz de los tres reinos’, el nombre del lugar ubicado en Castielfabib y compartido por Veguillas (Teruel) y Salvacañete (Cuenca) donde los tres monarcas de los reinos de la Edad Media se reunían a debatir asuntos de estado sin salir de sus propios territorios.
El encuentro comenzó ayer en Ademuz y hoy continuará en el castillo de Moya, mientras que mañana sábado se celebrará en Libros, en la provincia de Teruel. Más de 70 personas se han inscrito para asistir y compartir diversas materias. Son jornadas abiertas donde se dio la oportunidad a los asistentes a compartir cualquier asunto que quisieran con el resto de sus vecinos, así que, como explica Montesinos, el simposio ha resultado ser «completamente multidisciplinar». Con el apoyo de la Universidad de Zaragoza y su campus de Teruel y la de Cuenca, la intención con estas ponencias es «borrar las fronteras, que solo existen en el papel», dice el decano. «Hay varias decenas de temas de los que estamos hablando, abrimos un periodo para presentar las propuestas y tuvimos que cerrarlo porque no había tiempo para todas», explica.
Así, solo ayer en Ademuz intervinieron 18 personas y otras tantas que participaron con su intervención por escrito. El primer bloque versó sobre la lengua y se trató el valenciano con base castellano-aragonesa o castellano-murciana, así como la influencia de la lengua churra o los prejuicios del idioma en La Serranía.
En esta línea intervino la periodista Miriam Civera, sobre la peculiaridad del habla y cómo le ha influenciado la principal actividad económica de la zona: la agricultura secana. «Esa actividad ha impregnado la vida cultural de esos pueblos, como en el léxico, que se ve en los piropos cuando se hacía referencia a lo trabajadora que eran las personas, o en los refranes meteorológicos, por lo importante que era el tiempo en el calendario agrícola», explica Civera. Pero no solo eso, además de en el habla, la agricultura de secano también ha influenciado la vestimenta, con las tradicionales basquiñas en La Serranía. Como explica Civera, inevitablemente la agricultura afecta a la gastronomía y se aprecia porque «el aceite, la almendra, los higos, la miel y la manzana son la base fundamental de la repostería».
Sin embargo, se habló también de patrimonio en todas sus vertientes, hasta el campanero, como la intervención que realizó Joan Alepuz, quien conoce las 46 campanas del Rincón de Ademuz y, de ellas, 15 tienen un elevado valor histórico y patrimonial. «Tres de ellas, fundidas entre los siglos XV y XVI, han sido reconocidas como Bien de Interés Cultural de la Generalitat Valenciana», explica Alepuz a este diario.
Un debate que nutre y que sirve para intercambiar opiniones y visiones pero que sobre todo obliga a compartir: «El fin de todo esto es que exista un contacto entre los residentes de las tres provincias, que lo hay de forma natural, así como dinamizar estos territorios, darles visibilidad y demostrar que además de vivos, tienen futuro», explica Montesinos.
SORIA, AMPARO
Levante - El Mercantil Valenciano (14-07-2022)
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